Nunca en mi vida había visto a alguien morir, mucho menos ver a alguien en el suelo con tanta sangre a su alrededor.
Mi cabeza me da vueltas, las imágenes van y vienen constantemente, repitiendo una y otra vez, el momento en que el señor Bale se había hecho asesinar.
Escucho voces a lo lejos, gente corriendo por todas partes mientras yo sigo confundida. Me duele la cabeza y los oídos aún me pitan, pero de repente, todo se vuelve peor porque se empiezan a escuchar disparos y luego la explosión de otro artefacto, que al parecer estaba ubicado muy cerca de mi posición porque más escombros caen por doquier, haciendo que la edificación en la que me encuentro tiemble otra vez y una nueva nube de polvo, ingresa por el agujero que las personas de negro habían hecho para entrar y salir.
Me alejo del cuerpo del señor Bale gateando hasta llegar a una esquina, sentándome contra la pared para intentar protegerme de los escombros que caen del techo y de la nube de polvo que me ahoga y me provoca ardor en los ojos.
Mientras estoy en la esquina, no puedo dejar de mirar el cadáver del señor Bale y como si me hubieran dado un puño en el estómago, recuerdo la conversación que había tenido con él hacia solo unos minutos atrás. En mi mente comienza a taladrarme las palabras: "Aléjese de ellos"...
De repente, en vez de ver al señor Bale muerto en el suelo rodeado por un gran charco de sangre, comienzo a ver en el lugar del señor Bale a Damián. Lágrimas comienzan a salir y mis manos empiezan a temblar, un gran miedo se apodera de mí, haciendo que empiece a sofocarme y ahí es cuando me doy cuenta de que no sería capaz de vivir si a Damián le sucede algo y más, si es por mi culpa.
De pronto me invaden unas ganas terribles de salir de aquí, necesito aire y estar sola sin escuchar tanto caos. Así que comienzo a gatear hacia el agujero de la pared para saber si puedo salir por ahí antes de que todo termine por derrumbarse, ya que las salidas de la sala están completamente destruidas y taponadas.
A medida que trato de avanzar por los escombros, logro escuchar la voz de Damián por encima del caos que hay afuera. Su voz transmite ansiedad o eso me parece.
Sigo arrastrándome y lastimándome un poco las manos mientras voy tratando de apartar los escombros que puedo para poder avanzar. No sé cuánto tiempo pasó, pero las cosas afuera comienzan a calmarse un poco, porque los disparos han cesado. Cuando al fin puedo salir, al parecer por la parte trasera, veo a lo lejos a Damián junto con Andy dirigirse a la sala de interrogación. Instintivamente doy un paso hacia él pero luego me arrepiento, escondiéndome finalmente para que él ni nadie me vean. Mientras estoy agachada, vuelvo a ver la imagen de Damián muerto en medio del charco de sangre, por lo que no tengo el valor de acercarme a él.
Necesito irme de aquí lo más pronto posible, afortunadamente mientras busco por donde salir, me topo con los vestidores de los agentes, así que entro y me encuentro con un desastre pero igual busco entre las cosas que hay, una muda de ropa para cambiarme. Me quito la ropa y me pongo una sudadera, unos tenis, una camiseta y un buso con chompa. Meto mi ropa en una bolsa y salgo de la estación casi desapercibida por el caos que hay.
Camino y camino por muchas calles hasta que llego a un parque, tomo asiento en una banca y luego me siento completamente pérdida, no sé qué hacer, estoy totalmente confundida y aún en shock.
Después de pensar mucho, solo se me ocurre ir a un lugar, así que me apresuro a coger un taxi. Menos mal que siempre cargo con muy buena cantidad de dinero en efectivo. Las tarjetas han quedado en el auto y el celular lo he perdido en la sala de interrogación. La verdad no me importa, ya que no quiero que me rastreen por ninguno de ellos.
Después de una hora de viaje, llego por fin a mi destino, pago y me bajo del taxi con la bolsa en dónde está mi ropa. Espero a que se vaya el taxi y luego me dirijo hacia la entrada del restaurante, al entrar, inmediatamente alguien se me acerca.
- Buenas tardes, bienvenido. - Inmediatamente tiro la capucha del buso hacia atrás, dejando mi cabeza y rostro al descubierto.
- Hola señora Gabriela...
- Alexa?, niña!!!, qué sorpresa!!!, pero qué te pasó?!!! y Damián?... - Me pregunta la señora Gabriela bastante sorprendida, contenta y a la vez preocupada.
- Podemos hablar en un lugar más privado?. - Le pregunto en un susurro.
- Claro hija, ven por acá...
Subimos al segundo piso y la señora Gabriela me lleva al mismo cuarto que usé en la visita anterior, cuando quise colocarme el traje de baño. Me quedo en la puerta observando la habitación de nuevo, la señora Gabriela entra al baño de la habitación y luego de un par de minutos, sale con un botiquín de primeros auxilios en su mano.
- Ven hija, siéntate en la cama.
Me siento en la cama y luego mi mirada se queda estática en el espejo del tocador porque tengo sangre seca al lado izquierdo de mi cara que proviene de un corte en la frente, entonces entiendo porque la señora Gabriela ha sacado un botiquín y porque hace unos momentos me preguntó que sí estaba bien.
- Alexa... dime qué te pasó y por qué no viniste con Damián?.
- Es una larga historia...
- Bueno... creo que Martín y las chicas se pueden hacer cargo, así que tengo tiempo.
Mientras la señora Gabriela me cura, le cuento absolutamente todo dando pie a tener varias horas de conversación, en donde ella me escucho muy atentamente después de terminar con mis heridas.
Al terminar el relato, le pido que guarde en secreto todo lo que le he acabado de contar y que ni siquiera su esposo se puede enterar de toda la verdad. Ella inmediatamente está de acuerdo conmigo, ya que es un poco peligroso y el señor Martín es demasiado indiscreto y bobo, y cuando ella dice está última parte, no pude evitar sonreír.
- Bueno hija, te dejo para que te des un baño y te quites toda esa suciedad que traes encima, te subiré algo de ropa limpia y cuando estés lista, baja para que cenes algo bien rico que te voy a preparar.
Cuando ella se levanta para salir, la detengo cogiéndola de la mano.
- Señora Gabriela, gracias por ayudarme y por recibirme en su casa, aun siendo una desconocida para ustedes. - Ella me coge de las manos y me sonríe.
- No tienes nada que agradecer y tú no eres ninguna desconocida, ahora eres parte de mí familia... y dime Gaby por favor, ahora ve y báñate para que cenes.
Al escuchar sus palabras, no puedo evitar darle un abrazo. Ella luego sale de la habitación con lágrimas en los ojos al igual que yo. Entro al baño y me miro con más atención, estoy hecha un desastre, tengo polvo por todas parte, el maquillaje corrido, el cabello enredado y con sangre en la cara. Inmediatamente me doy un pequeño baño de burbujas para tratar de relajarme un poco, pero aún tengo mucho en que pensar y mucho que aclarar en mi cabeza.
El cuerpo me arde en varias partes porque estoy llena de raspones y pequeños cortes que me han hecho los escombros y cristales que había en el piso cuando estuve gateando para poder escapar.
Al salir del baño, veo un cambio de ropa encima de la cama que me dejó la señora Gabriela mientras me estaba bañando. Me cambio y bajo al restaurante, miro el reloj que está en una de las paredes y me doy cuenta que es un poco tarde, porque van a ser casi las ocho de la noche.
El señor Martín me saluda y me pregunta cuando me habían quitado el bastón, por lo que le respondí que me lo habían quitado cuando por accidente me había quedado encerrada en un ascensor. Fue lo único que dije y la señora Gabriela le dice que nadie podía saber que me encontraba ahí con ellos, ni siquiera Damián porque habíamos tenido una discusión de pareja y ya una vez que yo haya pensado las cosas, me comunicaría con él.
La verdad... es que no está tan lejos de la realidad. Aunque al final, la señora Gabriela me dice que Damián hace mucho tiempo que no había venido ni llamado desde la muerte de sus padres, a excepción de cuando había venido conmigo, por lo que estaba prácticamente segura de que él no vendría.
La señora Gabriela me prepara unos ricos canelones rellenos con camarones y mucho queso. Me los como con muchas ganas porque están deliciosos y también porque me estaba muriendo de hambre, no había comido nada desde el desayuno porque no había alcanzado a tocar mi almuerzo en la estación de policía. De hecho, sólo había bebido mi té frío.
Como ya es un poco tarde y estamos en semana, el restaurante se desocupa temprano por lo que el señor Martín se va a dormir después de limpiar y la señora Gabriela se queda conmigo para conversar mientras termina de cenar.
- Sabes que es lo que más me entristece de todo lo que me has contado... - Me comenta la señora Gabriela y yo sólo la miro intrigada mientras me llevo a la boca un pedazo del pie de queso con mermelada de fresas que me han dado como postre.
- Que Damián y tú no sean una pareja de verdad, me parece que se ven muy bien juntos y se veían como si realmente estuvieran muy enamorados, hubiera jurado que vi amor verdadero entre ustedes. Además, estoy completamente segura de que eres la mujer perfecta para Damián y a pesar de todo, me encanta saber que están casados, pero es una lástima que sea por las razones equivocadas.
- Gaby, no estás tan equivocada... por lo menos conmigo... yo estoy completamente enamorada de Damián. - Digo antes de comerme otro pedazo de pie.
- Lo sabía!!!!, aún no he perdido mi toque para ver estás cosas. - Le sonrío al verle la expresión y la emoción.
- Gaby... le puedo hacer una pregunta?...
- Claro que sí hija. - Me mira interesada.
- mmm... me podrías decir quién fue Tatiana Dawson en la vida de Damián y qué tanto significó ella para él?.
Al terminar de preguntar, observo la cara de sorpresa que pone la señora Gabriela al escucharme preguntar por ella.
- mmm, no crees qué es mejor que le preguntes a Damián?. - Me responde mientras se quita el delantal.
- Es su vida privada, así que no me atrevo... pero ahora usted conoce mis sentimientos por él, así que usted comprende ahora mi necesidad y la curiosidad que me embargan ahora. Quiero saber quién es ella, por favor... – Le digo de manera suplicante.
- Te voy a decir algo hija... por la razón que sea, tú eres legalmente su esposa, por lo que me atrevo a decirte que tienes todo el derecho de preguntarle. – Me responde de una manera muy esquiva.
Por unos segundos nos miramos en silencio, hasta que ella finalmente suelta un suspiro en señal de rendición.
- Está bien... te voy a contar sobre ella... - Me dice al servirse una copa de vino para acompañarme.
- Esto no es algo para hablarlo a palo seco. - Me dice para luego beber un trago de vino.
- Bueno... para que puedas entender algunas cosas, me voy a ir a la niñez de Damián... Damián desde muy pequeño ha sido bastante guapo, por lo que siempre ha sido como un imán para las mujeres, pero Damián siempre ha sido muy serio y muy enfocado en todo. Solamente cuando estuvo en la secundaria tuvo novia, pero fue muy corto ya que no fueron compatibles. Ya estando más grande, para ser más exactos, en la universidad, conoció a un teniente de las fuerzas especiales en una de las clases de kick boxing y le vio tanto potencial que al final lo convenció de formar parte de las fuerzas especiales.
Allá conoció a Tatiana, tuvieron una conexión instantánea, trabajaban muy bien juntos y después de algún tiempo, comenzaron a salir y luego se hicieron novios, más o menos por tres años. Unos meses antes de que murieran los padres de Damián en aquel accidente, él había decidido proponerle matrimonio a Tatiana, compró el anillo y arreglo algo especial en su aniversario para proponérselo y cuando lo iba a hacer... ella le salió con que se iría a vivir a Alemania para avanzar más en su carrera militar. Ella le dijo que todo estaba listo para que se fueran los dos, ella había tomado la decisión por él sin consultárselo, queriendo que él dejara todo, su carrera, su familia, sus amigos...
Ese día discutieron y terminaron su relación, ella se marchó y él trató de seguir con su vida, pero a veces se veía tan deprimido y triste, que la madre de Damián que ya sabes que era mi mejor amiga, me decía que estaba preocupada por él y por último, sucedió lo del accidente y Damián se ha encargado de Lisa desde entonces, olvidándose de él mismo y nunca más le conocí otra pareja.
- Ya veo...
Es lo único que pude decir y en un susurro apenas audible, mi mente solo se puede concentrar en que él se había querido casar con ella... ella es el amor de su vida...
- Pero te digo algo hija... - Me dice la señora Gabriela al darse cuenta de mi estado de ánimo y sacándome de mis pensamientos, yo sólo la observo sin decir nada.
- No sé exactamente que siente él por ti, pero cuando ustedes vinieron, pude notar algo en Damián que nunca le había visto, ni siquiera cuando estaba con Tatiana. Podría decirte casi cien por ciento, de que Damián está enamorado de ti. Piénsalo... te dejo porque estoy bastante cansada, deberías hacer lo mismo, has tenido muchas emociones hoy. Buenas noches hija... – Me dice al ponerse de pie.
- Buenas noches... - Es todo lo que puedo decir.
Me quedo como una estatua en la mesa y ya no puedo evitar ponerme a llorar en silencio. Es evidente que ella es el amor de su vida y contra eso no puedo luchar...