PROMESA
Dalia pensó. (¿Esto fue el resultado de mis acciones?)
—¡¿Por cuánto más tendré que estar así?! —
Quería patalear como de costumbre, pero me era imposible, el dolor en todo mi cuerpo con un simple movimiento era insoportable, debía estar más rígida que un roble.
Vi a mamá visitarme en mi habitación un par de veces cada cinco minutos, eso me reconfortaba, pero a la vez me tenía muy preocupada. Por lo que supe de mi madre fue que estuve completamente inconsciente durante seis días antes de despertar, eso quería decir que ella había faltado a trabajar por varios días, si continuaba así perdería su trabajo pronto.
Después de pensar en esto contantemente una y otra vez solo terminaba dando resoplidos intermitentes. A pesar que quisiera hacer algo por ahora no podía, mi cuerpo no me lo permitía.
Ya habían pasado tres días desde que desperté, pero aun así no podía moverme con libertad. (¿Realmente fue tan grave mi caída?)
Sobre el accidente mi madre me interrogó seriamente por un buen rato, mentir es algo completamente imposible frente a ella, pero… guardarme ciertas cosas que no debía decirle no era mentir era evitar que sufra de alguna manera, en especial por las fuertes palabras de Tyler ese día.
Mis ojos se volvieron tristes.
Mientras estaba completamente absorta en mis pensamientos no noté como mi madre había entrado a la habitación.
—Dalia es hora de-
—¡Ah! ¡Mamá! me asustas. —
Pero ella se asustó más que yo misma.
Mi madre me dio una gran sonrisa y acarició con ternura mi rostro. Solo ella sabía cómo alegrarme en momentos como estos.
Se volteo para empapar compresas en agua, mientras seguía hablando.
—¿Aun sientes mucho dolor? —
—Si —
Quería decirle que no, pero desgraciadamente era obvio por mi condición.
—Perdón —
Mi madre se detuvo por unos segundos antes de continuar en lo que estaba.
—Otra vez con eso, Dalia. Dio un leve suspiro. No fue tu culpa, fue un accidente. No deberías preocuparte en nada más que en recuperarte. —
Lo decía porque en cada oportunidad no podía dejar de disculparme con ella.
De igual forma, aunque lo dijera de esa manera no podía evitar sentirme culpable, después de la discusión con Tyler, pude ver como la mayoría de cosas malas que pasábamos eran por mi culpa.
Mordí mi labio, pero lo solté rápidamente cuando mamá volteo y se acercó a mí.
Esto se repitió por dos días más. De apoco mi cuerpo comenzó a recuperar su movilidad, la razón por la que no pude hacerlo cuando apenas desperté fue porqué estuve rígida seis días por ende mi cuerpo se había acostumbrado a permanecer en una sola postura y mis nervios se habían debilitado demasiado.
Al menos eso fue lo que me dijo mi madre cuando lloré sin parar aquel día, realmente me asusté mucho al pensar que jamás podría volver a caminar como antes.
Ahora ya podía estar sentada y mover mi cuerpo un poco, aún me dolía con ciertos movimientos, pero eran tolerables de cierta manera. Ahora como era de esperar me ganó la impaciencia y quise ponerme de pie, en cuanto coloque mis dos pies en el suelo y me levante, mis piernas se tambalearon fuertemente haciéndome caer al suelo en menos de un segundo.
Un gran estruendo se dio.
Traté de volver a la cama, pero el dolor que sentí en mis piernas por la caída recorrió todo mi cuerpo y me hizo quejarme sin parar. Mis lagrimas salían incontrolablemente.
Cuando mire hacia atrás mi madre ya estaba en mi habitación con la boca abierta. Sin duda había corrido tan rápido como pudo para saber que había pasado y el origen del estruendo.
—Mamá, lo siento. Yo… Me sentía tan tonta, hacer preocupar a mi madre era lo último que quería. Soy muy tonta, mamá. — Rompí en llanto.
—Dalia. Ven. Me tomó en brazos y me subió a la cama. ¿Estas bien? ¿Te duele mucho? —
Su dulce aroma de lavanda se impregnó en mi nariz, solo estar en brazos de mi madre hacía que mi dolor desapareciera en seguida. Ella era mi medicina.
Asentí a su primera pregunta y negué a la segunda.
Se acostó a mi lado y me abrazó hasta que me quedé dormida.
Finalmente, tres largos días habían pasado y de apoco volví a caminar, claro aún tenía que hacerlo lentamente, pero era un gran avance para mí y mi madre.
A pesar de esta alegría había algo que me hacía estar triste cada vez que lo pensaba.
(Tyler)
En ninguno de estos días fue a visitarme a mi habitación y cuando de repente cruzábamos miradas en algunos lugares de la casa, solo me encontraba con unos ojos tan indiferentes como el invierno más frio del mundo.
Desistí de siquiera intentar hablarle, sabía que me despreciaría y me ignoraría apenas abriera mi boca hacia él.
***
Al siguiente día. En la mañana.
—Mamá. No deberías seguir faltando al trabajo no te parece. — Habló Tyler con voz fuerte hacia mi madre que se encontraba preparando el desayuno mientras él colocaba la mesa.
Yo estaba avanzando por el pasillo cuando escuché la conversación.
—Tyler — la voz de mi madre denotaba algo de enojo.
—Lo perderás si sigues así y lo sabes, madre. No se detuvo allí y continuo. Seguir cuidando de Dalia tan caprichosamente ya no es tan necesario, ella ahora ya está bien. Deberías pensar por ti- No puedo terminar. Mamá lo interrumpió.
—¡Suficiente! No más. — Era una clara advertencia.
—¡Buenos días! —
No quería ser el motivo de una discusión entre mi madre y mi hermano por eso los interrumpí sin dudarlo.
Mamá sonrió enseguida hacia mi abiertamente, en cambio Tyler solo me ignoró.
—Buenos días, mi niña. ¿Cómo te encuentras el día de hoy? —
Aun sentía dolor en ciertas partes, pero las palabras de Tyler tenían razón si mamá continuaba faltando a su trabajo lo perdería.
—Perfecta mamá. Ya no es necesario que me cuides tan minuciosamente. Sonreí de forma genuina. Por cierto, y tu trabajo mamá no se te hace tarde, deberías apresurarte. —
—Si, tienes razón. —
Ese día mamá finalmente dejó de cuidarme a tiempo completo y al igual que Tyler se marchó a su trabajo.
Tuve que recuperarme por mi cuenta.
Los días pasaron y todo iba mejorando en mí poco a poco. Pero el hecho de tener que mantenerme en casa me aburria horrores. No podía salir a ningún lado e ir a la cuidad era imposible por Tyler y divertirme saltado y subirme a los árboles aún era algo prohibido por mi madre.
Lo único que me quedaba era ver de alguno u otra forma una pantalla de un televisor viejo que había en casa, el estar en las montañas también tenía sus molestos inconvenientes, la señal era muy baja y muy pocos canales se lograban ver con mucha dificultad y poca calidad.
Aun así, hubo ciertos canales que anteriormente no había prestado atención, pero se me hicieron muy interesantes al final, uno donde mostraban ciertos experimentos geniales y que a su vez debían hacerse con supervisión de un adulto, otro donde enseñaba las partes del cuerpo y los problemas que podían sufrir en caso de accidentes precisamente algo que había pasado hace poco y el ultimo sobre defensa personal.
De alguno u otra forma me terminaba entreteniendo con estos únicos tres canales. Sabía que tal vez me terminarían sirviendo en el futuro.
Al que más atención ponía era el canal de auto defensa incluso practicaba los movimientos que se mostraban.
Mamá desde mi accidente llegaba más temprano a casa y me hacía compañía, nuestra relación poco a poco se hizo más estrecha y llevadera, entre más nos acercábamos como madre e hija mi relación con mi hermano en cambio se iba alejando sin parar. Lo notaba y quería evitarlo, pero era imposible con la actitud de Tyler, cada vez que trataba de acercarme el buscaba una forma de alejarse.
Con el pasar del tiempo me rendí y no lo intenté más solo disfrutaba del tiempo a solas y junto a mamá.
***
De esa manera el tiempo pasó y tres años se dieron en un abrir y cerra de ojos.
Estaba por ser mi cumpleaños, por fin cumpliría ocho años, me sentía como una persona adulta, aunque aún me faltaba mucho para eso.
Muy temprano en la mañana me desperté y corrí hacia la habitación de mamá, salté a su cama y brinqué múltiples veces. Mi objetivo era despertarla.
—¡Es hoy, es hoy! ¡Mamá! —
—Mmm… Dalia para, tengo sueño—
Caí de rodillas en la cama. —Pero mamá lo has olvidado. Es hoy... — me sentí triste.
Bajé de la cama y estaba por salir de la habitación cuando mi madre habló.
—Feliz cumpleaños, pequeña. —
Voltee y mi madre estaba sentada en el filo de la cama con los brazos abiertos.
Me miró y sonrió. —¿Helado o torta? —
La abracé sin dudarlo. —¡Helado, por favor! —
Esa mañana no vimos ni mi madre ni yo a Tyler, al parecer había salido muy temprano de casa. No esperaba un ´´felicidades´´ de su parte, pero eso fue algo que me hizo sentir realmente mal, mamá notó mi tristeza ante ese hecho.
—No te preocupes, hablaré con él cuando vuelva. —
—No es necesario mamá, de verdad. —
—Aun así, lo haré. —
Ese día mi madre y yo disfrutamos de una tarde llena de actividades.
Llegada la noche, Tyler apareció.
Cenamos como de costumbre y luego mi madre me pidió retirarme a mi habitación para descansar. Sabía lo que pasaría después así que fingí obedecer, pero esta vez no me dirigí a mi habitación me quedé cerca de la sala para oír su conversación.
Mamá no sospechó mi treta. Entonces comenzó a hablar con Tyler con un tono de voz bastante enfadado.
—¿Hasta cuándo planeas continuar con esa actitud con tu hermana, Tyler? — dijo mi madre.
Escuché claramente un fuerte suspiro, lo supe enseguida pertenecía a Tyler.
—¿Esto es un regaño, madre? —
—Responde —
—No planeo cambiar. —
—Quiero que lo hagas, de ahora en adelante quiero que empieces a cambiar tu actitud hacia ella. ¿Entendido? —
—¿Es una orden? —
—¡Tyler! —
La situación empeoró. Y el lugar se puso tenso.
—¡No lo haré! Entiéndelo. Cada vez que la veo recuerdo todo lo que hemos pasado por su culpa, no puedo evitar odiarla, no puedo y lo sabes. Pero lo que más me molesta es que tú madre pienses más en ella que en ti misma, ni siquiera en tu enfermedad ¡Que puede terminar matándote algún día! Y me carcome diariamente… —
Sentí su frustración emanada a través del aire.
—Te he dicho que no te preocupes por mí, estoy bien… — no pudo terminar, Tyler la interrumpió.
—Mentirosa. — Habló entre dientes.
Se escucharon unos pasos acercándose a mí con rapidez, me escondí aún más en donde me encontraba oculta para seguir escuchando su conversación.
—Al menos… hazlo por mí, por favor hijo. —
Los pasos se detuvieron en seco justo a mi lado y pude ver el rostro de Tyler con claridad, apreté mis manos contra mi boca para evitar emitir algún sonido que demostrará que me encontraba allí, así mismo esperaba que no me lograra ver.
El rostro de Tyler se mostraba muy tenso y mordía sus labios con fuerza, pero luego los soltó y estos se movieron en una sola curva para después abrirse lentamente.
—Bien — No dijo nada más y continuo su camino hacia su habitación.
Mi madre solo se quedó allí en la sala sola mientras apoyaba su cabeza en sus brazos que se encontraban cruzados encima de la mesa, quería ir hacia ella y consolarla, sabía que esta situación entre Tyler y yo la ponía muy mal. Pero no lo hice poco a poco me deslicé y fui a mi habitación.
Lo que sucedió me daba vueltas en la cabeza. Por un lado, estaba feliz de que Tyler por fin dejara esa actitud tan indiferente hacia mí, pero por el otro me sentía insuficiente por el hecho de que tuve que depender de mi madre.
No podía hacer nada, solamente aprovechar esta nueva oportunidad.
***
Al día siguiente, al despertarme e ir hacia la cocina ahí se encontraba Tyler junto a mi madre como siempre, se veían normales.
—Buenos días — hablé
Y como algo que realmente no esperaba Tyler habló a la misma ves que mi madre.
—Buenos días —
Me quedé sorprendida y no pude evitar sonreír.
Sin duda ese día sería el comienzo de algo muy bueno, o al menos eso era lo que pensaba.
Si tan solo hubiese sido cierto…