"Hijo... ¿Te he hablado del abuelo Abraham?
"Si papá, me has hablado mucho de él, de que fue un héroe de guerra, que contribuyó mucho a parar la expansión del ejército asgardiano por la zona noroeste del valle de los ogros, que fue un gran estratega que hasta obtuvo el reconocimiento de su majestad el emperador, que..."
Iba a continuar, pero la contundente voz de mi padre me detuvo
"Sí, todo eso son historias que le contarías a un niño, ahora, voy a contarte una historia que le contaría a un hombre, y bien, hijo, ¿quieres oírla?"
Fingiendo lucir tierno le contesté con la voz más infantil que pude reunir.
"Sí, ya tengo 7 años, yo ya soy un hombre mayor"
Mi padre me sonrió cariñosamente y me contestó
"Ja, ja, ja, seguro que eres mayor, pero para mí siempre serás el mismo crío de siempre"
"Hmp" Resoplé con recelo
"Bien, ahora presta atención Eiden"
"Hace mucho tiempo, antes de que aparecieran las personas que pudieran rivalizar con los habitantes de los reinos superiores, nuestra raza vivía en constante miedo de ser aniquilada, así que nuestra especie se escondía como si fueran ratas"
Mi padre hizo una breve pausa
"Hasta que un día los humanos comenzaron a sentir algo, el mana"
Se tomó un momento para mirar mi reacción y luego prosiguió
"Claro, esto ya lo sabías hijo, pero ¿sabes qué pasó luego de qué apareciera esta energía?
"No" respondí
"Llegaron los demonios que se hacían llamar aésir"
Trague saliva inconscientemente, ya que soy consiente de su crueldad y sadismo
"Enviaron a sus representantes más débiles, sabiendo que si se iban de Asgard no podrían volver, puesto que no son lo suficientemente fuertes como para volver a ascender a los reinos superiores" Exclamó mi padre
Con un toque de ira mezclada en su voz, mi padre dijo:
"Al principio se mostraron como seres de bondad y convencieron a los humanos de utilizar el bifröst, una herramienta que podía permitirte viajar por los reinos libremente"
Papá dio un gran trago a la botella de hidromiel que había llevado consigo durante todo el trayecto hacia el cementerio.
"Ese fue un grave error de nuestra parte, ya que tener un bifröst conectado a Midgard podía hacer que se movilizaran las "verdaderas" tropas de esos bastardos"
"Comenzó una masacre donde esos demonios arrasaron con ciudades enteras."
Mi padre se quedó un momento pensativo antes de continuar
"En medio de ese campo infernal se encontraba tu bisabuelo, Abraham"
"Me contó de niño, el infierno que se vivía, el sufrimiento y la desesperación que se olía en el aire y sobre todo la batalla que lo marcó. La batalla de Brávellir"
"Espera ¿batalla de Brávellir? ¿No es esa la legendaria guerra que tuvo lugar en la región occidental en donde las principales fuerzas asgardianas se enfrentaron al ejército del emperador?", pensé para mis adentros
En la novela se nos explica que la batalla de Brávellir fue la batalla decisiva que ocurrió hace 100 años para decidir quien se quedaría con el control de Midgard.
La novela nos describía como los humanos iban perdiendo abruptamente hasta que la raza humana despertó un poder oculto en lo más profundo de ellos, las artes de alma.
"El abuelo debió de ser una persona muy capaz si pudo sobrevivir a esa guerra tan feroz"
"Ese es el punto Eiden, tu abuelo no fue capaz de sobrevivir por su cuenta"
"¿Qué quieres decir padre?" Pregunté con curiosidad
"Escúchame atentamente hijo, lo que voy a decirte a continuación no puedes decírselo a nadie"
Me sorprendí por lo paranoico que se puso mi padre de un momento a otro, así que asentí con firmeza
"Bien, primero de todo, sabes que existen más seres que podrían acabar con nosotros, ¿verdad?"
"Sí"
"Sabes que aparte de los aésir existen los vanir ¿no es así?"
"Padre, a donde quieres llegar" exclamé con cierta molestia en mi voz, ya que con cada segundo que pasaba mi curiosidad aumentaba más y más
"A lo que quiero llegar es que ellos nos ayudaron en la guerra de Brávellir"
"?!", me quede estupefacto por un momento.
"Tu bisabuelo estuvo en el 4to batallón que se dirigía hacia el centro de campo de batalla, él estaba muy asustado, me dijo, hasta el punto en que se planteó abandonar a su país, pero el mismo sabía que eso no era posible"
Mi padre tomó otro trago de la jarra de hidromiel que sostenía.
"Cuando el abuelo salió corriendo hasta su prematura muerte, de repente salieron lianas del suelo que crearon un muro tan grande como el mismo cielo y en todo el mar de sangre y cadáveres apareció una figura, una figura con un color de pelo negro azabache y ojos lo suficientemente rojos como para eclipsar toda la sangre que se derramaba constantemente, lo único que hizo fue murmurar unas palabras, lo suficientemente fuerte como para que cada uno de los seres presentes lo escuchara:
"Asquerosos aesir"
Los miles de asgardianos consumidos por el éxtasis que les provocaba la matanza se pusieron pálidos después de oír esa fría voz y del suelo salieron cientos de lanzas imbuidas en un fuego tan caliente como el mismo muselpheim lo que provocó la ejecución de miles de asgardianos y la retirada de los supervivientes"
Me quedé sorprendido hasta el punto de no poder pronunciar palabras
"¿Un vanir capaz de controlar la misma naturaleza? Solo se me ocurre uno, pero es imposible, está ocupado deteniendo a Nidhog, además es imposible que un ser del calibre de Freyr haya podido descender a Midgard" me autoconvencí.
Mi padre después de observar mi reacción continuó
"El ser que pudo hacer ese desastre se hacía llamar Eiden"
[Punto de vista de James]
"El ser que pudo hacer todo ese desastre se llamaba Eiden"
Me entretuvo bastante la reacción de mi hijo, después de todo es bastante raro encontrar este tipo de caras viniendo de mi racional hijo.
"Entonces padre... ¿Qué pasó luego?"
"Luego de ese incidente, el tal Eiden desapareció y en su lugar apareció otro vanir, Gerd, un hombre alto con cabello dorado que reflectaba el sol y ojos azules cómo el mar."
"Él explicó al emperador sobre la existencia de los demás reinos, mi abuelo junto con sus camaradas de armas escucharon atentamente sus palabras."
"Cuanto más hablaba Gerd, más desesperados nos sentíamos, nos habló de existencias como el rey oscuro Malekith, la mente colmena, light, el gobernador del fuego eterno Surtur y el emperador de los sangrientos aésir, Odín"
Mi cabeza dolía pensando en esa guerra, me traía recuerdos desagradables, de como mi abuelo me decía diariamente que los humanos no habían ganado la guerra, de como lo tacharon de loco y fue excluido de la sociedad, de como acabó en este cementerio de mierda en vez de tener una lápida tallada en oro como los veteranos de guerra.
"¿Papá? ¿Cómo acaba la historia?"
Cierto, aún no la he acabado pensé
"Al final, el rey comenzó a llorar delante del tal Gerd y le rogó por ayuda, las últimas palabras que escuchó mi abuelo antes de que lo escoltaran a la salida fueron: "No temas representante de los humanos, pronto verás que nuestra ayuda es innecesaria"
"Y curiosamente las artes espirituales se comenzaron a manifestar en la gente después de 1 mes" Pensé
A partir de la manifestación de las artes espirituales en las personas, más los elementos natos, solo fue cuestión de tiempo antes de que la raza humana hiciera retroceder a los asgardianos
[Punto de vista de Eilen]
"..."
Me quedé en un completo silencio después de escuchar la historia de mi padre, no le creía del todo, ya que los acontecimientos que han pasado en los últimos 7 años coinciden con la novela, pero tampoco lo consideraba una completa locura.
Después de un largo silencio mi padre me dijo:
"Ven, siéntate a mi lado"
Obedecí y me coloqué a su lado
Después de sentarme junto a él, me sorprendió el saber que aunque mi tamaño ha aumentado a lo largo de estos años, me continuaba pareciendo gigante mi padre.
Justo cuando estaba perdido en mis pensamientos, mi padre me pasó una jarra y me murmuro como si estuviera teniendo dificultades para hablar:
"Toma un poco si quieres, un trago no hará daño a nadie"
Hice caso y probé el líquido dorado
"Maravilloso" dije
Esto era mejor que cualquier cosa que hubiera probado, en mi anterior vida no era un gran bebedor, pero si esto lo hubiera probado en la tierra probablemente me hubiera convertido en un catador de hidromieles
"Ven, vámonos a casa, hijo, que si no mamá nos regañará a ambos"
Me levanté y me decidí a caminar, pero no sin antes pensar:
"Me pregunto como le estará yendo a él..."