CAPITULO 1

Eran aproximadamente las 7 de la noche Amalia se encontraba en su casa cuando de pronto su amiga Eva llegó gritando,

¡Amalia detuvieron a Guillermo!,

¿pero qué pasó? Preguntó angustiada Amalia

No lo sé, lo que si sé es que juntó a él también detuvieron a Camilo.

Camilo, mi Camilo

Así es respondió Eva

Amalia se refería a Camilo López el hombre que con solo mirarla sentía que la desnudaba, y era que Camilo era el chico que todas las muchachas querían tener entre sus brazos. Desde que lo conoció en una fiesta del pueblo se desvivía por él, por sus bellos ojos negros que la penetraban hasta el alma con sola mirarla. Camilo era alto moreno, de cabello negro y de cuerpo atlético, pero le gustaba el dinero fácil, apostar en el juego y no siempre ganaba para seguir llevando una vida de lujos y comodidades que ya sus padres cansados de su comportamiento no querían seguirle pagando.

Estaba metido en problemas por deudas de juegos y quiso robar una tienda para poder pagar y quitarse los cobradores que ya le habían advertido por varias veces que si no les cancelaba iban a matarlo.

Guillermo su mejor amigo lo acompañó sin saber lo que tenía planeado hacer, con tan mala suerte que la tienda tenía alarma y en un par de minutos se vieron rodeados de policía y fueron llevados detenidos. Eva la novia de Guillermo estaba muy angustiada porque al fin y al cabo sabía que los padres de Camilo tenían dinero suficiente para pagar las deudas de su hijo y seguir haciéndolo pasar como el muchacho de bien que todas las chicas quisieran como novio, pero lo contrario Guillermo se había criado con sus abuelos ya que era huérfano desde muy pequeño y estos no tenían los recursos para afrontar tan delicada situación.

Al día siguiente las chicas se fueron escapadas de sus casas a la comisaría del pueblo donde se encontraban detenidos los dos muchachos, Eva cuando vio a Guillermo no pudo evitar las lagrimas a la cual su novio le respondió:

-cálmate todo estará bien afortunadamente Camilo declaró que yo no tuve nada que ver que solamente llegué a la tienda por casualidad, es solo esperar un par de minutos para quedar libre.

Mientras tanto Amalia no dejaba de ver a Camilo que éste con mirada altiva le preguntó que hacía en ese lugar,

-este sitió no es para señoritas, le dijo molesto,

-vine para verte no importa lo que digan en el pueblo yo creo en ti.

-y que es lo que dicen de mí, preguntó intrigado

Tu sabes lo del robo de la tienda

-Cuál robo no alcanzó a pasar nada así que no me pueden acusar de ladrón dijo descaradamente; pronto el abogado me sacará de aquí.

Y así fue en ese momento entró el abogado seguido de su padre que le dijo en tono enojado:

-Ni pienses que porque vine a sacarte de aquí vas a seguir con tu vida irresponsable el dinero que pagué me lo tienes que devolver con trabajo, desde hoy vas a trabajar en la empresa cómo un empleado más y te tienes que hacer responsable de tus gastos ya está bueno de tanto relajo y fiestas. Buscaras una mujer con quien casarte o la buscas tú o ya sabes te casó con la primera que encuentre.

En ese momento se fijo en Amalia que seguía ahí escuchando sin decir una sola palabra:

- Niña que haces aquí, no te dijeron que este lugar no es para señoritas.

- Si tu padre se entera seguro vas a tener problemas.

Efectivamente el viejo Roque papá de Amalia ya estaba afuera esperando a su hija para llevarla a casa a punta de gritos y regaños

Salieron de ahí cada quien, con sus respectivos padres, pero Camilo se sintió culpable por la situación de la chica, todos en el pueblo conocían a Don Roque y su forma de corregir a sus hijas.

Llegando a casa Amelia fue encerrada y le prohibieron salir a la calle