La imagen del derrotado buitre parecía la de una sombra extinguiéndose.
Siegger no había fracasado del todo en su misión, pero nunca antes había sentido la muerte sobre él, había sido humillado, había fracasado según los planes que Al'Khaled tenía para él.
El líder lo miró con una sonrisa algo maliciosa, Talia como siempre junto a él, se limitó a mantener silencio, pero no podía disimular la lástima que le daba ver a Siegger así.
-Fracasé Al' Khaled- pronunció el buitre angustiado;- no soy rival para él, nunca lo seré, está en un nivel completamente diferente a cualquiera que haya visto, su poder se escapa a mi imaginación-.
-Tienes razón- respondió Khaled, sin bajar su sonrisa;- RedHand Dark Dreams es un monstruo, es más joven que tú y ha sido bendecido con un poder inmenso, inconmensurable, pero- se detuvo un momento, mirando fijamente al derrotado Buitre;- no es nada que pueda detenerte, soy viejo y he aprendido mucho, he visto muchos guerreros como RedHand, imparables, y también los he visto caer, no existe nada que la oscuridad no abrume, ni nada que el tiempo no logré, persiste Doctor-.
-¿Cómo he de persistir?- reclamó Siegger con vehemencia, convencido de la futilidad de siquiera intentarlo;- la próxima vez que me vea me matará, él me dejo escapar-.
-Ese fue su error- dijo recobrando la seriedad;- la próxima vez que os enfrentéis le vencerás, porque yo mismo te entrenaré-.
Todos los presentes quedaron anonadados, principalmente Talia y los guardias que estaban a cada costado del trono, no podían creer que su maestro se rebajase a entrenar a alguien como el Buitre. Todos comprendían lo que aquello significaba, todos menos Siegger.