El amanecer de un nuevo día, donde las aves trinan, el cielo esta despejado, la fresca mañana nos recibe, y un esqueleto me está viendo, creo dormiré un poco más.
Traqueteo, es lo que sueño, cadenas siendo arrastradas por un camino empedrado, una y otra vez, escucho como rechinan dientes y su golpear, no puedo, debo despertar.
Entre el parpadear para el despertar, aun esta, viéndome fijamente cerca del campamento, desmesuradamente agilizo mis manos y tomo una pose de tiro, mientras trato de despertar a la señorita Emel.
-Señorita, despierte, es urgente. - Trataba de susurrar, sin apartar la vista de aquel esqueleto que se acercaba lentamente.
Justo frente a mí, se encontraba aquel esqueleto, con ropas simples, similares a los otros esqueletos que nos recibieron, es te traía una botella de porcelana envuelto en un trozo de tela sobre sus manos, me la ofreció, y aun con dudas, la tome.
-Gracias por liberarnos- surgió una voz, un esqueleto hablando, es extraño- Esto le servirá en su viaje joven, es Ephedra, la quebranta huesos- Y con esa explicación se unió a los suyos, siendo arrastrado como migas de pan por el viento y su alma uniéndose al ciclo eterno.
Aun consternado por lo sucedido, tenia que guardar, le preguntaría a la señorita si sabia más sobre esa cosa que me fue conferida. Pero al voltear, ella ya estaba lista para partir, quizá, paso más tiempo del que sentí mientras pensaba.
-Estamos listo, todo empacado, debemos seguir si queremos llegar al puerto. – Con su habitual sonrisa me lo dijo, pero me incomoda un poco, además, quiero que me llame por mi nombre.
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-Está bien, debemos seguir, pero antes de eso, ¿sabes leer un mapa? – Le pregunte sin miramientos, después de todo, no sabía hacia donde ir, y sus palabras solo fueron. -Sígueme. – Entonces solo tengo que vigilar y seguir, al parecer se apodero de Antumbra, llevándola en su cintura.
El viaje a través del castillo fue curioso, ella iba tomando cualquier cosa de valor que fuese cómoda de llevar, y la guardaba en su bolsa, simplemente no la entendía.
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En las puertas del castillo, lo que alguna vez fue una muralla, 2 jóvenes caminaban sobre la pasarela, sin saber lo que el destino les deparaba.
Un viaje, un destino, muchos lugares, así comenzó, volviendo a pasar por donde una vez aquel joven caminaba solo, ahora tiene una compañera de viaje, con la cual aprecio un paisaje sin bruma, las estatuas que una vez estuvieron, ahora solo eran cúmulos de ceniza.
En la entrada de las murallas, como si estuviese esperando, se encontraba aquel gato, fijamente mirando con sus ojos escarlata, en posición firme, como un perro guardián.
Sin decir palabra alguna, aquel gato se unió a su viaje, aparentando ser normal, solo caminaba al son del compás del tarareo que daba aquella chica.
Entre paisajes sombríos de campos abandonados, ahora 3 individuos se encontraban con las divisiones del camino, el cual antes, no se logro apreciar por la niebla, pero ahora, pudieron ver el camino hacia la derecha, el cual apuntaba hasta el puerto de Cyr.
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El viaje hasta la siguiente ciudad fue sencillo, unos cuantos monstruos pequeños, como goblins, zorros de niebla, y lagartos ignífugos, pero en ese trayecto nos encontramos con una serperior de carroña, la cual nos obligó a correr, al parecer esos seres excavan y aparecen para devorar cadáveres, así que una vez nos alejamos lo suficiente del bosque, dejaron de aparecer, y pudimos acampar.
Durante la noche, pude hablar con Emel, y logré presentarme, al parecer, en las ciudades humanas, existen personas con habilidades especiales que leen tu destino, y el suyo, una vez cumplido 15, le fue dado, y emprendió un viaje de 1 año, con respecto a su collar, tampoco sabe que es o para que sirve, solo le fue entregado días después por orden real del principado.
Al parecer, tampoco sabe cómo llego, pero se le dijo que tuviese fe, así que solo fue enviada, creo que me guardare lo de la chica mayor por el momento.
Durante las paradas, tuvimos que comer cocatriz, un gran número se encontraba migrando, así que fue fácil mantenernos durante las paradas.
Con el tiempo, entre una parada, nos encontró la serperior, pero mientras intente huir, Emel lucho.
Quizá ella pueda enseñarme a manejar la espada, tenía una técnica refinada, enfocada en la velocidad, simplemente empuñaba la espada con una mano, y esperaba a su enemigo, una vez a una distancia indicada apuñalaba su tórax, de esa forma cortaba órganos importantes.
En un momento de desesperación cuando se veía negada en sus ataques, pidió urgentemente aquella botella que entrego el esqueleto, sin preámbulos se la arroje, y con un movimiento grácil, la tomo y la estrello en el pecho del serperior.
Yo, pues, solo di apoyo disparando flechas a los ojos de la criatura, después de varios intentos, logre cegarla, en eso Emel aprovecho y perforo su corazón, al parecer tuvo complicaciones, dado que logre ver como requirió múltiples impactos para atravesar sus escamas.
Fue una batalla decepcionante, pero aun tengo dudas que necesito respuesta, es por eso mientras yo optaba por dejar el cuerpo de aquel monstruo y seguir, ella sugirió sacar su sangre y la escama de su cabeza.
Mientras se despellejaba y drenaba lo que solicitaba la dama, pude averiguar para que sirven ciertas cosas.
Las escamas, eran lo suficientemente duras para un escudo o armadura y su sangre podría ser vendida a un alquimista, acaso ella, ¿siempre piensa en dinero?
Ahora con lo importante, me supo decir, que leía muchos libros desde pequeña, esto lo hacía por su futuro, era el caso que ahora demostraba su utilidad.
La botella de antes, resulta ser la planta quebrantahuesos, extracto de esta misma, se dice que puede ablandar piedras, y si es arrojada a un enemigo, como reptiles y dragones, le debilitara sus escamas donde este impactase.
El viaje después de eso, resulto calmado, aunque algo pesado por la cantidad de cosas que se acumularon, al parecer según Emel, necesitaríamos dinero para tomar el barco, y que el viaje por el mar de estrellas será largo, por eso también es que necesitamos algunos preparativos.
Los arboles pasaron, los días le acompañaron, y un paisaje fue asomando, junto con su canto, cada paso fue en breve dado.
Como cada paso que daba solo veía pastizales, no podía a esperar un cambio de horizontes, además, algo que me molesto fue lo que ella llama apellido.
Según ella, un nombre te dice quien eres, pero un apellido, te dice de donde eres, y al saber ambos, puedes descubrir tu poder innato.
Las praderas que rodeaban Cyr, son increíbles, cada vez nos acercamos más y podemos apreciar el cambio, las tierras eran pastizales para pasar a cultivos, y así llegamos a sus afueras.