El restaurante, reservado solo para la élite de la Academia Imperial, era el último lugar que esperaría encontrar a un niño de menos de diez años. Pero, por supuesto, Johnathan no era un niño ordinario. Al entrar, sus ojos verde esmeralda estudiaban el lugar, y un aire de gravedad parecía acompañarlo. Las murmuraciones llenaron el aire, con algunos reconociendo al niño maestro que había revolucionado la Clase B.
Una vez sentados, Sindi Wolf esperaba hablar de todo, excepto lo que Johnathan tenía en mente. Con una mirada picarona, miró el menú y ordenó dos porciones de cada plato, desde filete de jabalí mágico hasta gelatina de miel de abeja real. Mientras el mesero se alejaba, miró a Sindi con una sonrisa traviesa y dijo, "No te preocupes, Profe, no soy glotón. Es solo que la comida gratis sabe mejor, y dicen que el conocimiento se digiere mejor con un estómago lleno". Sindi suspiró, pero no pudo evitar reír.
Después de la primera ronda de bromas y risas, Johnathan cambió de marcha y comenzó a hablar de asuntos serios. Tomando una copa de agua de manantial encantada, comentó sobre las notas iniciales de los estudiantes de Sindi. "Veo que tus estudiantes tienen promedio de 80 a 89. Bueno, no es un fracaso, pero tampoco llega al mínimo de 90 a 98 de la Clase A. Es como tener una armadura de hierro en una batalla de dragones; te protegerá de las moscas, pero no de las llamas del dragón".
Le explicó a Sindi la importancia de la densidad del Qi y la transformación del Qi, usando bromas y analogías para mantener la charla ligera y comprensible. "Imagina el Qi como una barra de chocolate. Puedes tener una barra grande, pero si está hueca por dentro, no te dará mucha energía. Pero si está densa y llena de chocolate, cada mordida te dará un impulso de energía".
Le entregó a Sindi tres libros, cada uno detallando la transformación del Qi en niveles básico, medio y avanzado. Con una sonrisa traviesa, Johnathan le recordó que estos libros estaban destinados al director en un mes, "Es como una exclusiva pre-venta de un juego Magico, lo tienes antes que nadie más".
Por último, le entregó un libro que llevaba por título "La teoría de la energía", que ilustraba cómo fusionar el Qi y el Mana. "Es como mezclar el helado de vainilla y chocolate, separados son buenos, pero juntos, son una delicia".
Prometió que explicaría esta teoría después de la cena, dejando a Sindi, y a la audiencia, en un estado de anticipación. "Pero primero, disfrutemos de la cena, porque si algo he aprendido, es que la teoría sin práctica es como un pastel sin relleno, incompleta".