Las personas en las que puedo confiar se podrían contar con los dedos de una sola mano: Lucya, Papá, mi hermana pequeña y el tío Damond, el hermano de mi padre.
Confío en mi madre y Belial, mi hermano mayor, pero a diferencia de papá o mi hermana, veo como madre suspira de decepción al verme practicar magia y como mi hermano siempre me mira con enojo. Si les comunico algo que logre, ya sea un gran o pequeño avance en mi magia, espada o aun peor…mi bendición. Mi madre pondrá más expectativas en mi. Yo no quiero eso, simplemente mi progreso es extremadamente lento, incluso un niño de 5 años da mas frutos que yo. No quería verme presionado por dar resultados, por lo menos no para mi madre.
En el caso de Belial, simplemente, me dejaría de ver con amabilidad si su posición como heredero se ve amenazada, y aunque yo tenga un potencial incalculable por tener 2 bendiciones; No soy nada. Belial me golpearía o me despreciaría y, por lo menos, no quiero que alguien me desprecie…no en mi hogar, el único lugar donde me siento seguro.
Los momentos que pase con mi familia recorrieron mi mente.
La vez que vi al emperador fue el momento que conocí por primera y única vez a alguien de la raza dragón, seres existentes desde la era del génesis, y con solo una mirada hizo que todo mi cuerpo se estremeciera, haciendo que me orinara.
"Fue aterrador"
Mi mente vibro y el mundo dio vueltas en diferentes direcciones, se volvió borroso por segundos, hasta que nuevamente un recuerdo se formo, uno de los mejores que he vivido.
El regalo que hizo mi papá en mi cumpleaños numero 5.
Mi padre me llevo a cazar y mate por primera vez a un animal. No me sentí mal por matar un ser vivo en ese momento, pero las palabras que me dijo mi padre me hicieron consciente de la situación. La muerte de un ciervo que no tenia nada que ver, solo un animal que buscaba sustento y se encontró…con su muerte.
Desde eso momento, siempre repito la enseñanza de mi padre. Veo, pienso, analizo y medito cada vez que veo a un animal muerto, pero siempre me veo limitado a 3 puntos de vista; Yo, el y ellos.
Yo: Lo que pienso de matarlo, el bien o mal que me ocasionara su muerte y el como llegara las consecuencias de ello. El: Lo que sentirá, que pensara, haría los mismo si fuera al revés y como me sentiría si estuviera en su zapatos. Ellos: Según a como mi familia reaccionaria ante lo que hice, lo que pensarían mis conocidos y como reaccionarían los suyos, ¿Los conocidos del animal se intentarían vengar?, ¿Como reaccionaria un desconocido ante esta situación?
Esos siempre fueron mis pensamientos antes de realizar algo cuestionable e incluso hasta ahora nunca he podido salir de esos puntos de pensamientos, si existiera un cuarto punto de pensamiento me encantaría saberlo, pero por desgracia no puedo pensar en otro, es similar a las dimensiones.
Mi mundo dio otra vuelta y otro recuerdo se materializo en este mundo que se asemejaba a mi conciencia.
Era el festival de las flores.
"Es hoy…"
El día que el emperador perdono a la casa Loughty por faltar al evento que organizo.
¡El día que murieron las mitad de los paladines!
Estuve presente ese día, en el ataque, pero no recuerdo nada de lo que viví de esta fecha hasta un año después. Un blanco puro o un rojo vivo me llega a la cabeza junto con un jaqueca, impidiéndome explorar mis pensamientos.
Me concentre de nuevo en lo que estaba ocurriendo, en esta memoria.
Mi papá y yo estábamos buscando a Belial que se había separado de nosotros, pero de repente una asquerosa presencia recorrió todo el lugar, me hizo vomitar, sin embargo, mi padre me toco la espalda y me cargo, haciendo que me calmara y esa asquerosidad se disipara.
Quería darme la vuelta, pero la mano que sostenía mi cabeza me impedía hacerlo, así que solo vi la cara de mi padre. Tenia una expresión disgustada y asustada. La mano en mi cabeza se aflojo y sonidos de metal chocando con algunas explosiones de fondo resonaron en mis oídos.
No quería ver lo que estaba ocurriendo detrás de mi, mi papá no quería que lo hiciera y no pensaba en desobedecerlo, en esta situación desconcertante para mi, solo soy una carga.
Siguiendo los movimientos de mi padre, me cargo con su mano izquierda y su mano derecha estaba aferrada a una espada brillante de color rojo. Como si fuera una señal, el cuerpo de mi padre ardió en un fuego de color rosa y una armadura fue remplazada por ese fuego.
Mi papá se dio la vuelta, comenzando a correr, y por fin pude ver lo que estaba sucediendo en mi espalda.
Un viejo con canas y ojos azules, estaba lanzando hechizos desde atrás de un joven de ojos rojos y cabello negro que estaba reteniendo a lo que parecía una persona muerta con gusanos y carne podrida en su cuerpo.
Sus ojos penetraron en mi y una sonrisa aterradora apareció en su feo rostro. Por reflejo, abrase mas fuerte a mi papá. No quería que me soltara.
Nos alejamos de la pelea lo mas rápido posible, cerré los ojos por los vendavales de viento que ocasionaron las contantes explosiones. Cuando por fin los volví a abrir, fue el momento que mi papa me dejo en el suelo.
Abrí mis ojos solo para ahogarme de miedo.
El hombre, con gusanos y carne podrida en su cuerpo, estaba delante de mi, pero una espalda lleno mi visión. Una espalda que parecía tan grande y confiable como una montaña, me impidió ver al ser extraño.
-Papá…-Murmure con alivio y admiración.
-Tranquilo hijo, yo me encargo- Dijo mi papá con una sonrisa en su rostro.
-Jajajajajajajajajajajajajajajajajajaja...- Una risa aterradora entro en mis oídos
-Que hermoso, crees ser capaz de proteger con tu insignificante fuerza al niño que recibió la bendición de una potencia del cielo- Su voz estaba respaldada por un sonido viscoso
- Oye niño…
Sin dejarlo continuar, mi padre se abalanzo hacia adelante dando un tajo en vertical hacia la persona aterradora, sin embargo, este lo esquivo dando un paso hacia el costado y con su puño golpeo el pecho de mi padre, mandándolo a volar.
El mundo dio otra vuelta, impidiéndome ver lo que estaba por ocurrir. Ventanas que reproducían mis recuerdos de memorias me rodearon y, como si apagaran una vela, todo se volvió oscuro.
El entorno familiar de la gruta invadió mis ojos.
Podía ver el musgo familiar, el techo que siempre me recibía y…el dolor que siempre acompañaba mi despertar.
Moví mi cuerpo y para mi sorpresa, no dolía tanto como las veces anteriores.
Me senté al borde la mesa.
-¡Siiii!- Grite de alegría al poder ver mi pierna y brazo intactos.
Por desgracia, al termino de mi grito comencé a escupir la sangré atascada en mi garganta y empecé a vomitar el moho junto con sustancias raras que no había ingerido.
Incapaz retenerlo, continúe vomitando, expulsando todo lo que tenia mi cuerpo.