"Y ahora pasaremos con los deportes. Igual que la temporada anterior, Kawasaki Frontale sigue en lo más alto de la clasificación."
Liam con un gesto de desprecio cambia el canal. 'Los deportes no me interesan.' Sin poner atención al programa de animales que había puesto, empieza a mirar el techo y recordar el combate de ayer.
'¿Por qué? ¿Por qué no me duele la derrota? Siento incluso un alivio. Ya no me preocupa esa maldición del tiempo. De hecho, nunca me ha importado especialmente.' Liam cambia de canal de nuevo y mira el televisor pensativo.
Súbitamente, la imagen mental de Nora aparece. 'Mamá...' Liam traga saliva angustiado.
'He fallado, he fallado a mi madre.' Sus manos empiezan a temblar. 'Ella es muy buena y no me castigará seguro. El hecho de fallarla, de no cumplir las expectativas de la persona que me lo ha dado todo... Me corroe por dentro.'
Liam se levanta y va al cuarto de baño. Se mira al espejo, con la respiración acelerada. Empieza a sudar. 'Te he fallado, te he fallado, mamá.' Estas palabras no dejan de resonar en su mente. Con fuerza agarra la pica.
'No soporto esto. Ella es la única persona que me quiere.' Con ambas manos se cubre la cabeza y susurra obsesivamente "Me merezco un castigo, me merezco un castigo." Liam cierra la puerta del baño y sentado en el suelo, empieza a agarrar con fuerza la piel de sus brazos.
Una lágrima de pétalo gotea sobre el camisón blanco de paciente. Liam se mira las manos. 'Unas manos débiles e incapaces de ayudar a los que lo merecen.' Con una mirada ensombrecida se levanta y se mira de nuevo al espejo.
'Ella es todo lo que tengo en este mundo.' Partiendo una manga del camisón se cubre la boca. La ata con fuerza a su boca a modo de mordaza. De un puñetazo parte el espejo y coge uno de los afilados fragmentos.
Se mira las venas que corren por su brazo. La sonrisa de su madre lo calienta por unas leves décimas de segundo. 'Por mi fracaso ella no podrá sonreír. Ha dado tanto por mí y yo tan poco por ella...'
No lo piensa dos veces. La guillotina reflectante sega la pradera de margaritas, que eventualmente se convierte en un jardín de claveles.
Mientras, en la otra camilla, los sentidos de Ryo regresan a su cuerpo. Ryo mira alrededor y encuentra una cama deshecha y vacía, un televisor encendido y un calendario. 'Cinco de Abril, vaya. He estado una noche inconsciente.'
Mueve los brazos para comprobar su estado. 'Tardan algo en reaccionar, no estoy para nada recuperado de los daños neuronales.'
Ryo atiende al televisor, fijándose en la reportera. "Los accidentes infantiles han subido. Desde el gobierno se ruega que se conduzca con más precaución cerca de escuelas e institutos."
'Esta cara, me resulta familiar.' Ryo lee el nombre de la periodista que está al habla. [Quibilah Samir, periodista nacional]. '¿Eeeh? ¿Qué hace ahí? ¿Otra investigación encubierta?' Sin darle mucha importancia, Ryo descansa y piensa en lo que sucedió la tarde y la noche anterior.
Ryo aprieta el puño. 'Soy débil, si tan solo fuese más fuerte, no me hubiesen violado. Y el ladrón hubiese sido pan comido.' Mira el techo en silencio. 'Aunque no todo es fuerza. La paliza podría haberla evitado si hubiese sido más consecuente.'
La mirada del joven Shura se clava frente al lavabo. Por la rendija de la puerta se expande un charco carmesí.
Ryo tarda en reaccionar. Con mucho esfuerzo se levanta y se dirige al baño. La flaqueza de su cuerpo lo hace caer al suelo. Sin embargo, se vuelve a levantar y llega hasta la puerta del baño. Sus pies descalzos se bañan en el charco de sangre.
Obviando la evidente gravedad de la situación, Ryo abre la puerta del baño, descubriendo el cuerpo del joven Liam, con los brazos llenos de cortes. Consciente aún, Liam lo mira con cara de no querer ser ayudado.
Con toda la prisa que el cuerpo le permite, Ryo avisa a los enfermeros, que atienden de seguida a Liam, evitando que muera desangrado.
Durante el resto de tiempo que ambos pasaron en el hospital no se dijeron ninguna palabra. No se preguntaron el nombre ni se miraron de nuevo a la cara. Sintieron energía espiritual en el otro, pero ni siquiera eso los animó a entablar conversación.
El cuerpo de Ryo se recuperó mucho antes que el de Liam, así que le dieron el alta el lunes.
El despertador para madrugar suena con completa naturalidad rutinaria. 'Que bien sienta volver a mi día a día.' Ryo se levanta y prepara el desayuno.
Se encuentra a Niu tirado en el sofá. Mirando a su amo. 'Porras, me había olvidado por completo de él.'
"Me enteré de lo que pasó en el supermercado y vi como la ambulancia te llevaba, así que estate tranquilo. No me has preocupado para nada." Exclama Niu mientras se frota con el sofá, aún medio dormido.
"Vaya, se agradece la preocupación." Responde Ryo con tono irónico.
El día en la escuela fue de la forma más normal posible. Ryo justificó su falta de asistencia del viernes y se puso al día con las materias. Solo una cosa lo extrañó. Usaga no estaba.
"Hey Ryo. ¿Cómo estás? He oído sobre tu ingreso al hospital." Dice Keanu acelerando el paso para ponerse a la par de su amigo.
"Estoy ya bien, mi cuerpo está en perfecto estado. Únicamente me han aconsejado volver caminando a casa para que mi cuerpo recupere algo de normalidad motriz."
Keanu Hobbes sonríe levemente mientras siguen caminando. "Cuando estés del todo bien, ¿te gustaría apuntarte al gimnasio? Había pensado en apuntarme, pero ir solo es algo aburrido, ya sabes."
'Puede ser muy buena opción para fortalecerme.' Piensa Ryo. "Hmm, la verdad es una idea que me llama la atención. No habría problema en ir alguna que otra tarde. Además, por lo que veo, no vives demasiado lejos de mí."
"Perfecto pues." Responde Keanu. "Ya lo hablaremos por el móvil." Finalmente, se despiden con un apretón de manos.
'Además de fortalecerme físicamente, debería informarme mejor sobre las maldiciones. Quiero saber a qué me enfrento.'