Alexa.
Son las cuatro de la mañana y ya estoy completamente despierta, no he podido dormir muy bien y la pesadilla tampoco me ayuda mucho. Así que me levanto, me cambio de ropa y salgo a deambular por el pueblo y sus alrededores.
Después de caminar por un rato y sin darme cuenta, termino llegando a la casa que había sido de los padres de Damián. Pero está vez, puedo tomarme más tiempo para poder mirarla y aún se puede ver los restos de que fue una propiedad muy bonita en su tiempo y que aún tiene ese potencial de seguir siéndolo, ya que la investigación que Andy me hizo de la casa, contaba que después de que el banco les quitara la casa a Damián y a Lisa. La pobre casa cayó en un abandono total por años, ya que nunca tuvo otro dueño, bueno... hasta ahora, porque ahora yo soy la nueva propietaria de la casa, por lo menos hasta darle vida nuevamente y después regresarla a sus verdaderos dueños.
Como aún no tengo las llaves, no puedo ingresar pero sí recorrer toda la propiedad por fuera. En cuanto vuelva a lo que es mi vida normal, tengo que contratar a la diseñadora que le devolverá la belleza a la casa, pero manteniendo su esencia. Esa esencia que por años mantuvo la madre de Damián y que gracias a Gabriela sabría cuál era, ya que la diseñadora trabajaría de la mano con ella.
Al ver que ya está aclarando el cielo, me devuelvo al hotel para no preocupar a la señora Gabriela por mi ausencia. Miro mi reloj de mano que había comprado y cuando veo que son casi las siete y media de la mañana, apresuro el paso y para mi mala suerte, comienza a llover, por lo que me coloco la capucha de la chaqueta deportiva para resguardarme un poco de la lluvia.
Cuando llegó al portón de la entrada, entró corriendo hasta llegar al restaurante.
- Niña!!!, por dios... en dónde estabas?. - Me dice la señora Gabriela al acercarse a mí con sus manos puestas en la cintura.
- Gaby... es que salí a dar un pequeño paseo porque no podía dormir y se me hizo tarde... de verdad no quise preocuparte, esperaba regresar antes de que te despertarás. - Le digo mientras me sacudo un poco el agua de la ropa para luego bajarme la capucha de la chaqueta, destapando así mi cabeza.
- Lo importante es que ya estás aquí sana y salva, pero a mí no es a quien le tienes que dar explicaciones... los dejo... - Me dice Gabriela mientras me mira y me hace una señal de que debo mirar hacia atrás. Me giro para saber de qué se trata y me quedo completamente en shock cuando veo a Damián parado como una estatua, con los brazos cruzados. Me quedo sin habla porque no sé qué decirle, se ve molesto y hasta me parece verlo un poco ojeroso.
- Con permiso... - Dice la señora Gabriela antes de salir como un rayo del lugar.
- Yo... mmmm lo siento... - Trato de decir pero el toque de su mano en mi rostro al levantarlo para que mis ojos se encuentren con los suyos, nubla todos mis pensamientos.
- Estás bien... - Susurra después de mirarme por unos segundos.
En el momento siguiente, Damián me acerca a él con fuerza e inmediatamente pone sus labios en los míos con evidente ansiedad. El beso es de inmediato apasionado introduciendo su lengua en mi boca cuando encuentra una abertura entre mis labios y yo hago lo mismo. Parecemos como si lleváramos meses sin vernos, sus manos recorren toda mi espalda y cintura con gran necesidad y mis manos hacen lo mismo con su cuello y su cabello.
- Par de tórtolos... quieren desayunar?. - Nos pregunta el señor Martín bastante divertido mientras va hacia la cocina.
En cuanto escuchamos su voz nos separamos, bueno... más bien yo me alejo de la pena y mientras lo hago, a ambos nos falta el aliento y tenemos la respiración un poco entrecortada. Me sonrojo al ver la cara pícara del señor Martín y luego me pongo peor cuando me encuentro con la mirada de Damián.
- La verdad Martin... es que te tomo la palabra porque me muero de hambre. - Le responde Damián al esposo de la señora Gabriela sin dejar de mirarme. Cuando voy a girarme para irme, él coge una de mis manos y vuelve a jalarme hacia su lado derecho, muy cerca de él nuevamente, entrelazando nuestras manos, como si fuéramos una pareja de verdad.
- Ni se te ocurra volver a alejarte de mí vista y de mi... está claro?. - Me dice al acercarse a mi oído, hablando casi en susurros.
Definitivamente está bastante molesto, así que prefiero guardar silencio y asentir ante su demanda. Damián me lleva hasta una de las mesas para que desayunemos juntos y para no perderme de vista.
El desayuno hasta me parece divertido porque nunca había visto a Damián comer tanto y con tanto apetito. Seguramente había estado muy ocupado con lo que había sucedido en la estación, tal vez investigando y ayudando, la verdad no sé.
Los señores Olson se sentaron con nosotros a conversar mientras que las demás chicas del restaurante atienden a los clientes, aunque de vez en cuando, ellos se levantan de la mesa cuando surge algo.
A veces no puedo evitar observar a Damián porque me parece verlo ahora con mejor semblante, un poco más relajado y de mejor ánimo. Parece que la comida de los Olson lo coloca de muy buen humor y yo estoy muy feliz de tenerlo nuevamente cerca de mí. Me había hecho mucha falta estos pocos días y el vacío que sentía, se iba desapareciendo poco a poco con su presencia y ya no sentía que me faltara algo.
Me estiro un poco mientras sigo sentada y logro observar a una pareja ubicada en otra mesa, se ven bastante enamorados, que disfrutan de la compañía del otro. Luego siento como si me hubieran dado una cachetada cuando mi mente me recuerda lo sucedido anoche cuando llamé a Damián. De inmediato me levanto de la mesa y rápidamente Damián vuelve a cogerme la mano.
- Me voy a duchar y a cambiarme de ropa. - Le digo para que se tranquilice y me suelte, él solo asiente liberándome de su agarre pero mientras camino hacia las habitaciones del segundo piso, puedo sentir su mirada en mi espalda.
Después de darme un baño y colocarme ropa limpia, salgo de mi habitación y veo que al lado de la puerta está Damián, evidentemente esperándome.
- Tenemos que hablar. - Me dice de forma tajante.
- En dónde?. - Es mi única respuesta.
Damián me guía hasta el primer piso para luego dirigirnos hacia el campo, alejándonos un poco de la propiedad. Al llegar a una planicie cerca de un acantilado a unos pocos pasos pero con una vista maravillosa, él se aleja un poco de mí observando el paisaje, yo solo lo observo.
- Porqué te fuiste a hablar con Bale sola?. - Gira para mirarme y para esperar mi explicación, totalmente enojado.
- Bale dijo que quería hablar conmigo y acepté, evidentemente yo también quiero respuestas. Quiero saber porque estoy viviendo esta pesadilla, porque no puedo tener una vida normal, creo que tengo todo el derecho a saberlo o no?.
- Por supuesto que tienes el derecho, pero el punto es que te expusiste, pudiste haber muerto ahí. Si me lo hubieras dicho, habría pensado en algo pero no lo hiciste y yo...
Damián se coge el puente de la nariz y comienza hacerse pequeños masajes con los dedos para evitar alzar más la voz.
- Mira Damián, lo siento si te sentiste excluido, yo sé que te sientes responsable de mí y que te preocupas, porque es tú trabajo y por agradecimiento. Pero sobre este asunto... yo voy a decidir lo que crea que es correcto y si fallo, pues habrá sido mi decisión y de nadie más, asumiendo las consecuencias que vengan.
- Por qué no me avisaste y me dijiste que estabas bien apenas llegaste aquí?... creo que por todo lo que hemos pasado juntos, no me merecía estar...
- Bueno... pues quería estar sola, necesitaba procesar todo lo que había ocurrido, necesitaba paz. Además... no te avisé ahí mismo pero yo...
- Sabes el infierno por el que he pasado todos estos días pensando que estabas herida, tirada en alguna parte, que estabas siendo lastimada o que podrías estar muerta?... - La última parte la dice con la voz más baja, como si le doliera pero a la vez me mira como si quisiera asesinarme.
- Damián, la verdad es que yo no entiendo porque estás tan enojado?, estoy bien, ya me viste, ya te pedí una disculpa por interferir con tu trabajo y he dejado que me regañes, pero creo que ya es suficiente y no me gusta el tono en que me estás hablando y que me mires así. Soy una mujer independiente y ya no lo voy a discutir más contigo.
A continuación emprendo mi camino de vuelta hacia el hotel, pero luego me detengo.
- Y te aviso que aún no pienso irme de aquí, así puedes irte cuando quieras. - Le comento sin mirarlo y bastante molesta, continuando con mi camino nuevamente.
La verdad, es que yo soy una mujer muy tranquila, pero desde que me enamoré de Damián, tengo mis sentimientos a flor de piel, confundida y como una tonta por él. Pero lo que más me vuelve loca, son los celos que me produce pensar que estaba con ella.
El resto del día me dedico a ayudarles a los señores Olson en el restaurante y la verdad es que no se me da tan mal ser mesera. Los señores Olson habían aceptado al fin que les ayudara porque prácticamente me les tuve que arrodillar. De vez en cuando observo a Damián, quien había salido por un rato y luego había vuelto con algunos paquetes de los cuales no sé su contenido y el resto del día, se la pasa hablando por celular y usando una laptop.
Llega la noche y yo solo espero a que él me rompa más el corazón al decirme que se va para la ciudad, tal vez a estar con ella. Pero él se ve bastante relajado, hablando y jugando billar con el señor Martín.
- Estoy bastante cansada. - Me comenta la señora Gabriela al sentarse a mi lado y quitándose los zapatos.
- Y cómo van las cosas?. - Me pregunta ella al hacerse un masaje en los pies.
- mmmm, está furioso conmigo... - Le respondo mirando mi taza de café.
- Ya se le pasará... pero sabes si él piensa quedarse?.
- mmmm, no sé. – Le respondo sin dejar de mirar mi reflejo en el café.
- Damián hijo, te arreglo una habitación para que duermas?. - Le pregunta en voz alta sin moverse de su silla la señora Gabriela.
- No, no tienes que arreglarme habitación. - Le responde Damián.
De inmediato me siento triste con su respuesta porque me está afirmando que se va a ir en cualquier momento. Quizás está esperando a que venga algún agente para quedarse en su lugar. Tal vez es mejor así, poner un poco de distancia para medio curar mi corazón y que mi cordura vuelva a su lugar para que cuando lo vea feliz con ella, no me duela tanto.
- Yo también estoy cansada Gaby, me voy a la cama, buenas noches. - Le digo al levantarme de la silla.
- Buenas noches hija, descansa... - Me responde y me regala una sonrisa. Me voy a mi habitación, entro al baño para cepillarme los dientes, salgo y me tiro a la cama, prendo la tele y empiezo a buscar algo que me interese cuando encuentro el programa favorito de Lisa, el increíble doctor Pol, porque ella dice que quiere ser veterinaria para también salvar a los animalitos como él lo hace.
Observo el programa que está bastante interesante pero el cansancio comienza pasarme factura y sin darme cuenta me quedo completamente dormida.