El aire vibraba con expectación. Todos en el auditorio miraban con los ojos bien abiertos, sus respiraciones contenidas, esperando el primer movimiento. Johnathan, el profesor de cinco años de la Clase B, se encontraba frente a Frederick, el experimentado mago semi-dios de cuatro estrellas. Parecía una batalla desigual, pero aquellos que conocían a Johnathan sabían que nada estaba decidido todavía.
La sonrisa de Johnathan, llena de confianza y diversión, contrastaba con la expresión seria y ligeramente temblorosa de Frederick. Johnathan miró a Frederick, sus ojos azul claro brillaban con diversión. "¿Estás seguro de que quieres hacer esto, Frederick? ¿Realmente quieres ser humillado por un niño de cinco años?", dijo, su tono lleno de burla y diversión.
Frederick gruñó, "¡Basta de tonterías, niño! ¡Voy a enseñarte tu lugar!"
"¡Oh, qué miedo!", exclamó Johnathan, riendo. Levantó una mano y un círculo mágico brillante apareció frente a él, irradiando un aura dorada. "Vamos, Frederick, muéstrame lo que puedes hacer".
Frederick frunció el ceño, sus ojos azules oscuros relucían con ira. Extendió su mano y un torrente de energía mágica oscura salió disparado hacia Johnathan. Pero antes de que pudiera llegar, Johnathan agitó su mano, dispersando el ataque con una facilidad asombrosa. "¡Eso es todo, Frederick! ¿Esa es tu gran magia? ¡Me he enfrentado a soplidos de viento más fuertes que eso!", dijo, riendo.
El rostro de Frederick se puso rojo de ira y de vergüenza. "¡Cállate, niño insolente! ¡No he terminado contigo todavía!", exclamó, lanzando otro ataque. Pero Johnathan volvió a deshacerse de él con un simple movimiento de mano, su risa resonaba en todo el auditorio, llenándolo con su diversión.
Los otros profesores observaban con incredulidad. Incluso los que habían subestimado a Johnathan, estaban boquiabiertos. No podían creer lo que estaban viendo. Un niño de cinco años estaba humillando a uno de los magos más fuertes de la academia.
El rostro de Sindi Wolf estaba lleno de sorpresa y admiración. Miró a Johnathan con nuevos ojos. Su pequeño profesor no sólo era inteligente, sino también increíblemente poderoso.
Frederick, por otro lado, estaba al borde de la desesperación. Cada uno de sus ataques era fácilmente desviado por Johnathan. El pequeño niño estaba jugando con él, humillándolo delante de todos. Y lo peor de todo es que no había nada que pudiera hacer al respecto.
Mientras Frederick se debatía en su humillación, Johnathan seguía bromeando. "Frederick, no puedes derrotarme con ataques tan débiles. ¿Por qué no intentas algo más... interesante?". Miró a Frederick, su sonrisa llena de sarcasmo. "Vamos, Frederick. ¿No quieres darle a la audiencia un buen espectáculo?".
Frederick se quedó en silencio, mirando fijamente a Johnathan. Su rostro estaba pálido y sus manos temblaban. Johnathan se burló de él, "¿Estás bien, Frederick? Pareces un poco pálido. ¿No me dirás que ya estás agotado?".
El rostro de Frederick se enrojeció de nuevo, pero esta vez no era de ira, sino de vergüenza. Miró a Johnathan, sus ojos llenos de derrota. "No... no he terminado contigo aún...", murmuró.
Johnathan rió. "Eso es lo que me gusta oír, Frederick. No te rindas tan fácilmente". Y con esa nota sarcástica, el primer acto del duelo llegó a su fin, dejando a todos en el auditorio en completo asombro y anticipación por lo que vendría a continuación.