Ojos cansados, y el sonar de las campanas que anuncian el llegar de los barcos al puerto, las gaviotas aun en silencio, quizá sea por las altas horas de la noche en la que se da el momento.
El crujir del pasillo me despertó, era la señorita, uno y dos golpes a la puerta dio.
-Adelante. Respondí, aun en calma, en el mismo lugar.
Un leve rechinar me acompañó en el abrir de mis ojos, y pude ver su rostro, viéndome fijamente.
No entendía su interés, tal vez su confusión, la obviedad de compartir habitación si pide una. Aun así, solo tomé la pequeña bolsa junto a mi que había preparado con antelación y salí, en dirección a los baños.
Yo estoy cargando con dos espadas, la oscuridad que me pertenece y la sombra que ha estado en silencio.
Incluso ahora, en los baños, donde me encuentro siendo golpeado por miles de pequeñas gotas de agua, las tengo cerca.
El ruido de las hojas desmiente su fachada, él no es el viento, solo es un curioso o un ladrón.
Entre un cuerpo somnoliento aún en proceso de vestirse, una sombra embiste contra la pesada bolsa, llevando solo a Penumbra.
…
-Eeeeeh!!!, alto!!!. Solo podía gritar en desesperación, mi confianza me había traicionado otra vez, y ahora, debia correr.
Rápidos pasos e increíbles saltos, es como se podría describir la secuencia de persecución, donde un tipo medio desnudo corre sobre techos tras un ladrón.
Parecían dar vueltas una y otra vez sobre el mismo sector, la sombra se abalanza sobre una ventana y le sigo, abriendo mis brazos y con la suficiente fuerza para aprisionarlo.
No me di cuenta en ese momento, solo disfrutaba de haberle alcanzado, pero frente a mi se encontraba Emel, juzgandome con una mirada fulminante, como si viese escoria.
Fue precisamente por esa razón, que mis brazos mermaron su fuerza y me di cuenta de lo que habían estado sosteniendo mis manos, al ser liberado de su captor, la sombra volteo y con un golpe directo a mi mentón, me dio un boleto para conocer a Morfeo.
…
..
.
-Entonces, ¿que tramabas robando la espada?. Pregunto Emel, mostrando un claro disgusto.
Yo, aun tendido en una esquina, pude ver a la sombra que había resultado en una señorita, al parecer, durante mi aprisionamiento, agarre su pecho accidentalmente, y se molestaron ambas.
-Ella me habló, me prometió poder. Murmuraba la chica, mientras su rostro solo podía ver al piso de la habitación.
Una chica, una de apariencia timida, pero fuerte, su cabello negro ocultaba su rostro, pero entre los espacios que formaba, sus ojos miel mostraban tristeza.
-Tu nombre. Demandó Emel, encontrándose con brazos cruzados, aun ignoraba mi despertar.
Un silencio lleno la habitación, y la chica levantó su rostro, poso de forma demandante y exclamó. -Si lo digo, tendré una condición, acaso ¿planeas hacerte responsable?.
-Da igual, acepto. Respondió Emel con su rostro lleno de confianza.
-Yo, soy Luna, y mi condición es ser custodiada hasta el principado sur. Terminó su respuesta con reverencia, y vio a Emel.
-Esta bien, nos queda de paso, te llevaremos. Con un claro disgusto, extiende su mano y cerró un trato, sin preguntarme siquiera.
-Achu!!!. Con un estornudo, rompí el ambiente, y fui sacado de la habitación como si de un perro me tratase.
...
Tuve que volver al baño a por mis cosas, pedir otra habitación en recepción y cargarlo a la cuenta de la señorita, dormir solo y pensar sobre mi propia conciencia, y percatarme que no recupere la espada.
…
Una vez más, el sol atraviesa la ventana y su luz me incita a despertar, acompañado del graznar de las gaviotas sobre los barcos, no permiten volver a soñar.
Preparar equipo, recoger mi equipaje y salir por la puerta.
Mientras giro la perilla y abrió sutilmente la puerta, una sonrisa algo molesta me recibe.
-Buen día. Suena al unísono un dúo de voces que aparentan ser dulces.
Yo lo sé, la expresión de Emel es por dinero.
-Buen día tengan ustedes señoritas. Respondí, pero solo fue silencio por parte de Luna, y Emel aun frunciendo, dijo; Ya está todo pagado, vamos a comer y luego a buscar transporte.
Una clara incomodidad se tensaba entre nosotros, Luna llevaba consigo a Penumbra en su cintura, a veces le murmuraba a la empuñadura y otras solo le sonreía, claramente, estaba loca.
Caminamos por el puerto donde, como si fuésemos una familia lugareña, entramos y pedimos el menú casualmente, todos terminamos comiendo pescado a la parrilla con verduras locales.
Siguiendo por el malecón del lugar, nos encontramos con el almacén, un billar y muchos bares.
Hasta que, al final del mismo, en la zona de embarcaciones, encontramos oficinas de transporte, la unica forma de salir de la isla, es por uso de veleros.
…
Nadie dijo nada, solo Emel nos volteo a ver con su típica expresión de saber que hacer y entro sola.
…
-Luna, realmente ¿esa espada te habla?. Pregunte en tono serio, pero sin voltear mi rostro, aun con la mirada en la puerta.
-Acaso ¿la tuya no?. Me respondio, como si supiera cosas sobre el trio de espadas que yo no.
-Hmmm. Me dejo sin poder responder a eso. -Y ¿Que te dice?.
-Me promete cumplir mi deseo si la llevo a cierto lugar. Continuo su charla mientras acariciaba la vaina de la espada, autoproclamada como suya.
-Ya veo. En ese momento, Emel salio con tres boletos siendo agitados al aire y su hermosa expresion de victoria.
...
Con la señorita guiandonos entre los veleros, no podia quedar impresionano, no lucian normales o de madera como los del pueblo, acaso ¿Aun se consideraria un barco?.
-Un ligre sin rayas, ¿aun seria un ligre?. Murmuro Luna, que se encontraba junto a mi.
Entonces, en silencio solo subimos a bordo, con la señorita Emel guiandonos y entregando los boletos.
…
Una vez en cubierta, el bullicio de las personas demostraba el interes en el viaje, y las campanadas dieron anuncio del mismo.
Vi como hacia ambos lados, compartimientos se abrian y de estos, inmensas partes mecanicas surgian, como si de brazos se tratasen, se movian y ajustaban en su lugar.
Desde el frente, cristal traslucido cubria la cubierta, similar a una burbuja.
Y lineas azules brillaban por todos lados.
La emocion del viaje fue interrumpido.
-Capitan!!!!. Grito uno de los airinos.
Despues dd unos momentos, se informo que la celda de energia estaba agotada y no arrancaria, pero que aun asi continua el viaje.
En ese momento, Emel señala el muelle y a un hombre robusto que toma una posicion extraña en la parte trasera del barco.
Elevando su mano izquierda, y usandola como mira el revez de su palma, un puño formo su mano derecha y fue elevado, uno segundos se mantuvo asi, tomo aire y solto un puñetazo, el cual genero una onda de choque que impulso el barco.
Segundo pasaron y se escuchaba los gritos de los airinos.
-Elevando!!!!.
-Iniciando motor de induccion!!!.
-Arranque de pendulo exitoso!!!.
El gran barco, poco a poco se elevaba sobre el mar, y la ciudad portuaria de Cyr, se encogió en el horizonte.