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Chapter 11 - O Parte XI: Caminos y Caminata

El cielo es basto y bonito, de colores celestes o azul con algunas grandes manchas de blanco al que llamamos nubes. En este bosque es fácil perderte, por suerte tengo un gran sentido de la orientación.

Por algunos árboles, observo animales pequeños y otros grandes, están cantando o acicalándose sus alas. Mis vestiduras me ayudan a camuflarme con el entorno y los arbustos, curioseando mi vista se dirige hacia los animales que hay por mi paso. Algunos de ellos son esponjosos y algunos otros llenos de grasa y cuero, pero lo que más me da curiosidad son los peces, tienen tanto color ¿A qué se deberá el color de los peces? Es algo que nunca sabré.

Tardé tres días en salir de ese bosque, me demoré demasiado por que me detenía a observar a los animales. Gracias a eso, logre dar con algunas provisiones para mi viaje.

Parándome durante un momento veo las planicies arenosas que espera por mi a que lo cruce y a las lejanías algunos cerros que esperan que los escale, sintiendo el viento y la brisa, mi sensación de logro es cada vez mas grande, siendo optimistas me espera grandes cosas. Dejar atrás todo el asunto del Inca es lo mejor.

La caminata de estas praderas de arena y roca, llevó a mis pies mas de lo que pensaba, varias veces tuve que parar y buscar sobre las rocas para obtener algún descanso del ardiente Inti.

Mis reservas de agua quedaron por la mitad, mi camino me llevaría a la muerte si no tengo cuidado.

En uno de mis descansos, encontré cerca un camino hecho bajo tierra y relleno de piedra, no sé para qué se utiliza estos caminos pero me servirán en mi trayecto hacia la montaña.

Gracias a estos caminos, mis pies pudieron trabajar normalmente y llegar hacia la montaña.

Atravesar la montaña fue mucho mas fácil, el calor del sol ya había bajado y no me tomó demasiado tiempo el cruzarlos, lo que me dejó justo para buscar refugio al pie de la montaña.

El padre Inti bajó y la Madre Quilla subió a brillar para que pueda entrar en los libres brazos del sueño, Madre Quilla se despidió de mí, despertando a los lindos chilalos que con su piar me despertaron de mi sueño para saludar al Padre Inti y así, empezar un nuevo ciclo divino.

Continuando con mi viaje, hizo aparición la lluvia que mojó la tierra y alimentó a las plantas.

Alivio infinito es el que nos da la lluvia.

¡Alabado sea Illapa, Divinidad de los rayos y la lluvia!

Con la lluvia amenguando, pero con las nubes aún en el cielo continué mi viaje hacia el sur.

Pasaron varios días hasta que llegué a un rio y cerca suyo un poblado, aquí podría descansar y reponer la comida.