La ciudad de Bhakh, un lugar de adoración, donde, en su propio escudo se representa un ser alado, que, antiguamente, se les consideraba mensajeros de seres divinos, de este modo, la ciudad vio un crecimiento enorme, donde muchos viajeros se reunían por su fe, trabajo, o lo más importante, como el punto de ingreso al principado, de esta forma, se volvió un punto de gran crecimiento comercial y social con su alta población de 100 mil habitantes.
Con el tiempo, creció tanto que, en ese entonces, cuando ambos principados conformaban un solo Reino, pero con el fallecimiento del rey, la lucha de poder, y los principios opuestos que manejaban los príncipes, se dividió el reino en 2 principados, donde cada uno tomo rumbos distintos.
Las familias nobles se dividieron y algunas fueron escogidas por méritos en el principado de Losthlown, a diferencia de Nul, donde fue por logros militares. Debido a eso, diversas tensiones políticas se dieron, y una guerra de espionaje para el desarrollo se dio.
Nobles como la casa de Von Daha, quienes tenían méritos entre una larga historia de eruditos y guerreros, fueron los primero en unirse al príncipe, y ganarse su favor, de esa forma llegaron a Bhakh como sus gobernantes, una ciudad que instruyo como una tradición el revelar el futuro a quien quisiese, de esta forma, tengan una idea de hacia dónde dirigir sus vidas.
Durante una gran época las praderas de Kram, tierras solitarias, abandonada por muchos, amada por pocos, donde, solo a décadas de la consolidación de ambos principados, una ciudad de razas varias se unió en autosuficiencia.
Esto continuo hasta que su líder, el autoproclamado señor de los demonios, un ser gigante con rostro anfibio, decidido tomar las tierras aledañas para los suyos.
Durante 500 años, un mal tan grande como para unir al mundo contra un enemigo en común surgió en lo profundo de las praderas, donde se rumoraba existía una civilización, pero ahora no son más que verdades a medias y una tierra sin ley para las razas de luz, praderas inmensas y montañas tan altas que parecen tocar el cielo, brindando riquezas inexploradas que encontrarías en un sueño, llena de tierras fértiles que fueron arrasadas por hordas de monstruos que emergían del suelo mismo, mientras esta se consumía en llamas azules como si ardiesen con el alma de los muertos.
Esto dio inicio a la llamada guerra de la sangre, pasaron un par de años, al principio solo era la unión de ambos principados, defendiéndose de las hordas que llegaban a sus fronteras, pero con el tiempo la expansión del miasma que crecía a pasos gigantescos, y mostraba no querer ceder en su contención, hasta las tierras de Thara, otras razas se comenzaron a ver afectadas por la contaminación del agua y la posibilidad de una catástrofe sin precedentes.
Bajo la premisa de una inminente destrucción de aquel fuerte que protegía los pocos vestigios de una defensa que quedaba en la frontera con Kram, el rey solicito que se unieran en un tratado de paz y lucha aliada contra un enemigo desconocido para aquel entonces.
Durante el tercer año de guerra en contra de los monstruos, se decidió por decreto real, reunir a todos los habitantes posibles frente a las estatuas de nuestro dios, ofreciendo rezos, día tras día, hasta el punto en que muchos comenzaron a perder su fe, en ese punto, donde algunos comenzaron a flaquear, se escuchó un gran estruendo junto a un haz de luz, desde el cual descendió sobre la plaza principal de la ciudad humana de Bhakh, donde se encontraba la mayor conglomeración de personas, todo el mundo escucho por primera vez en un siglo de silencio, la voz del guardián de nuestro mundo, aquel al que llamábamos Neo, el vocero de la diosa de la luz.
Bajo una luz directamente proveniente del cielo, un ser que se hacía llamar seguidor y voz de nuestra deidad, entrego sus deseos. mensaje de esperanza, sin intervención de las sacerdotisas u oráculo alguno, una señal directa para todos, no estaban solos, serian salvados. Existía esperanza.
La voluntad del mundo, presenciando aquella horrorosa masacre contra sus queridos hijos, nacidos de la tierra misma, no podía quedarse por siempre como una observadora, ante esta trágica escena de despiadada guerra decide enviarles un hijo escogido por estrellas, aquel que llevaría la promesa de un futuro lleno de bendiciones a las tierras de sus hermanos.
//Aquel que corrompe todo a su paso. Las razas deben estar unidas contra un enemigo, aquel al que se enfrentan, es llamado Barlo, tenga fe, hijos míos, enviare ayuda, un fuerte guerrero nacido entre un humano y un ser mágico como prueba de unidad los guiara a un futuro sin temor//
Ese fue el mensaje del mundo que dejo a la humanidad atónita, aun tenían esperanza solo tenían que resistir.
Astur, nombrado dentro de un alejado pueblo fronterizo a los confines del mundo, donde la guerra aun no llegaba, se le encomendó una misión, acabar con la desgracia que asola la región de Nadia.
Con el tiempo Astur recibió su destino por parte del oráculo, donde una lucha a muerte se dio en lo que hoy es la pradera de Kram, entre el más grande mago, hijo escogido por las estrellas, aquel bendecido por el maná destinado a velar y proteger a los mortales y devolver los males al inframundo.
Barlo, aquella manifestación infernal, había logrado adquirir y estabilizar su misma existencia en el mundo, superando el poder de Astur, cada día que pasaba en combate le daba desventaja al guardián del mundo.
En su último aliento, dándose cuenta de la gran diferencia de poder, decidido a sacrificarse por su deber, uso todo el maná que poseía, pero para iniciar un hechizo que sellara a su enemigo, necesitaba mucho más poder, viéndose obligado a usar el praná, su propia energía vital seria usada para complementar el sello mágico, desgarrando su alma con cada segundo de mantenerlo activado, todo a costa de regresarlo al lugar de donde se originó, en su mente, quizá solo pensaba en darle otra oportunidad y tiempo para que se prepare los mortales, un alma a cambio de toda la civilización sería un pequeño precio.
Y así es como con el fin de una vida, fue salvada la existencia de millones de otras más.
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Se encontraba un viejo humano con armadura reluciente, como un caballero, pero sin usar un casco, mostrando su cansada apariencia con cabellos blancos y grises mezclados, bajo un árbol sentado, junto a un niño mientras narraba una historia de antaño, con un brillo en sus ojos denotando preocupación, con su mirada fija en el horizonte, de su boca salen un pequeño suspiro seguida de una pregunta.
Un pequeño con cabello castaño gira su cabeza y dirige una mirada de confusión al viejo caballero, en lo que responde con una voz llena de intriga:
El viejo caballero sonríe con alegría y un poco de disgusto se ve en sus ojos y regresa a ver al pequeño, y en un suspiro sus palabras salen con franqueza directamente hacia el muchacho atento hacia su respuesta.
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Mientras el pequeño bajaba la colina rumbo a su casa, el viejo caballero calmado respiraba mientras pensaba en el provenir de su casa y familia.
Después de un silencio el viejo mira el sol ponerse y en la distancia ve como un gran haz de luz se eleva hasta el inmenso cielo, atravesándolo y formando espirales en las nubes mientras se tiñen de rojo.
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Con una fija mirada en la fuente, se percata que proviene en dirección donde se encuentra la pradera de Kram, llamando al cielo donde las montañas heladas resplandecen de un escarlata intenso como la sangre y con ello el cielo turbio lleno de espectros con forma de wyver´s surcando vientos huracanados dejando en la cara del viejo que creía haberlo visto todo en su vida combatiendo contra toda clase de cosas de forma cotidiana, una expresión atónita.
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Mientras tanto en la plaza central de la capital, los habitantes reunidos en multitud murmurando en un tono bullicioso mientras los soldados se reunían alrededor bajo el balcón del palacio real.
Con una voz imponente resuena con ayuda de magia las palabras de alguien digno, exudando magnificencia, comenzó su discurso.
Guardia:
Mientras los ciudadanos se dispersaban, se escuchaban murmullos y algunas risas.
-Dentro del castillo.
Un hombre fornido en armadura, con una barba que presenta sabiduría en el campo de batalla se presenta ante el trono.
Un caballero deja el castillo aun con dudas en su corazón, mientras veía como la noche era rojiza en la lejana.