En la unanimidad de un sendero que conectaba el exterior con la vida dentro de un pequeño pueblo se daban pasos de un joven, cada vez que avanzaba, hojas crujían sobre el suelo, arboles se despedían de un guerrero con el movimiento de sus copas, como si de una reverencia se tratase, una despedida a un rey de forma galante, sencilla, y solitaria.
Como una sombra que se desvanece entre la niebla, es como avanza un soñador, acompañado de un futuro incierto, donde las alegrías, penas, dolor y angustia serán visitas recurrentes, recuerdos de su maestro, que, como si de su padre se tratase, cuido de él.
Entre un largo camino entre espesa niebla, dando el sentimiento de ser interminable, donde solo se puede avanzar en cautela, siguiendo los fuegos fatuos de antiguos elfos atrapados en este bosque maldito, al que llaman el bosque de las penas.
Figuras gigantes cubren los costados de los caminos, animales enormes tallados en roca, sus ojos brillantes como pequeñas luciérnagas parecieran seguirte a través de cada paso que se da.
El paso del tiempo parecía estancado, simplemente avanzar era una ilusión ambigua, un paisaje que se repetía una y otra vez, quizá pasaron varios días, pero aquel joven no se permitiría rendir, fue entonces, que las montañas se movieron, y mostraban un camino estrecho, demostrar su valía y afrontar la prueba.
..
Fue entonces, que, después de varios días, estando casi al borde de la desesperación y con suministros limitados, ante mí, un camino se abrió paso, mostrándose como si siempre hubiese estado allí, un poco escarpado, pero elegante, adornado con ramas retorcidas como si de un cuento de hadas se tratase, rocas cubriendo el suelo para guiar a sus viajeros, simple pero eficaz, eso podría describirlo.
Avanzar ciegamente no daba resultados, así que solo podía cambiar de ruta, firmemente mis pies se adentraban en el sendero, y con cada paso, sonidos de crujidos a mi espalda tronaban, cuando llegue a lo que parecía una cima solo voltee para ver que aquel sendero había desaparecido sin dejar más que el rastro de ramas secas sobre rocas fragmentadas.
A pesar de haber cambiado de lugar la niebla no desapareció, al menos, no del todo, pero yo estay cansado, y mis fuerzas están mermando, mi cuerpo rápidamente sucumbe a los pies de un árbol, descansar después de tanto tiempo es gratificante.
..
Murmullos, viento, y trinar de pequeñas aves, esto es tranquilidad, el fuego de la fogata es agradable, junto a su chispeo que reconforta.
Si, el fuego de la fogata es agradable, pero, yo no recuerdo haberla encendido.
La luz entra a través de mis ojos, mientras abro los parpados lentamente, veo frente a mi un campamento improvisado, pero esto es extraño, la persona frente a mí.
*suspiro*
Procedo a frotar mis ojos, una y otra vez, incrédulo por lo que sucede.
Un gato sentado frente a mí, su pequeño cuerpo descansa pacíficamente en un tronco, disfrutando del calor de la fogata, pero sus ojos ven fijamente las llamas, reflejándose en sus cristalinos iris, como si fuesen las puertas a otro mundo, ajeno a este, pero conectados.
-Joven, llevo esperando mucho tiempo, veo aun eres aquel muchacho que no acepta un regalo tan valioso como la vida de otros.
Solamente lo miro con atención, escucho sus palabras, pero sigo sin entender el cómo está aquí.
-Debiste darte cuenta antes, a pesar de ser inmaduro, eres inteligente, pero no un sabio, ni mucho menos un adulto.
Solo podía seguir sus palabras mientras tomaba una posición cómoda, sentado frente a la fogata, escuchando atentamente al gato.
-El día que perdones a otros, será el momento que crezcas, el día que te perdones a ti mismo, serás un sabio, porque, el viaje de mil millas, empieza con el primer paso.
-Entonces, ¿tu entiendes por qué debo aceptar un sacrificio por un mundo que despreciaba a mi maestro? - soltó entre suspiros el joven, aun con melancolía.
-Que no te afecte, al menos, aquí no, el bosque de las penas es el peor lugar para soltar tus angustias, debes resistir o terminaras muerto.
Fugazmente rozo por mis ojos la figura de mi maestro, aun con su rostro tan estricto, pero sus ojos tristes llenos de remordimiento.
-Melph, una vez logres superar lo que has provocado, toma el camino de la derecha, encuentra al único monarca real y has un trato con él. - terminando sus palabras, el gato se unió a la niebla, pero sus pisadas aún se escuchaban, pesadas para ser un gato, quizá no todo en este mundo es lo que aparenta.
..
Ahora, solo en este bosque, donde en ausencia de otros sonidos además de los insectos y el chamuscar de la fogata que me acompañan, me preparo para hacer frente a lo peor, un ataque enemigo.
Rodeado de árboles, podría venir de cualquier lugar, en estos momentos, ser un cazador es una ventaja, o al menos eso parece, pero el equipaje no dejara libertad alguna.
Pisadas, rápidas se escuchan alrededor, suenan el crujir de hojas y ramas secas, procederé a cerrar los ojos y escuchar.
..
Rápido, es lo único que pensé mientras aun cimbraban mis oídos por el roce de una flecha, tal potencia fue que atravesó el árbol tras de mí.
Una sombra tan veloz y ágil como un feérico del bosque, saltando entre las ramas alta de las imponentes coníferas, atacando a la distancia, solo puedo esquivar.
Tras una roca, a resguardo de los impactos, debo pensar, no me dará tiempo para apuntar, usar la espada para bloquear y forzar un combate cuerpo a cuerpo parece factible, procederé a eso.
Tiro mi equipaje rápidamente, con mis manos en desesperación, busco la espada negra, Umbra, mi espada, según el dragón, me ayudaría en tiempos de crisis.
Con espada en mano, la coloco en mi cintura y me dispongo a desenfundar, el movimiento de mi mano se bruscamente detenido, y el tiempo parecía detenerse.
Frente a mí, apareció una ventana azul con un mensaje.
*Aviso de bloqueo de habilidad*
Se solicita una confirmación antes de ser usada la habilidad de grado superior: Espada de la sombra.
Un administrador procesara su solicitud.
El tiempo volvió, casi muero por una estúpida flecha otra vez, atravesó el borde de la capucha que me cubría, un poco más y habría perdido parte del estómago, es demasiado para mí.
Sin otra opción, me puse de pie, tomé la espada, estando aun en su funda, para bloquear, su poder era increíble, pero un arma mágica era claramente superior.
Entonces, clame con un grito, tan fuerte que parecía retumbar entre los árboles. -Solicito uso de habilidad, *Espada de sombra*-. Repetí una y otra vez hasta que frente a mí se mostró de nuevo un mensaje.
..
*Solicitud aprobada*
Administrador Neo: Se le proporcionara soporte de uso, debido a una solicitud proveniente de una prole. Felicitaciones, podrá vivir otro día.
..
Una fuerte descarga atravesaba mi cuerpo, intensamente como un estallido, sentía la fuerza brotar de mí, simplemente espectacular.
Lleno de poder, mis movimientos resultan ser precisos, golpes galantes obligan a las flechas en volver a ser luz en el ambiente, parecen luciérnagas cuando golpean la hoja azabache.
Detenido en el centro de un claro, acompañado por la luz de la luna que atraviesa las hojas en la altura, pequeños resplandores sobre la niebla dan la sensación de ser un espacio interminable, mi cuerpo se mueve como si tuviese conciencia propia, perfectamente sincronizado, pero mi mente no soporta tal carga, poco a poco se vuelve visible, minúsculas gotas de sangre caen de mis ojos, parecen lágrimas, pero es solo un esfuerzo más allá de mi capacidad por el momento.
Mis ojos ven una interfaz de ayuda, pero no todo es alegría, hace unos minutos apareció un marcador, al parecer la asistencia tiene tiempo límite, 30 minutos de puro placer en combate o al menos eso se supone para el que se hace llamar administrador.
Rápidos cortes entre haces de luz, agilidad inhumana, un corte preciso a la yugular del atacante, solo basto unos minutos, pero en ese último instante lo vi, era mi maestro, acababa de matar a mi maestro, entonces me dejé caer desde la copa del árbol.
Junto a las hojas, un cuerpo se unía a su vals, era uno con el viento, y se unió a la niebla, nunca tocando el suelo, logrando esfumarse como el humo de la fogata.
En este momento, la culpa me invade, quitarle el futuro a otra persona por un bien mayor, que tan grande debe ser para justificarlo, pero aun así obligar a otro a cargar ese peso.
Pero mi maestro lo vi morir, no debe ser real, pero se sentía de esa forma.
..
Los sonidos se detenían poco a poco, y se ahogaban en el silencio, solo acompañándome los crepitares de las flamas dando indicio a una batalla, cuando múltiples sombras emergían tras los árboles.
No se me permitía analizar la situación, o al menos recuperarme del reciente shock, no era tiempo de lamentos, debía vivir.
Sombras acechando desde tras los troncos de los altos pinos, acompañándome desde la distancia, solo observándome.
Pasos cortos que provocaban crujidos al romper ramitas y hojas secas del suelo, puntos de luz me rodearon, todo apuntaba a que esta debía ser mi tumba.
Cada vez que se lanzaban contra mí, la espada los cortaba, y un recuerdo de los días que pase entrenando invadía mi mente, solo corte y corte, no había sangre ni cadáveres, estaba luchando contra mi voluntad y el tiempo corría, pero, aun así, solo me dolía a mí al parecer.
La niebla pierde espesura, se ve arrastrada por los vientos que propician la muerte, cada corte de umbra generaba una marcha fúnebre.
Cadenas se escuchaban en la lejanía, retumbando entre las sombras de los árboles, parecían cadenas de prisioneros, con cada golpe del acero, los números mermaban, poco a poco, y el tiempo acabo, logre salir con vida, pero el precio después de recibir asistencia fue alto. Ahora postrado en el suelo, clamo la muerte por el dolor agonizante que propicia mi cuerpo, solo para desmayarme otra vez.