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Chapter 13 - Una calamidad anterior al Tiempo

-Es el momento- dijo Khaled poniéndose de pie.

La Tormenta de arena que azotaba el ambiente controlado se detuvo.

Talia no podía confiar en sus ojos, aunque había visto muchas veces aquella visión en sus sueños.

Ahí estaban ambos, Siegger y su Maestro, uno al frente del otro, en perfecto equilibro cada uno con tan solo un dedo del pie en unas casi invisibles columnas de metal puntiagudo.

-¿Lo has traído mi niña?- le preguntó Khaled, con una voz rebosante de ternura, antes de saltar frente a ella.

-Si mi Maestro- contestó impresionada de cuan alto y corpulento se veía el anciano.

Siegger se incorporó a ellos de un salto, cayendo tan suavemente que las arenas apenas sintieron el impacto.

-¿De qué hablan?- inquirió el Buitre, que ya no lucía como el niño debilucho que conoció Talia en la Universidad, ni tampoco, ni cercanamente, al bárbaro desquiciado que llegó buscando respuestas a la puerta de la Sociedad, tampoco al anti-héroe derrotado que entró a esa cámara de entrenamiento y meditación por primera vez. Estaba realmente cerca de un estado de conciencia y claridad que ella no podía alcanzar;-¿Qué has traído?, Talia-.

-Eso lo puedo responder yo- continuó Al Khaled IV, seguía siendo aquel para Talia y todos, solo Siegger sabía con parcialidad quién era el Maestro de la Sociedad en realidad.

Talia extendió un frasco con un extraño gas rojizo en su interior, Khaled lo tomó y lo puso en las manos un tanto confundidas de Frank Siegger.

El Buitre se sintió pequeño en tanto tomó el frasco, una sensación de estar sosteniendo algo divino, algo que no pertenecía a este plano, lo abrumó.

-¿Lo sientes, cierto?- le preguntó Khaled a su discípulo, sus avejentadas facciones volvieron a tornarse en aquella sonrisa de sabiduría aplastante y perturbante;- Lo que sostienes en tus manos, es desconocido para muchos, para casi todos, solo un puñado de seres vivos hemos presenciado aquel ser fuera de su prisión-.

La mirada de Talia estaba perdida, Siegger lo notó, Khaled la había hipnotizado para que ni ella pudiera saber que estaba por revelarle.

-¿Lo dirás de una vez?- exigió un tanto molesto, en el calor de aquel desierto ficticio ya había olvidado su deseo mundano por Talia, para él ahora solo era la Oráculo, pero también una persona de confianza y a quien debía un buen trato, no le gustaba nada como Khaled la utilizaba y engañaba reiteradamente.

El gas dentro del frasco se agitó ante aquel mínimo desbalance en la serenidad de Siegger, supo inmediatamente que debía calmarse. Pero, volvió a mirar a los ojos ancianos de Adán buscando respuestas, rápidas.

-Estas sosteniendo un ser inconmensurablemente más antiguo que yo-.

-¿Quieres que adivine que puede ser más viejo que Adán y el Génesis?-.

-Antes de crear el cosmos, Dios se liberó de sus pensamientos, cada uno de estos se volvió un Don, un Avatar de un sentimiento noble-.

-Estoy...- Siegger tragó saliva, y aquel ser poderoso encerrado se alimentó de aquel leve temor agitándose nuevamente;- esto adentró del frasco es un ángel-.

-lo fue-.

-¿Qué quieres decir con "fue"?, ¿Khaled?- la bestia encerrada estaba forzando sus cadenas, visualmente no había cambio alguno, pero el Buitre podía sentir como aquel frasco de vidrio reforzado parecía romperse, liberando una calamidad sobre el mundo, no, sobre él mismo.

-Sostienes a Azsael, el ángel de más bellas alas, convertido por su esencia misma y por gracia de Dios en un demonio, un vampiro incorpóreo que ha inspirado la imaginación del hombre por centurias, ¡sostienes a Azsael Vapor de Muerte!, el ángel sin alas, avatar del amor romántico, aquél que perdió sus alas en el diluvio, perdido de amor, sosteniendo el más grande error de la creación, la causa de todos los males, Pandora, Helena, llámala como quieras, su nombre es Lilith, tiene forma de mujer, la más hermosa de todas, pero, buen Doctor, dónde ha estado ella ha estado Azsael de perro faldero y arma más letal, provocando guerras y muerte, enseñando a los hombres a desear lo que no pueden tener-.

-¿cómo esta acá en un frasco?, y esa Lilith, ¿dónde está?-.

-Por Lilith no te preocupes, al parecer se aburrió de este Mundo Moribundo y encontró la forma de viajar a estropear otro- Adán soltó en risa pero Siegger pudo notar con su agudo oído la falsedad de los sentimientos de su Maestro, viejos cuentos, de los que gustaba leer y rebuscar hablaban de Lilith, quien fuera la primera esposa de Adán, a quién abandonó y fue a parar a una orgía de Ángeles caídos, no quiso molestar a Khaled con eso, la presión de apartarse de aquel contenedor de locura, lo inspiró a apurar al anciano padre de la humanidad;- Azsael quedó aquí, hace ya muchos años fue derrotado por una pareja de hermanos humanos, comunes y corrientes cazadores de vampiros, no poseían magia ni poder, tan solo determinación y agudeza mental suficiente como para perseguir a un demonio que oscila entre una dimensión ajena al tiempo y el plano de los mortales, los detalles, buen Doctor, no los sé, conocí a Azsael antes del diluvio y puedo aseverar que lo que sostienes es una versión deformada de él-.

-¿Piensas liberar esto?, dejaras que este demonio diezme la humanidad-.

-No Frank, este demonio Azsael, es nuestra carta de triunfo sobre el Gremio de Asesinos-.