De la sangre que se derrama y el silencio que desgarra,
naciste tú.
De esta tierra sedienta, que por agua clama,
y del dolor de la muerte, llegaste tú.
De las lágrimas derramadas y las súplicas susurradas,
abriste tú los ojos.
De los pájaros que alzan vuelo
y de las flores que despiertan cada primavera, eres hijo.
De esta tierra, este cielo que sobre tu cabeza se extiende,
de esta agua que te moja y lava, del aire que, dulcemente,
te acaricia, eres amante.
Y amarte, yo te amo.
Como el verde que cubre y
viste la tierra que pisamos, como el azul infinito que cual manto
nos cubre, como la cálida luz que te embriaga.
Así te amo.