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Chapter 31 - Capítulo 31: El gran debate

El amanecer pintaba los pasillos de la majestuosa Academia Imperial con tonos cálidos y dorados. La serenidad del alba fue interrumpida por un coro de voces exaltadas que emanaban del auditorio principal. Frederick, el viejo profesor de la Clase F, estaba al frente, su rostro surcado de arrugas parecía más duro y severo que de costumbre. Sus labios se curvaban en un rictus de desdén mientras pronunciaba palabras llenas de veneno.

"No me malinterpreten. Reconozco el impresionante nivel de oro de cinco estrellas que posee el niño", comenzó, su voz rasposa y severa. "Pero, es simplemente eso, un niño. ¿Cómo puede un niño enseñar a otros niños?" Los murmullos y las miradas inquisitivas atravesaron la sala mientras los profesores de la clase A, B, D, E y el subdirector se miraban entre sí, desconcertados y sorprendidos por la audacia de Frederick.

La señorita Samantha, la estricta pero justa profesora de la Clase A, alzó una ceja. Sus ojos color avellana se estrecharon, brillando con una chispa de curiosidad. "¿Estás cuestionando el juicio del director, Frederick?" Su voz sonaba calmada, pero su mirada lanzaba cuchillos.

Frederick frunció el ceño, claramente incómodo ante la pregunta directa de Samantha. Su boca se torció en un gesto de desdén. "No es cuestionar el juicio del director. Es más bien un problema de... experiencia. Después de todo, ¿cómo puede un niño de cinco años entender las complejidades de ser profesor?"

La sala estalló en un frenesí de voces, todos luchando por hacerse oír. Algunos estaban de acuerdo con Frederick, señalando la juventud y la supuesta falta de experiencia de Johnathan. Otros, sin embargo, se mantuvieron firmes en su apoyo a Johnathan, destacando su notable habilidad y su progreso sin precedentes.

En medio de la conmoción, la puerta del auditorio principal se abrió de golpe. Los presentes cayeron en un silencio absoluto al ver la figura que se destacaba en el umbral. Con una taza de café en la mano y una expresión de cansancio en el rostro, el director de la Academia Imperial entró en la sala. Con un suspiro cansado, echó un vistazo al reloj de la pared y luego a Frederick.

"Es muy temprano para tu fanfarronería, Frederick. Pero ya que has conseguido despertarme con tus absurdas alegaciones, sugiero que las pruebes. Al menos, podríamos darle algo de sentido a esta reunión inútil".

Frederick se quedó mudo, sus mejillas enrojeciendo con la ira y la vergüenza. Sin embargo, antes de que pudiera responder, una voz infantil surgió de la multitud.

"Buenos días, director. Y profesor Frederick, desde que soy profesor aquí, creo que es mi derecho y mi responsabilidad defender mi posición. Así que, ¿por qué no dejamos de hablar y hacemos algo al respecto?"

Todos los ojos se volvieron hacia la pequeña figura que se abría paso entre la multitud, con una sonrisa juguetona en sus labios y una determinación inquebrantable en sus ojos. Era Johnathan, y parecía más que listo para enfrentarse al desafío.