CULPA
Leves rayos de luz atravesaron las grietas de las ventanas y dieron por toda la habitación llegando hasta mí.
Invadieron todo mi rostro y lograron despertarme, pero aún con los ojos cerrados busque con mis manos a mi madre a mis lados, al darme cuenta que no estaba los abrí y me levanté de golpe, observé en todas partes, pero no estaba. Se había ido.
Después de un momento me levanté de mi cama, salí de la habitación y decidí ir a la cocina mientras iba por el pasillo se me dio por revisar la habitación de mi hermano, desgraciadamente no se encontraba.
Me pareció muy extraño y corrí a la cocina.
Nadie.
No había nadie, revisé cada rincón de la casa y estaba vacía.
Me puse muy nerviosa, lo del día anterior aún estaba vivamente en mi memoria, pero trataba de no pensar en ello, entonces solo decidí ir de vuelta a la cocina; afortunadamente encontré comida tapada en el mesón, pero con una nota a los lados.
"Buen día, mi niña. Por favor descansa, cuídate mucho y obedece en todo a tu hermano".
Di la vuelta a la nota y otras palabras estaban escritas.
"El almuerzo se encuentra en el refrigerador, mis niños solo lo calientan cuando vallan a comer, por favor.
Att: Mamá".
Sonreí con amargura.
Devoré rápidamente el desayuno que aún se mantenía levemente caliente. Y de inmediato fui a mi habitación para prepararme y salir.
Debía buscar algo que ponerme.
Primero encontré un bonito pantalón azul que mamá me había comprado hace tiempo, luego una blusa de color morado opaco con capucha y mangas largas sin estampado. Junto con una chaqueta grisosa. Y por último los zapatos, eran los que normalmente usaba, unos negros puros.
—Lista. —
Estaba por salir corriendo apresurada.
—¡Mis dientes! — me golpee la frente por lo despistada que podía ser en ciertos momentos.
Corrí al baño y me los cepillé rápidamente, sin olvidar esta vez mi cabello. Lo recogí en una cola de caballo, claro, que no quedó como deseaba; pero no le di importancia, estaba de apuro.
Caminé apresuradamente hacia la puerta.
No quería quedarme sola en casa, pero tampoco podía ir muy lejos, además quería hablar con Tyler y no podía esperar hasta que llegará a casa al final del día.
—Pero Tyler… recordé su mirada fría que había estado recibiendo hace poco cada vez que nuestras miradas se cruzaban. Quiero saber qué es lo que ha estado pensando. Lo extraño. —
No sabía si estaba bien salir de casa y mucho menos si lo era salir sola, aun así, ya estaba decidida.
Al llegar a la puerta alcé mi cabeza para tomar la perilla y para mi sorpresa otra nota estaba pegada en la puerta.
"Quédate en casa. No vengas a la cuidad, es peligroso".
Podía adivinar fácilmente quien había dejado la última nota, no hice caso, quedarme en casa no estaba en discusión para mí.
Me acomodé los zapatos y cuando estuve al otro lado de la puerta, respiré hondo, el cálido aire de la mañana en las montañas me encantaba. Mi mente se relajó tanto que olvide a donde iba.
Golpeé mis mejillas para recobrar los sentidos y empecé a correr, corrí lo más rápido posible por el largo camino que llevaba a nuestra pequeña y desaliñada cuidad D'mell.
Me escabullí entre los árboles y arbustos cada que sentía que personas se acercaban en mi dirección, después de todo vivir en las montañas te brinda ciertos dones.
*Primer Don
Para saber si algo o alguien se aproximaba colocaba uno de mis oídos en el suelo y esperaba pacientemente hasta escuchar la vibración del suelo de quienes se acercaban dependiendo de la distancia y el tamaño. *
*Segundo Don
O incluso usaba mi agilidad aprendida directamente de mi hermano y subía entre las ramas de los árboles hasta la copa para observar a la distancia y ver con exactitud quien se acercaba o simplemente admirar el paisaje. *
El Segundo Don lo usaba con más frecuencia, el primero tenía sus irregularidades y podía ser confuso, la razón era simple quien se acercará podía apresurar el paso o solo ir lento y eso era muy tedioso. Pero eso no cambiaba el hecho que lo usará también.
Era agotador tener que evitar a lo que se acercará a cada rato mientras corría, pero era necesario, iba sola y cualquier cosa me podría pasar. Incluso cuando estoy en compañía de mi hermano tenemos mucho cuidado en el camino.
Entonces ahí estaba la gran vista que obtenía en cierto lado del camino para ver mi ciudad natal, a pesar de ser una ciudad muy desgastada D´mell tenía su esencia.
Me acerqué mucho a la orilla inconscientemente, uno de mis pies tocó el filo del camino y unos guantos trocitos de tierra rodaron cuesta abajo.
Me asusté mucho y retrocedí con rapidez, pero mi respiración se volvió muy pesada. Aun así, por curiosidad me acerqué un poco al acantilado y observé muchos arboles grandes y robustos, el camino hacia abajo era realmente largo.
—Que miedo— hablé en mi mente. Caer por allí podría ser una muerte segura. — tragué saliva.
El camino era un poco estrecho y unos de los principales problemas de este lugar era el pequeño acantilado en unos de sus lados.
No era momento para entretenerme con cosas como estas, mi objetivo era Tyler.
***
Ya en la ciudad. Como siempre la muchedumbre no se hizo esperar, seguía corriendo mientras evitaba a las personas que cruzaban con cestos grandes con comida, tela y otros objetos. Aunque la cuidad fuera pequeña el comercio era completamente normal en el lugar.
Al momento de llegar cerca de donde mi hermano trabajaba a tiempo completo tuve un leve hormigueo en el cuello y noté rápidamente las intensas miradas de todas las personas que no perdían la oportunidad de admirarme.
Eso era muy incómodo, pero lo aceptaba era algo que no podía evitar. Me moría de vergüenza en cada ocasión similar a esta.
Me escabullí hacia otro camino para evitar esa situación, pero al cruzar por un gran ventanal con sus vidrios tan limpios que asimilaban un perfecto espejo, quedé perpleja al observarme por un corto lapso de tiempo.
Mi piel era tan blanca y pálida al igual que la de mi madre, en mi rostro predominaban unos ojos color avellana con fuertes tonos marrones junto con leves tonalidades de verde esmeralda. Mi cabello se mostraba semi ondulado con un color negro azabache tan intenso como la noche, el mismo que me había hecho una cola de caballo en la mañana. Mis mejillas rosadas resaltaban sorprendentemente, pensé que era más bien por lo cansada que me encontraba al haber corrido tanto, aun así; se veía muy bien. Mis cejas perfectamente pobladas que complementaban con una nariz muy bien perfilada acompañados con unos labios de color rojo tenue.
Sin querer dejé escapar un chillido corto y sin dudarlo me cubrí la boca enseguida.
—¡Rayos! Ahora entendía porque jamás me escapaba de las miradas de todo aquel con el que me cruzaba. De verdad ¿Soy yo? — murmuré en voz baja hacia mis adentros.
De inmediato tomé un trozo de tela que estaba cerca, y cubrí la mitad de mi rostro. Sin querer sentía vergüenza de mi en ese momento. Cuando voltee, Tyler se encontraba a unos pasos frente a mí.
Me alegró tanto verlo como si hubiéramos pasado días separados.
—¡Tyler! —
Su mirada era extraña, sus ojos primero se mostraron incrédulos para luego cambiar a unos llenos de rabia.
Tomó mi brazo con fuerza y luego me haló llevándome hacia otro lado lejos de todos. Su agarre era realmente muy fuerte y dolía mucho, trataba de soltarme, pero el apretaba aún más fuerte.
Como último recurso usé mis uñas y se la clavé, sin embargo no me soltó.
—¡Hermano, suéltame! Me lastimas ¡Para ya! —
Estaba tan concentrada en el agarre que el momento que me soltó con tanta fuerza no me pude mantener en pie y caí violentamente sobre mi espalda contra el suelo.
—Auch ¡Eso dolió Tyler! Había logrado hacerme enfadar y para empeorar todo no lograba entender su reacción. ¿Qué sucede contigo? ¡¿Qué te pasa?! —
Sus ojos se estrecharon.
—¿No fui claro? Te dije en la nota claramente ¡No vengas a la cuidad! —
Apretó sus labios con fuerza.
—Sabes los problemas que me causará tu necedad Dalia. Lo dudo. Claro eso a ti no te importa en lo mas minimo, solo haces cosas estúpidas sin pensar siempre. ¡Eres tan tonta! —
Sus palabras fueron tan desagradables que no pude evitar gritar en respuesta de la misma forma que él.
—¡¿Qué sucede contigo?! Vine hasta aquí por ti, quería verte Tyler. ¡¿Por qué actúas de esta manera?! —
—Tú… contuvo la respiración por un momento luego continuo. Solo vete a casa. ¡ahora! — Se dirigió a mí con voz fuerte.
—¡No! No quiero. — Talvez hablando de esta forma me mostré rebelde, pero la sensación de que algo pasaba estaba allí y no podía irme sin antes averiguarlo.
—¿Por qué eres tan necia? Eh. No fue suficiente solo con tu imprudencia en la clínica, Dalia. —
Al escucharlo un leve escalofrió recorrió mi espalda. El solo pensarlo me mortificaba, me descontrolé.
Tyler había logrado que me descontrolará y mi boca empezó a moverse.
—¡Tú! ¿No vistes lo mismo que yo? Ese lugar, los bebes... El solo recordarlo se me revolvía el estómago y algo invadía mi garganta. !La sangre que cubría por completo sus pequeños cuerpos temblorosos! —
Tyler ya se había enojado también.
—A quién le importa. Estábamos allí por una sola razón ¡Tu! Y lo arruinaste todo. —
—No dejaré que me hagan lo mismo… ¡No lo permitiré! —
—Si eres inteligente, sabrás lo que eso significa para ti. —
—Yo… — no logré terminar de hablar, recordé el miedo de aquel día al toparme con un cazador.
—Has tenido suerte hasta ahora Dalia. ¿Cuánto tiempo más crees poder conservarla? Dio un corto suspiro. ¿Piensas que siempre estaré ahí para protegerte? —
—No necesito que tú me protejas, puedo hacerlo sola. —
Su rostro cambio.
—Piensa por un momento. ¿Quieres? —
—¿De que estas hablando? —
—¿No has causado ya suficientes problemas? —
—¿Qu-? Tyler me miró fijamente con lo que inevitablemente dejé de hablar.
ÉL se acercó a mí con un aura realmente intimidante logrando hacerme retroceder unos pasos por instinto.
—Durante todos estos años tu presencia se ha vuelto un problema y ha empeorado con el pasar del tiempo, desde que apareciste en nuestras vidas, todo se volvió un martirio. —
—¿Hasta cuándo planeas seguir así? —
—No sé de qué estás hablando, Tyler. —
—Ah ¿no? —
Sus ojos se volvieron más desafiantes y me miraron fijamente, su aura era tan escalofriante que me daba la impresión de estar frente a un depredador, la misma sensación que tuve con aquel cazador al otro lado del puente.
Señaló con un dedo. —Primero papá. Levantó otro. Segunda mamá… dejó escapar un suspiro y elevó un último dedo. Luego yo. —
No lograba entender sus palabras.
Repitió lo anterior de nuevo y continúo hablando.
—Primero. Papá fue capturado por tu culpa. —
¿Qué? ¿Qué significaba eso?
El siguiente.
—Mamá empeoró poco tiempo después logrando enfermar gravemente, por tu culpa. —
¿Enfermar gravemente? ¿Mamá estaba enferma? ¿Por mi culpa? ¿Qué fue lo que había hecho? Varias preguntas resonaban en mi cabeza. Quería respuestas, pero Tyler…
—Y luego yo… Tomó una pausa por unos segundos mientras sus ojos se llenaban de rabia al recordar algo. Tuve que dejar mis estudios, mi vida, todo para empezar a trabajar por mamá y por !Ti! Golpeo mi pecho con el último dedo que habia levantado. Sin duda tu llegada lo jodió todo en muy poco tiempo, Dalia. — finalmente bajó su mano.
Se frotó la sien y la frente de su cabeza con una sola mano.
—Y ese bebe de la clínica… —
Quede inmóvil, ese asunto aún era muy delicado para mí, no quería recordar. Aun sentía impotencia al no haber podido cambiar su destino.
—Si tan solo no hubieras interferido, el tal vez seguiría vivo y con una nueva oportunidad de vida. —
Un helado frio hizo que mi estomago se estrujara y mi corazón sintiera enormes punzadas incontrolables.
—Tyler, yo… —
—Lo ves. ¡Tú eres nuestra maldita desgracia! — Su voz áspera mostraba mucho resentimiento guardado durante años.
Sus palabras golpearon fuertemente mi corazón.
¿Su desgracia? Repetí incontables veces en mi mente.
—Nunca dejas de dar problemas, cada minuto de cada día, siempre es así. Vivir en paz contigo se ha vuelto imposible. —
—Desearía… —
Lo vi claramente.
Esos ojos, esas palabras, sus gestos, solo me demostraba una sola cosa. No lo quería creer, tal vez solo eran especulaciones pero debía escucharlo de su propia boca.
—Tyler. ¿Tú… —
Trague saliva amargamente y continue. — ¿Tú me odias? —
Me preparé mentalmente para asimilar su respuesta, aunque fuera dolorosa.
Él se sorprendió ante mi pregunta, dudó un momento antes de responder o tal vez solo buscaba las palabras correctas o más hirientes.
Pasaron solo segundos, pero yo los sentí como si fuesen una eternidad, finalmente el habló.
Sus ojos se encontraron con los míos. —Desearía que jamás hubieras nacido. —
Todo a mi alrededor empezó a dar vueltas incluso Tyler, agarré mi cabeza fuertemente y un dolor punzante se hizo presente.
Él no se inmutó.
Mi mundo se vino abajo.
Esta respuesta fue más allá, sentí como mi pobre corazón se retorcía insaciablemente dentro de mi junto con un nudo en la garganta fuertemente aplicado.
No lo voy a negar me dolió en el alma.
A los segundos mis ojos se cristalizaron y llenaron de lágrimas las mismas que rodaron por mis mejillas hasta seguir su curso y tener como destino el suelo en mis pies.
Me mordí los labios.
Tyler me observó por un momento, tontamente esperaba consuelo de su parte, en su lugar recibí frías palabras que fueron como puñaladas llenas de rencor una tras de otra.
—Vete a casa y no regreses más por aquí. —
Se dio la vuelta dio unos pasos y luego se detuvo, me miró de reojo.
—Y Dalia… —
Alce mi rostro que se había postrado mirando el suelo. Sus ojos color avellana se encontraron con los míos.
—Evita de ahora en adelante acercarte a mí, incluso en casa. —
Se volteo y se marchó en dirección a alguna parte, dejándome devastada y con miles de encrucijadas en mi cabeza.
Mi impotencia y poco razonamiento en ese momento dejaron salir de mi boca solo unas cuantas palabras.
—¡Idiota! —
Aprete mis dientes y salí corriendo alejándome rápidamente de ese lugar, no voltee, no quería verlo. Su rostro me hacía daño en ese momento.
Me dolía el alma, mi respiración era cada vez más forzada. Mi pecho que subía y bajaba salvajemente me empezó a arder, no sabía que hacer o adonde estaba yendo. Solo quería alejarme.
Mi mente se encontraba en un torbellino de pensamientos que no me dejaban pensar en nada coherente.
Crucé algunas calles, arbustos y luego muchos árboles. Solo corría sin parar con la vista por completo en el suelo que por ratos los cerraba con fuerza por todas mis lagrimas que aun seguían cayendo.
Miré hacia atrás por un momento. Mientras me mantuve corriendo descuidadamente.
—¿Dónde estoy yendo? — Murmuré.
No presté atención.
Entonces al volver a mirar hacia el frente, uno de mis pies tropezó con una roca en el camino para después resbalar por culpa de las minúsculas y resbaladizas piedritas del lugar.
—!Eh! —
Sentí como mi cuerpo se volvió liviano por unos segundos, luego chocó contra el suelo y empezó a rodar cuesta abajo en un acantilado cerca del camino.
En medio de la caída. Mi cuerpo empezó a dar vueltas violentamente y múltiples rasguños se efectuaron en mi ropa logrando herir mi piel.
¡PUM!
Un sonido extremadamente fuerte se dio, el causante, mi pequeño cuerpo. Mi espalda dio contra un gran árbol, al instante este revotó sin mucho esfuerzo. Dejando escapar de mi boca un fuerte chillido.
—Kuaaack —
El dolor fue terrible. Sentí un ardor tan desgarrador como una quemadura.
Como efecto, el curso de mi caída cambio, y de nuevo otro golpe se efectuó.
¡PLUM!
Junto con un grito agudo de dolor.
—¡AHH! —
Está vez fue mi muslo derecho el que sufrió el impacto. Mi pantalón se desgarro casi por completo y mi piel sufrió dolorosos rasguños profundos.
Seguí cayendo, mientras rodaba violentamente mi vista se volvió borrosa casi por completo, me era imposible tratar de detenerme. Desgraciadamente me dirigía hacia otro árbol.
Cubrí mi rostro con mis brazos esperando el final de ese tormentoso dolor.
Un último golpe, un golpe seco se escuchó.
¡CLONC!
Al darse el choque brutal de mi cuerpo contra el árbol, mi mente se desvaneció en segundos, mi vista se oscurecía poco a poco rápidamente y sentía como algo fluía por mi frente, labios y resto del cuerpo, era mi sangre cubriendo todas esas áreas.
Perdí el conocimiento.
El último golpe al final de la caída efectivamente fue en mi cabeza.
Los segundos pasaron, luego los minutos y por último las largas horas. En eso, múltiples recuerdos vinieron a mí, causándome pesadillas interminables que me hacían sufrir sin control.
Finalmente abrí mis ojos.
¿Cuánto tiempo he estado en este estado?
Me fue difícil saberlo con certeza, traté de levantarme, pero todo mi cuerpo estaba completamente entumecido de dolor. Mis brazos, mis piernas, mis costados en conclusión todo mi ser gritaba internamente como si estuviera a punto de romperse.
Alcé mi vista en la colina en dirección al camino por donde había caído y pude notar lo extremadamente lejos que se encontraba. Y para empeorar todo, la noche se acercaba con rapidez.
Algo que sabía con exactitud invadió mi mente en aquel momento ´´En las montañas llegada la noche asechan las fieras salvajes´´…