La bocina del ferri suena anunciando la llegada a la capital a través del puerto de la bahía. La fresca brisa del mar sopla el cabello tizón de Ryo, que pone ambos pies sobre tierra firme y toma aire para darse ánimos.
Con la maleta en mano, Ryo se adentra en el parque Shiba del distrito del puerto para llegar al centro de la ciudad, donde le espera su nuevo apartamento. 'El piso es algo pequeño y está lejos de la escuela, a una media hora. Ya veré si cojo el bus o como me lo monto.' Piensa Ryo. 'El alquiler en la ciudad es demasiado alto, pero es lo que el abuelo me ha podido pagar así que sin quejas y para delante.'
Ver gente de todas las edades disfrutando de la calma del parque sosiega momentáneamente la desgana que siente Ryo hacia la ciudad. Al ver un banco vacío, Ryo se sienta para descansar un rato.
Abre su mochila, saca un bocadillo de tortilla y se lo empieza a comer mientras enciende el móvil y carga un juego que le permite atrapar criaturas allá donde vaya. Cuando termina el bocadillo, se levanta y recibe en ese instante un correo de la escuela.
[Estimado alumno Shura, enviamos este correo para darle la bienvenida a la preparatoria Orionboshi. Durante la primera semana de curso nos aseguraremos de tener una reunión contigo con tal de que te familiarices con el centro y te podamos conocer. Te comunicamos también, que tu clase será la 2-B.] Ryo acaba de leerlo rápido y, sin demasiado interés, lo cierra.
A la salida del parque, Ryo espera inquieto a que un semáforo se ponga en verde. De pronto, un pequeño gato con collar sale del parque corriendo hacia la carretera. Ryo lo ve, pero cansado por el viaje y sin tener en cuenta el peligro al que el animal se estaba sometiendo, decide ignorarlo. 'Parece que tiene dueño, ya se encargarán de él.'
Sin embargo, ningún dueño intervino y tanto la incertidumbre del gentío como un pequeño y creciente charco de sangre se apoderan del paso de peatones. Ryo mira el gato con lástima y asco hasta que el semáforo se pone en verde y cruza, dejando atrás a la multitud que rodeaba el cuerpo del animal.
Unos minutos después, llega a la calle de su apartamento. Es una calle peatonal, sin demasiado tránsito. Al lado del portal de Ryo hay un supermercado 24 horas y una parada de bus. Al otro lado, una agencia de viajes y lo que parece un modesto local de detective privado.
Cuando Ryo entra al piso, este está completamente vacío. 'No es de primera mano, pero aun así está todo en buen estado.' La casa cuenta con un baño, un pequeño salón, dos habitaciones vacías, una cocina y una terraza que da a la calle. Al no tener colchón, Ryo se prepara con unas mantas que llevaba y algo de ropa un lugar sobre el que dormir y caer dormido por el largo viaje.
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En ese mismo momento, en el otro lado del mundo. Ciudad de Tromsø, Noruega, la ciudad del sol de medianoche. En algún lugar bajo tierra.
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Las reverberaciones de los gritos de los prisioneros resuenan en las paredes metálicas de la instalación de la Paranormale Dyp Forsvarets, también conocida como PDF. Las fuerzas secretas del estado noruego que se dedican a la investigación de asuntos paranormales.
Unos tacones de paso ligero cruzan las celdas de retención y los laboratorios. La dueña de dicho calzado es Nora Larsen, máxima directiva de la PDF. Nora abre la puerta del fondo del pasillo. Allí la espera un hombre en su escritorio. Un hombre con suficiente valor o estamento para mirar con desinterés la intrusión de la mujer más poderosa del país.
"Ministro Emil, no me ponga esa cara, ya sabía que hoy iba a venir, de hecho apostaría porque sabías incluso la hora a la que entraría a este despacho, después de todo me tenéis envuelta en redes de espionaje. Una acción que cuestiona bastante la confianza entre socios."
"Toma asiento." Responde el ministro sin cambiar su semblante.
El ministro uniformado se sacude la garganta antes de hablar. "Llevamos mucho tiempo esperando, señorita Larsen. Como puede usted entender, no podemos seguir invirtiendo dinero público en una iniciativa que no da resultados..."
Nora lo interrumpe en seco. "Se trata de un negocio de guerra de crucial importancia. Hay resultados más que suficientes y le aseguro que respecto a lo paranormal, las fuerzas noruegas están entre las tres o cuatro más avanzadas de todo el mundo." Nora se mete las manos en los bolsillos y pone las piernas sobre el escritorio del ministro.
El ministro la mira esperando que baje los pies del escritorio. Nora sonríe con burla. El ministro ajusta sus gafas redondas y prosigue. "Queremos que compartas información. Es legítimo que si el estado paga esos estudios tengamos acceso a los informes resultantes. ¿No crees?"
La mujer más poderosa de noruega ríe. "La PDF tiene hilos suficientes como para tumbar el gobierno actual. Deberías agradecer que os dejemos mantener vuestro teatro de corrupción."
El ministro aprieta el puño. "Nora Larsen, deberías ser la primera interesada en tener buena relación con el gobierno. Compartir esos avances podría ayudarnos a mejorar la calidad de vida y la economía del país." Nora saca la mano del bolsillo. Su mano derecha sostiene una cadena de plata con una cruz. Alza la mano mostrando la cruz a Emil y pronuncia: "Iskald". La piel del ministro empieza a palidecer a una velocidad extrema, hasta que en apenas dos segundos cae al suelo, inerte.
"Estoy segura de que tus superiores entenderán el por qué de tu muerte, después de todo tampoco creo que el gobierno tenga misericordia por alguien que ha fracasado en su labor." Nora Larsen sale de la habitación con una expresión de seriedad y guarda de nuevo el rosario en su bolsillo. Mientras, con la mano izquierda, da una orden a los militares que vigilaban la puerta para que entren al despacho.
Los tacones de hielo suben por unas escaleras de caracol hasta salir al exterior de la base militar, donde un joven de cabello blanco y ojos marrones la espera. Nora le tiende la mano al chico. "¿Te he hecho esperar mucho, Liam?" Nora sonríe dulcemente.
"Sí." Responde el chico con un suave tono de voz mientras toma su mano. "Vayamos a cenar algo, mamá."