CAPITULO 2
Una semana después Camilo se dedicaba a ayudar y aprender el negocio de su padre el cual tenía una empresa de exportación de banano. Trabajaba jornada completa y llegando el sábado esperanzado en recibir su pago para poder salir a jugar con sus amigos, para su sorpresa su padre había dado la orden de descontar de su salario los gastos del abogado, saliendo enojado recordó las palabras de su padre que tenía que casarse o de lo contrario no seguiría ayudándolo. Con estas palabras en su mente pasó por el parque donde se encontraban sus amigos Guillermo y Eva a los cuáles saludó con muy poco entusiasmo.
-qué te pasa? preguntó Guillermo
-es mi padre, dio orden de descontar de mi sueldo los gastos del abogado.
-amigo de que te preocupas tienes comida caliente en tu casa lo demás pronto pasará
-el pago no me preocupa me preocupa que el viejo quiere que me case y no a nacido la mujer que me haga tomar esa decisión.
-A propósito que es de tu amiga Amalia, no la he visto más. preguntó
-su padre la encerró no la deja salir,
-acaso te gusta?, le preguntó Eva
-nada de eso dijo él, pero en el fondo sintió deseos de verla
-le puedes llevar un recado? le preguntó a Eva
-claro que sí, contestó Eva de inmediato
-dile que la espero está tarde a la orilla del rio
Uyuyuy exclamó Eva con una sonrisa me huele a matrimonio
Camilo guardó silencio, pero en su mente sólo estaba la tierna sonrisa de Amalia, y es que la muchacha era muy hermosa, sus bellos ojos color café, su cabello alborotado y sus pechos firmes la hacían muy atractiva, aunque tenía muchos pretendientes ella solo pensaba en Camilo, él lo sabía y aunque también se sentía atraído por ella no quería reconocerlo, solo quería llevar su vida de mujeriego libre y sin compromiso; también sabía que al poner sus ojos en la chica el viejo Roque no lo aceptaría aunque tenía tres hijas más Amalia era su niña bonita y no iba a permitir que un hombre cómo Camilo se fijara en ella al menos que le pidiera matrimonio su princesa tenía que salir vestida de blanco de su casa.
Eran las cinco de la tarde y Camilo se encontraba impaciente esperando a Amalia, se preguntaba si su amiga Eva le había dado su mensaje, mirando las claras aguas del rio, escuchando el canto de las aves contempló el atardecer y hasta ese día se dio cuenta lo bello del paisaje, no podía creer que por primera vez en su vida pensara en algo diferente al juego y las apuestas. Había pasado cerca de media hora cuando sintió que unos pasos se acercaban, era Amalia la niña bonita, la de la sonrisa tierna
-hola, dijo ella, Eva me dijo que viniera porqué quieres verme? Preguntó un poco nerviosa
-hola, la verdad he pensado mucho en ti desde el día que fuiste a la comisaría.
-Porqué fuiste?
-quería verte, no te distes cuenta, estaba preocupada por ti.
Se miraron fijamente a los ojos, esos ojos negros que la enloquecían
Amalia, nunca pensó que Camilo se interesaría en ella, él era el hijo del hacendado del pueblo, todos sabían que su padre quería casarlo con Katia, la hija de su mejor amigo y socio de su empresa
Camilo le preguntó -¿porque te quedas callada, dije algo que te molestó?
-claro que no, contestó ella, solo que recordaba a Katia tu novia
-ella no es mi novia, son vainas del viejo, le dijo
-Y a propósito porqué querías verme?,
Camilo no supo que contestarle solamente la miraba fijamente
Pensó, quién era está mujer que lo había hecho quedar hasta sin palabras
-Solo quería verte, saber que estabas bien, contestó Camilo
Se quedaron en silencio, Camilo observaba su bello rostro, la brisa de la tarde movía su cabello alborotado cubriendo su cara, Camilo quitó una melena de su pelo con su ella sonrió dulcemente acariciando su mano, solo eso basto para que él la atrajera hacia sus brazos y tomando sus labios los sello con un fuerte y apasionado beso, Amalia se sentía en las nubes no podía creer que ese chico inalcanzable para ella estuviera allí rodeando su cintura y explorando su boca a tal punto de dejarla sin aliento.
El beso se prolongó tanto que luego Camilo acarició sus pechos a lo cual Amalia no pudo negarse, estaba perdidamente enamorada de él y no tenía voluntad para decirle basta.
A lo lejos escuchó la voz de su amiga Eva llamándola
-Amalia, Amalia, tu papá te esta buscando
Rápidamente Amalia se soltó de los brazos de Camilo y le dijo tienes que irte si mi padre se entera te va a matar
-que me mate, le respondió él -pero ahora menos que nunca te voy a dejar sola
-déjame ir, volveré mañana,
-te estaré esperando respondió, mientras que Amalia se alejaba con Eva por el verde prado, Camilo lanzó un suspiro y se dio cuenta que por primera vez estaba enamorado