Antonietta miraba a la puerta de la oficina de su casa preguntándose qué pasaba dentro. Como si Dios atendiera sus oraciones ella vio la oportunidad surgir cuando Alessio salió del recinto y caminó hasta su dirección:
— Alessio, cuánto tiempo... - Empezó a decir Antonietta con su mejor sonrisa.
— Señora Amorielle. - Respondió Alessio que le dio apenas un asentimiento de cabeza y continuó andando.
— ¡Aléssio! - Llamó a Antonietta girándose hacia el hombre que continuó a pasos rápidos.
—Señora Amorielle, puedo ayudarla ? - preguntó Rocco parado detrás de Antonietta.
— Sí puedes, Rocco. - Respondió Antonietta al mismo tiempo que se giró hacia Capo. — ¿Qué está pasando?
— Nada, sólo negocios...
—Rocco, en más de treinta años, nunca he visto a una mujer tratar de negocios dentro de esa oficina con un Don. - Argumentó Antonietta gesticulando con sus manos.
— Comprendo, señora Amorielle, pero los tiempos han cambiado... - Explicó Rocco, tranquilamente. — Don Vittorio tiene otra visión para los negocios. Ahora, si me disculpa, tengo que ocuparme de otro asunto para él.
— Está bien. - Dijo Antonietta antes de tomar un trago de su champaña. Ella observó a Rocco dar algunos pasos y entonces continuó: —Rocco, ¿sabes cuál fue la última mujer que entró en aquella oficina?
— No señora. - Respondió Rocco aún de espaldas a la matriarca.
— Fui yo. -Respondió Antonietta lo que hizo que el capo se diera vuelta, sorprendido. — ¿Y sabes cuál fue el trato?
— No me lo imagino, señora.
— Il Mio matrimonio... Mi matrimonio con Don Marco. - Respondió Antonietta. — Y estoy absolutamente segura de que eso es lo que mi hijo está tratando ahora mismo con esa chica. ¿Estoy equivocada?
Rocco encaraba a la señora Amorielle, en serio, mientras ella observaba al capo buscando cualquier expresión que le diera la respuesta a su pregunta. Por más que en su interior aquella respuesta estaba clara, ella no quería creer que su hijo estaba tramando su propio matrimonio con una mujer cualquiera.
— ¡Señora Amorielle! - Habló Eleonora acercándose a la matriarca sin notar el clima de tensión. Ella besa las dos caras de la matriarca y entonces continuó hablando sin importarle la presencia de Rocco que salió lentamente, dejando las dos solas : — Me disculpo el retraso, pero acabé retrasando escogiendo un vestido para quedar a la altura del evento.
— Hola querida... - Dijo Antonietta mientras analizaba el vestido azul marino transpasado muy bien escogido por su ex-nora. La matriarca sostuvo en las manos de la rubia y continuó hablando: — Sepa que valió la pena. Usted está perfecta... Como una verdadera Señora Amorielle.
— Gattone. - Corrigió Eleonora con una sonrisa débil.
— No sabes cuánto lamento que tu matrimonio no haya ocurrido... - Suspiró Antonietta, triste. — Nunca entendí por qué rompieron...
— Bueno, él rompió conmigo. - Dijo Eleonora encogiéndose de hombros. — Entonces sólo le toca a él contar sus motivos.
— Quiero que sepas que no me he dado por vencida... - Dijo Antonietta sonriendo a Eleonora. — Y haré todo lo posible para que estéis juntos.
***
La puerta de la oficina de Vittorio se abrió , dando paso a Vittorio y Ellis que sostenía en el brazo del mafioso. Detrás de ellos, surgieron Rocco y Jason que caminaron en la salida de la mansión. Los dos caminaron hacia el comedor principal, donde la majestuosa mesa ya contaba con todos los invitados sentados y esperando por ellos. Vittorio sonrió a sus invitados mientras Ellis mantenía su semblante cerrado. Ella observaba cada centímetro de la cara de Vittorio mientras aún intentaba procesar todo lo que había ocurrido en la oficina, donde entró libre y ahora estaba presa aquel hombre que ni parecía ser el mismo que apuntó la pistola a la cabeza de su hermano, ni el mismo que había empujado hacia el sofá. Aquel a su lado estaba con una enorme sonrisa, una postura de vencedor, de todo poderoso. Vittorio se volvió hacia la joven y luego se acercó a la oreja de Ellis para susurrar:
— Haga su parte, señorita Barker.
Apartó su rostro y entonces Ellis abrió una leve sonrisa, algo que no pasó desapercibido a los invitados que ya parecían entender la dinámica de la pareja.
— Bienvenidos a mi cena. - Comenzó Vittorio atrayendo la atención de todos. — Siento llegar tarde, pero como saben, los negocios son lo primero.
— Excepto cuando tenemos una comida... - Complementó Antonietta sentada en la parte superior de la mesa.
—Pero esta cena no es solo una comida, ¿verdad, mamá? - Dijo Vittorio volviendo a su madre. Saludó al camarero que le entregó una copa de champán y luego a Ellis. Don Vittorio levantó su copa, haciendo que todos hicieran lo mismo: — Esa cena es un hito todos nosotros. Después de dos años me siento de hecho preparado para ponerme oficialmente como Capo di tutti Capi , Jefe de todos los jefes de la Mafia. De hoy en adelante asumiré que soy Don Vittorio Amorielle.
Todos levantaron aún más las copas y cuando estaban a punto de beber, Vittorio continuó diciendo:
— Y no puedo comenzar este viaje yo solo... así que hoy, también informo a todos de mi matrimonio con Ellis Barker. - Él entregó la copa para el camarero y entonces tomó la caja de terciopelo de dentro de su bolsillo y abrió en dirección a la joven: — Ellis Barker, ¿aceptas casarte conmigo?
Ellis miró el anillo con su enorme piedra rosa que sin duda era un diamante, en shock. Ella nunca había visto una joya tan hermosa en su frente. Sin embargo, ella no era la única que fue sorprendida con la joya, todos los invitados comenzaron a susurrar unos con otros ante el gesto de Vittorio. La única que permaneció en silencio fue Antonietta que encaraba la escena, seria.
— ¿Ése es un Graff Pink? - susurró una de las mujeres a la mesa.
— ¿Ellis? - Llamó a Vittorio con una sonrisa en los labios. Él extendió un poco más la caja y continuó mirando profundamente a Ellis: — Sé que le pillé por sorpresa, pero quiero que sepa que usted es lo único que estoy seguro de que necesita ser parte de mi vida. Desde que te conocí, me dejé convertir en lo que no soy, no decido que pienso sin ti a mi lado... te has convertido en mi Norte. Déjame hacer lo mismo por ti... veo nuestro futuro en tus ojos.
Ellis encaraba a Vittorio, aún más sorprendida, pues sin duda no esperaba aquellas dulces palabras venidas de Vittorio. Lo poco que lo conocía, estaba más seguro que en cualquier momento él llamaría a Rocco con su hermano y lo pondría delante de él con un arma en la cabeza. Sí, ese era Vittorio. Aquel con dulces palabras era solo una puesta en escena, muy buena, ella debía admitirlo. Sin duda si fuera en otra situación, ella se rendiría fácilmente aquellas palabras apasionadas. Pero si eso era una actuación, podría hacerlo mejor.
— Ah, mi Dios, qué lindo! - exclamó Ellis ponía las manos sobre los labios. Enseguida ella comenzó a sacudirse, lo que hizo que Vittorio levantara su ceja, sorprendido con la reacción de la morena. Ella entonces levantó su mano hacia el mafioso, entre gritos frenéticos y dijo: — ¡Claro, por supuesto que sí!
Él entonces colocó el anillo en el dedo anular de Ellis y la tiró contra sí, inclinando a la morena, para darle un beso apasionado, pero todo lo que encontró fue la mejilla de la joven que le susurró al oído:
— Beso en la cena de compromiso no está previsto en el contrato.
Luego la levantó rápidamente, frustrado. Vittorio ya imaginaba los labios suaves de Ellis envolviéndose en los suyos, pero por lo visto, aquel momento quedaría para la boda.
Los invitados abuchearon al notar que la pareja no se besó, pero entonces aplaudieron al ver a Vittorio besar la mano de Ellis.
— La cena está libre. - Avisó a Vittorio a los invitados.
Los novios entonces caminaron hasta la cima opuesta de la mesa donde estaba Antonietta, pero para sorpresa de Vittorio, solo estaba disponible su lugar, el asiento que sería al lado de él, estaba ocupado por Eleonora que lo miraba con una sonrisa débil mientras él podía notar lágrimas atrapadas en los cantos de sus ojos:
— Eleonora... - Empezó Vittorio, en serio. - ¿Qué haces sentada ahí?
—Oh, querido, discúlpame, fue error mío. - Empezó Antonietta al otro lado de la mesa. — No me habías dicho que Ellis Barker era una invitada tan importante... así que la puse de mi lado.
— No hay problema. - Dijo Vittorio. Caminó hacia el asiento de Eleonora y luego tiró de la silla de la rubia. — ¿Serías tan amable de sentarte en el lugar cerca de mi madre? Estoy segura que ustedes dos tienen mucho de que hablar.
— Oh, Vittorio, no hagas eso. - Pidió Ellis para Vittorio, sin gracia. — No me importa sentarse cerca de su madre.
— Ellis... - Dijo Vittorio acercándose a la joven y entonces le susurró: — No estás lista para lidiar con ella...
— Puede estar seguro que veinte mil dólares me darán toda la fuerza necesaria para eso. - Respondió Ellis mientras sonreía.
— No lo hagas. - Ordenó a Vittorio sosteniendo la mano de su novia.
Ella soltó la mano de Vittorio que lo encaraba, sorprendido. El mafioso no quería creer que Ellis había ignorado su orden. La morena entonces se sentó al lado de la suegra que miraba a su hijo con una leve sonrisa torcida. Vittorio entonces respiró hondo y se sentó en su lugar, irritado.
— Vittorio, lo siento, no imaginaba que tu madre haría eso... - Dijo Eleonora, de mala gana.
— ¿No imaginaba que ese lugar era de mi novia? - ¿Cuestionó a Vittorio volviéndose hacia la rubia. — Es gracioso que digas eso... ya que siempre te sentaste a mi lado cuando estábamos juntos.
— Pero no en ese lugar... - Argumentó Eleonora. — Si lo supiera... Sabes que ella tiene un cariño... por mí.
— Ahora usted sabe, espero que no repita ese error. - Soltó Vittorio mirando dentro de los ojos verdes de Eleonora.
Era la primera vez en dos años que finalmente lo había hecho. Hace dos años estaba loco por esos ojos, por esa boca... Por ese cabello rubio... la forma en que se esparcía por sus pectorales después de una noche de amor. Él entonces observó la mano de Eleonora deslizarse por su puño, frotando lentamente, mientras ella lo encaraba con aquella expresión de tristeza que lo hacía ablandar en cualquier pelea que tuvieran entre ellos:
— Cariño, por favor...
— No me llames Cariño. - Pediste a Vittorio sosteniendo la mano de Eleonora y así hiciste que el toque se cerrara. — Ya no tienes ese derecho... Por cierto, deja de usar el cariño que mi madre siente por ti para intentar acercarse a mí. Lo menos que deberías hacer es decirle lo que le hiciste.
— Vittorio...
— Díselo, Eleonora, o se lo diré yo. - Dijo Vittorio sacando la mano de Eleonora de su brazo, gesto que no pasó desapercibido por Ellis.
- Entonces jovencita, quieres decir que eres la elegida de mi hijo... - Liberaste a Antonietta tratando de disimular tu desprecio.
— Sí... - Susurró Ellis mientras miraba todos aquellos cubiertos, vasos frente a él.
Etiqueta no era algo que la morena tuvo la oportunidad de conocer profundamente. Se arrepintió aún más de no haber estudiado cuando el camarero se le acercó y le sirvió una sopa gruesa generosos trozos de carne y verduras. No era el tipo de plato que imaginaba comer delante de la forma en que la mesa estaba expuesta. Teniendo en cuenta el almuerzo con Vittorio, imaginaba algo como caviar, vieiras , aquellos platos que aparecían en las películas... Ella asintió con la cabeza, recriminándose a sí misma, películas... todo lo que tenía de referencia eran películas y por lo visto ellos estaban equivocados. Los mafiosos se comían...
— Zuppa all'omertà ! - Dijo Antonietta llamando la atención de Ellis.
— Disculpe, ¿qué pasa? - preguntó Ellis sin entender la línea de su suegra.
— El plato se llama Zuppa all'omertà. - Respondió Antonietta sonriendo para la joven. — Es Oveja cocida... Explicando mejor, es una sopa gruesa hecha con oveja vieja, cebolla, ajo tomate, salchicha ahumada, tocino, pan, queso, hojas de menta. Es un plato tradicional de nuestras familias. Pruebe...
— Vaya, parece sabroso. - Dijo Ellis mirando su sopa. Cogió una cuchara y luego saboreó el plato que realmente era divino. — Mmm, muy bien hecho...
— Qué bueno que te gustó, pues fui yo quien lo preparó. - Relevó Antonietta mientras observaba la expresión de sorpresa de la morena. Nunca en mil años Ellis habría imaginado que aquella mujer elegante entraría en una cocina para hacer sopa.
—Felicidades , está divino. - Elogió a Ellis comiendo aún más. A cada cucharada , la comida parecía más sabrosa. Era un sabor diferente, no solo sabroso, pero trajo un buen sentimiento para ella.
— Genial, ese también es el plato favorito de Vittorio... - Continuó Antonietta. — Y usted tendrá que aprender a hacer para él.
— Claro, sería un honor aprender ese plato. - Respondió Ellis entre las cucharadas. — Cuando la señora quiera marcar...
— Mañana. - Respondió rápidamente Antonietta.
— Ok, mañana. - Confirmó Ellis sin forma que entonces volvió a saborear su plato.
— Figlio Mato, cuéntanos, ¿tienes una fecha en mente? - preguntó Antonietta mirando a su hijo.
— Dentro de dos semanas. - Respondió Vittorio haciendo Ellis estornudar toda la sopa que estaba en su boca en el invitado a su frente.