Cuando Amalia llegó a su casa Don Roque estaba un poco molesto
-Dónde andabas le preguntó?
-salí a caminar un rato,
-no fue suficiente el castigo
Matilde su hermana menor le dijo
-porque no me llevaste contigo yo también quería salir
-solo quería estar sola, respondió Amalia
Matilde sabía que algo le pasaba a su hermana notaba un brillo diferente en sus ojos y aunque era dos años menor que Amalia la conocía muy bien y sabía que algo pasaba.
-ve a la cocina a servir la comida, le dijo Don Roque
-se sentaron en silencio a la mesa, Don Roque llamó a su esposa mercedes la cual se encontraba un poco enferma y pasaba más dormida que despierta, no tenía noción del tiempo y Don Roque cansado por el trabajo tan pesado y muy poco remunerado no veía la hora de casar a sus hijas y salir del compromiso de vestirlas y alimentarlas por eso las cuidaba en especial a Amalia que a sus 16 años era muy hermosa y tenía varios pretendientes, pero la mayoría eran jóvenes humildes de origen campesino, de bajos recursos y esto no era lo que él tenía planeado para ella
Al terminar la poca comida que había en sus platos Amalia se levanto para recoger y lavar los trastes, ya en la cocina su hermana Matilde le volvió a preguntar
-con quién salistes hoy?, a mi no me engañas sé que hay un chico que te quita el sueño.
Amalia solo sonrió y comenzó a tararear una canción, luego exclamó es hora de dormir hay que descansar, mañana será un día hermoso, pensando en qué volvería a ver a Camilo
Don Roque que las estaba escuchando desde la sala las gritó
-se van a acostar, no es hora de estar chachareando.
ellas sonrieron y salieron hacia su cuarto, era pequeño solo tenía una cama la cual compartían, una vieja cómoda donde guardaban sus escasos vestidos que eran regalados en su gran mayoría por las amigas del colegio.
A pesar de su pobreza Amalia y Matilde eran felices con lo poco que tenían, vivían con muy poco solo se quejaban de la salud de su madre y ellas no tenían como ayudarla ya que su tratamiento médico era muy caro y el pobre Don Roque a duras penas ganaba para el alimento.
Se acostaron en silencio Matilde al poco tiempo se quedó dormida, Amalia al contrario no podía dejar de pensar en Camilo en el beso que se dieron, de solo recordarlo le hervía la sangre y volvía a sentir sus manos en su cuerpo, acariciando sus pechos, sintió un torbellino de pasión y solo quería volver a estar entre sus brazos.
No supo en que momento se quedó dormida, la despertaron los gritos de su padre llamándolas
-recuerden que es domingo día de ir a la iglesia
Amalia y Matilde se levantaron corriendo, se bañaron y cambiaron, tomaron un pan con un poco de café que les había hecho su madre, besaron su frente y salieron de prisa, no por ir a escuchar la prédica del sacerdote, sino porque era la única oportunidad que tenían de ir al pueblo y al menos mirar y coquetear con algunos jóvenes que siempre estaban al pendiente, pero conociendo a Don Roque ninguno se atrevía a acercarse.
Al entrar a la iglesia la sorpresa de Amalia fue grande, ahí estaba Camilo pero no estaba solo lo acompañaban sus padres y su amigo Gonzalo y por su puesto también estaba Katia la cual con una sonrisa y agarrada de su brazo le gritaba al mundo que ese hombre era de ella.
Amalia lo miro y él al verla no pudo evitar sentirse incomodo disimuladamente soltó el brazo de Katia pero sabía que ya era tarde Amelia podía suponer algo que no era pero que todo el pueblo esperaba el matrimonio entre él y Katia