Entre rugientes golpes que se escuchaban afilados, cortando el aire, donde las corrientes que levantaban con cada choque, llegaban a denotar poder, chispas iluminaban aquella tarde de tormentas y el suelo en el cual el agua creaba un espejo, se manifestaba aquellos haces de luz donde el rugir de los truenos y centellantes rayos creaban la atmosfera de un combate reñido entre dos grandes guerreros.
Unos momentos antes.
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Una sombra misteriosa, cubierta por una túnica negra, raída en sus bordes, mostrando su larga travesía, quizá el tiempo y experiencia en batallas, pero aun útil, cubriendo su rostro donde solo podrías reconocer sus ojos color otoño, tan intensos, que los destellos de luz te muestran un color avellano, guantes de cuero y una pequeña mochila de viaje en su espalda, allí esta, de pie sobre las ruinas de la muralla que rodea a lo que una vez fue un imponente castillo, apreciando todo el deplorable acto de valentía frente a su persona, y de un salto, se poso frente a un joven de magullada apariencia, donde su conciencia parecía haberle abandonado, pero su espíritu de luchar aun perseveraba mostrándose con aquella espada en mano, sosteniéndola fuertemente como si su vida dependiese de ella.
Aquella figura se vio en la libertad de tomar la espada sobrante, que, al desenfundarla, revelo una hoja de un hermoso blanco, tan radiante como el sol, no obstante, dejo de ser una espada, igual como paso con el aquel caballero de negra armadura, esta tomo una forma más optima para su poseedora, de hoja delgada y solo un lado con filo, rápidamente tomo una pose en guardia.
En un veloz movimiento se deshizo de la túnica que le cubría, solo para revelar una figura galante, una chica de cabellos oscuros como la noche que se presentaba como testigo del encuentro que estaba por venir, solo con una armadura de cuero, presionando su esbelta figura se prepara para la contienda.
Elevando su mano dominante mientras empuña fuertemente aquella espada radiante, Antumbra, elevándola al nivel de su rostro, y su mano libre es posada abiertamente hacia su enemigo, simplemente le espera, lo suficientemente lejos de aquel muchacho.
Entre la penumbra, una sombra emergió, venia acompañada del aroma de muerte, donde su mano levanto y su voz ronca surgió preguntando por aquella chica cubierta de armadura y telas.
-A ti, que hozas interponerte entre mi presa y yo, solo te depara la muerte. - Sus frías palabras acompañadas del rechinar de su armadura, daban peso a sus arrogantes palabras.
El fin de la puesta del atardecer, dio inicio a la contienda, un rápido impulso dio aquella armadura, embistiendo para dar un golpe directo contra su oponente, tan rápido que pareciese que solo el impacto podría matar a su contrincante.
Una rápida sucesión de movimientos, de apariencia casi coreografiados se dieron, aquella doncella uso rápidamente su mano en guardia para sostener y detener el impacto de aquella espada de prominente porte, solo para asestar con su espada un corte en seco que termino en un impulso abrupto contra aquel caballero, el cual solo se vio obligado a retroceder después de librarse de su agarre.
Solamente un cuerpo entumecido quedo de pie, rodeado de polvo, solo la chica de nombre desconocido se encontraba aun en guardia, mientras veía a lo lejos a su contrincante aun ileso a pesar de haber recibido el impacto de lleno.
Entre pasos acelerantes, una rápida reacción le permitió seguir con la delantera en aquel combate.
El caballero negro, entre los escombros tomo con ambas manos su espada, que poco a poco se tornó de mayor tamaño hasta ser comparable a un espadón, y de un solo movimiento asesto un golpe contra aquella chica, que se vio impactada por el abanicar de tan imponente arma.
Rápidamente un impulso tras otro en busca de lograr un impacto por más fortuito que fuese, ambos demostraban habilidades semejantes, pero poco a poco la diferencia de hacia presente, obligando al caballero a retroceder.
Como si fuese la noche absoluta, tornándose en oscuridad solitaria, aquel hombre en armadura toma su espada firmemente mientras la eleva, posicionándose para asestar un corte vertical, pero en su punto más alto, el mandoble brilla como la plata, cual luna llena cuando refleja al sol, entonces, poco a poco, destellos de luz se forman en su contorno, cubriendo la hoja de una luz plateada.
Atónita, aquella chica se encontrada pasmada ante tal poder siendo manifestado frente a ella, viéndose obligada a tomar una postura en guardia, sin mayor recurso que verse obligada en activar apoyo del sistema.
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*iniciando activación de habilidad innata*
Campo celeste:
Información: habilidad que únicamente se otorga a quienes lleguen a *" #$$$"#$*" y sean reconocidos por su señor.
Campo de energía que redirecciona cualquier daño, este solo puede ser usado 1 vez por día.
***
Mientras una cúpula de un brillo celestial se formaba rodeándola, ambos oponentes se miraban fijamente, una confrontación entre una lanza y un escudo, donde solo el más fuerte prevalecerá.
-Yo soy el gran campeón, el caballero mágico, Astur, solicito escuchar el nombre de tan digno rival. – Junto a su arrogante voz, pero ahora profunda, denotaba recuperar parte de su esencia como humano con el pasar del tiempo.
Junto a un leve suspiro, aquella chica con un rostro serio, responde. – Yo seré, yo soy, y fui, Emel Von Daha, y seré, quien te salvara, viejo amigo. - Un serio rostro paso rápidamente a una sonrisa llena de confianza.
-Adelante!!!
Se escucho un grito al unisonó a dos voces, junto a lo que parecía ser el mismísimo día, una luz cubrió el cielo entero, aquella espada de luz impacto contra el escudo, dispersando toda la energía en los alrededores.
El entorno cambio, una transición entre el polvo y solo un impacto sordo, revelaba poco a poco los cráteres dejados por tal manifestación de poder.
El silencio era el público, y los actores, cubiertos por el velo de la noche y el polvo, poco a poco eran revelados, aun de pie, uno frente al otro, ambos poderes habían chocado, más aún se mantenían firmes, pero esto solo incito la llama de la lucha.
El momento de la verdad se dio, Emel, aun con su espada firme, mostraría su determinación con la ayuda del sistema, enfrentara al que una vez fue un campeón, un héroe de los humanos.
Rápidas sucesiones de cortes, con tal potencia que cortaban el aire y provocaban el silbar en el combate, solo para ser bloqueados por el mandoble de aquel digno rival.
Un punto muerto se dio, ambos solo se miraban fijamente, pero no iniciaban otro ataque, solamente cruzaban una mirada, que parecía perdurar el resto de la noche, y como si fuera un juicio con la luna como juez, el mandoble destello, y de este brotaron cadenas que ardían en llamas de plata, rodeando, estrangulando, aprisionando al caballero.
Con el emblema de un dragón en la hoja del mandoble, le dio la oportunidad que anhelaba Emel, un golpe, es lo que necesitaba para terminar esta batalla sin sentido.
*Activación de habilidad*
Desintegración.
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Súbitamente fue perforado su pecho, donde antes yacía su corazón, Antumbra libero un pulso y silencio fue lo que le siguió, solo para que, de la armadura, polvo brotase y fuese absorbido por Penumbra, una vez terminado, solo un cascaron vacío quedo como testigo de aquel antiguo héroe.
Con un simple sonido, traía de vuelta a la chica a la realidad, la espada que una vez fue un mandoble, volvía a su forma de una simple espada, ahora en su funda, descansaba sobre el suelo a los pies de una armadura que poco a poco se desmoronaba.
..
-Ahora, solo queda una sombra de lo que alguna vez fuiste, Astur, te esperare en el próximo ciclo. - Comentaba al aire, entre sus ojos de los cuales pequeñas lagrimas brotaron.
(Al parecer, aquel dragón no ha terminado por abandonar al buen Melph, supongo, aún tengo oportunidad.)
..
A pasos lentos, con el sol naciendo a sus espaldas, aquella figura se dirigía hasta aquel muchacho tendido sobre las rocas, aun guardando su lugar, Emel se vio en obligación de atender sus heridas, dado que, no podrían avanzar de otra forma, de entre sus pertenencias, vendas y panaceas sacaba, y procediendo a los primeros auxilios simplemente suspiraba, junto a una sonrisa agotada, y un rostro que emanaba nostalgia.
Una vez terminada la atención médica, solo quedaba esperar, así que prepararía una fogata en aquel lugar, ahora seguro, y terminaría por esperar el despertar de aquel chico, todo esto mientras de entre sus ropas, revela un collar, hecho a partir de un cristal azul como el cielo, pero este se mostraba fracturándose.