Derrick llevaba horas hablando con Mary en la taberna acerca de cómo sacar a los chicos de Rockwood, y al igual que los chicos, habían encontrado el problema principal para liberar a sus hijos, la Lonsdaleíta, que evitaría que los dones funcionasen dentro de Rockwood. No sabían cómo superar ese inconveniente, debido a eso, Mary, que no había dejado ni por un momento de echarse la culpa de lo sucedido, le ofreció descansar un poco y tomar un poco de Ceiba.
—Me encantaría tomar un poco —respondió Derrick a la oferta de Mary— y, por favor señorita Mary, no se disculpe más, le he dicho que no es su culpa, es culpa de esos chicos que siempre buscan pelean, por amor a Dios todas las noches hablan de lo mismo, es una locura.
Mary sonrió por primera vez al imaginar la escena, en eso Derrick le inquirió:
—Y dígame, señorita Mary, ¿por qué una dama como usted quiso ser dueña de una taberna? —preguntó entonces Derrick, más por cambiar de tema que por auténtica curiosidad, aunque esa pregunta le rondaba la cabeza desde que conoció a la joven.
—Es una larga historia.
—Me encantaría escucharla. Y la bebida siempre entra mejor si se toma escuchando a una mujer bonita.
A pesar de la situación, la galantería surtió su efecto, y Mary, algo sonrojada, empezó a contar su historia, que era como no podía ser de otra forma, una historia de amor.
Mary es una Mittels. No tenía ningún don, así que solo podía quedarse en el pueblo ayudando a su madre, una vida anodina, como la de tantas otras mujeres pobres, que no le atraía en absoluto. Pero un día, conoció a un pirata, y la historia cambió.
—Se llamaba John, era muy enérgico y alegre y era de mí misma edad —explicó Mary—, venía de vez en cuando a esta villa a descansar, así que cuando venía, aprovechamos y salíamos juntos, y una cosa llevó a la otra: nos enamoramos, y como él amaba la aventura, como todos los piratas, me pidió que me casase con él y le acompañase en sus viajes.
—¿Y qué pasó? —preguntó Derrick.
—Bueno, John no tenía mucho dinero, así que insistió en tomar una misión para conseguir algo de dinero y comprarme un anillo. Aunque no me molestaba no tener uno, él insistía en que lo necesitaba, que sería una señal del eterno amor que me tenía, así que tomó la misión y se fue… y nunca regresó, esperé largas horas del día en la entrada del pueblo por más de un año, pero él nunca volvió.
—Lamento escuchar eso, aunque no entiendo cómo te llevó eso a abrir una taberna…
—Bueno…, a John le gustaba esta villa por su mezcla de Ceiba, decía que era la mejor que había probado, así que trabajé duro y ahorré todo lo que pude y me compré esta taberna. Sé que suena ridículo, pero aún sigo esperándolo, sueño con el día en que él entre por esa puerta y me diga "ya volví" —terminó, con cierta mueca de vergüenza pintada en la cara, pero Derrick la tranquilizó:
—No es ridículo señorita, creo que es lo más romántico que he escuchado en mi vida, espero que su deseo se haga realidad.
Mary se sonrojo y agrego:
—Bueno, no creo que a él le vaya a gustar la bienvenida.
—¿Por qué lo dice? —preguntó Derrick, curioso ante tal comentario.
—Porque lo primero que haría sería darle un buen golpe y luego decirle: "te tardaste demasiado".
La historia parecía haberse tranquilizado un poco, y se disponían a volver a centrarse en la liberación de Jayden y Max, cuando Mary advirtió a Derrick que mirase fijamente el vaso que había encima de la mesa, dentro del cual la Ceiba había iniciado una especie de danza frenética.
—¿Serán pequeños temblores? —preguntó Mary, pero Derrick negó con la cabeza.
—No lo creo, esto es algo más.
Escucharon voces fuera de la taberna, salieron a ver qué pasaba. Como observaron a la gente dirigirse a la plaza fueron ahí. Media villa se hallaba reunida en la plaza, dónde uno de los oficiales del Señor Arthur estaba dando la voz de alarma.
—¡Un llamado de alerta a todos los ciudadanos de la villa, esto es una emergencia, una manada de bestias se aproxima, todos busquen refugio en la casa del Señor Arthur Hall!, aquellos que puedan luchar, ya sean cazadores o piratas, acérquense a la entrada principal. ¡Si ayudan a defender esta villa, se les recompensará con creces!
La gente, que parecía haber estado esperando algún tipo de orden, se movilizó en masa. Los adultos entraron en las casas para recoger sus enseres más esenciales, encontrarse con sus familiares e ir a la casa de Señor Arthur, las madres tomaban con fuerzas a sus hijos y los obligaban a correr, los hombres sin dones se apresuraban a trabar las puertas y ventanas de sus hogares, todos trataban de ayudarse mutuamente y no se dejó a ningún niño, anciano, mujer o hombre discapacitado para pelear en las calles.
Derrick apremió a Mary:
—Señorita Mary, diríjase a la casa de Señor Arthur, ahí estará más segura, yo iré a asegurar la taberna
—¿Qué hará después de eso?
—Soy un pirata, me quedaré aquí, y defenderé este pueblo —y viendo su miedo añadió, sonriendo—, no puedo permitir que sean destruidos por las bestias, si lo hacen, John no podrá volver a casa.
Mary quedó conmovida.
—Señor Derrick…
Pero él no la dejó seguir.
—vaya a refugiarse, ¡deprisa!
Y se marchó, Derrick se apresuró a ir a la taberna y de paso preguntar a algún oficial donde se reunirían para planear la defensa de la villa. Unos minutos antes, Violet Vandergate se encontraba en su posada junto con Lisa, ambas estaban leyendo los registros de impuesto del Señor Arthur.
—¿Has encontrado algo? —Le pregunto.
—Nada aun —respondió y luego añadió—. Si el Señor Arthur ha robado algo lo ha hecho sin dejar rastro alguno.
—Sigue buscando, tiene que ver algo cometido un error en alguna parte, Wayne nunca se equivoca cuando de números se trata, si dice que algo no cuadra es que es así.
—A diferencia de Wayne los números no son nuestro fuerte ¿quieres que cambie de lugar con él?
—No, no te zafarás de esto tan fácilmente, tienes que aprender a ver estos detalles.
Lisa empezó a refunfuñar durante un tiempo, sus quejas hicieron ceder a Violet quien tampoco daba con ese detalle que solo un alguien amante de los números podría dar a lo que dijo:
—Bueno, está bien, mañana le pediré a Wayne que termine de investigar esto… —Lisa celebró el comentario mientras Violet no la miraba— Por ahora tengo que hablar con el Señor Arthur acerca de los chicos, me he estado esquivando todo el día.
—¿No te parece extraño su forma de actuar? Digo, él fue quien envió la solicitud para que tú estuvieras presente en el festival aun sabiendo que tu habías ordenado la investigación acerca de los registros de impuestos que envió, hasta te recibió con alegría, pero desde la competencia se ha portado extraño.
—Tienes razón, hay un gato encerrado en todo esto y no lo estamos viendo… Espera, ¿has notado eso?
Lisa lo había notado. De hecho, cualquier persona en varios kilómetros a la redonda tenía que haber notado aquel temblor súbito que sacudía las paredes, por no hablar del coro de ruidos raros que, con toda seguridad, venían de aquella parte del bosque que se hallaba justo detrás de la posada. Estaban a punto de salir a ver qué pasaba cuando uno de los hombres de los oficiales irrumpió en la habitación. Tenía la cara pálida y su rostro reflejaba un temor como si hubiera visto a la mismísima muerte en persona, e hizo caso omiso de Lisa cuando ella le reprendió:
—¿Cómo te atreves a entrar a los aposentos de la Lady Violet sin su permiso?
Ignorando por completo la pregunta, el oficial exclamó:
—Lady. Violet, tenemos una emergencia… —paró un momento para recuperar el aliento y siguió— Bestias mi señora, bestias hasta más no poder, numerosas como los granos de la arena y se acercan a la villa a toda velocidad. mi compañero, un búho, los ha divisado no muy lejos de aquí.
Las alianzas con búhos eran muy habituales entre los cazadores que trabajaban como centinelas, y el búho del centinela, un ave joven llamada Gem, había sido el primero en avistar la gran manada que tras evitar Rockwood, seguía avanzando hacia la aldea a toda velocidad.
Violet se centró enseguida en el peligro.
—¿Bestias? ¿Qué los ha atraído hasta aquí?
—No sabría decirle con seguridad, pero una manada de lobos los va guiando hasta aquí. Mi aliado logró divisar sangre en sus bocas y parece que algunos de ellos tenían entre las fauces prendas de vestir como las que llevan los mensajeros del Señor Arthur.
—Últimamente el Señor Arthur no ha hecho otra cosa que generar problemas —comentó y luego exclamó—. ¡Llévame a la torre de vigilancia de prisa!, Lisa acompáñame.
Cuando Lisa y Violet subieron a la torre se encontraron con Señor Arthur junto con su hijo Edwin y algunos oficiales, Violet, no quería perder ni un segundo por lo que exclamó:
—Señor Arthur, ya se me ha informado de la situación, ¿ha habido algún cambio?
—No, las condiciones son las mismas.
—Y, ¿qué es lo que planea hacer?
Señor Arthur observó a Violet sin entender muy bien la pregunta, para él la respuesta era muy obvia, el respondió:
—Pues, marcharme de aquí, por supuesto.
—¿Qué es lo que ha dicho? —preguntó Lisa.
Señor Arthur le contestó entre molesto y desconcertado:
—Esas bestias vienen para acá, si me quedo aquí, mi vida y la de mi familia corre peligro.
—¿Su vida?, ¿qué hay de las vidas de las familias de esta villa?, acaso ¿piensa abandonarlos a su suerte? —protestó Lisa.
—¡Claro que no!, pero yo soy un Señor designado por el Rey, yo soy la persona más importante de este lugar, así que mi seguridad tendría que tener la máxima prioridad.
Lisa iba a objetar algo más, pero Señor Arthur se giró hacia Violet y le dijo:
—¡Lady. Violet controle a su subordinada!, esto es difícil para mí también, ¿cree que me gusta la idea de abandonar esta villa?, pero no tengo otra opción, somos prioridad y usted lo sabe, así que le ordenó que nos saque a mí y a mi familia de aquí.
—¿Cómo se atreve a darle órdenes a la señorita Violet?, ¡pagará con su vida! —exaltado, Lisa creó una espada de gran peso y la blandió con soltura ante Señor Arthur, que ya empezaba a estar asustado:
—¡La Señorita Violet es de la realeza, pero también es un miembro de los caballeros reales, y es una obligación como capitana, hecha por juramento a la hora de tomar el cargo, de proteger a toda persona a quién se le ha otorgado un título por el Rey! ¿Estoy equivocado señorita Violet? —gritó desesperado el Señor Arthur.
Violet, aunque no soportaba la palabrería del Señor Arthur para zafarse de ahí, sabía que eso era verdad, y ordenó a Lisa que parase. Pero Lisa, quien ya estaba cerca de golpear al Sr Arthur, se abalanzó sobre éste hasta ponerle la espada a un dedo del pecho. El Señor Arthur cayó de espalda del susto y, al ponerse de pie, notó que su entrepierna estaba mojada, y a su alrededor más de un oficial empezaba a mofarse.
—¡Padre!, ¿estás bien? —gritó Edwin.
—¡Suéltame!, claro que estoy bien, Lady. Violet quiere que arreste a su subordinada, por intentar matarme.
Pero ella se negó a hacerlo.
—No lo haré, que lo hagan sus hombres —le respondió con autoridad.
Enfurecido, Señor Arthur gritó:
—¡Guardias arréstenlo!
Pero no hubo reacción alguna, nadie quería seguir las órdenes de aquel hombre, quien, sin dudarlo, estaba dispuesto a salir huyendo dejándolos a su suerte.
—¿Piensan desobedecerme?, yo soy el Señor de estas tierras, ¡tienen que obedecerme! —y ante la pasividad de sus hombres les amenazó— ¡Todos ustedes serán enviados a la horca si se rehúsan a obedecerme!
Violet avanzó hacia él antes de hablar, muy tranquilamente:
—No lo creo. Nadie va a ser ahorcado hoy. Guardias, esto es lo que sucedió: Señor Arthur Hall, al ver tan grave situación, perdió la cordura y su capacidad para gobernar, por ello cedió su autoridad a Violet Vandergate para que dirigiera la situación, ¿están de acuerdo?
El Señor Arthur la miró como si estuviera loca.
—¿Qué rayos dices?, nadie aceptará algo así.
Sin embargo, se equivocaba. Todos los presentes, incluso Edwin, su hijo, siguió la corriente por miedo a represalias, todos respondieron al unísono con un: ¡Sí!, y Violet tomó el control inmediatamente. Ordenó a Lisa que escoltara Señor Arthur y a su familia a su nave, ignorando las protestas de Arthur Hall, que no dejaba de repetir:
—Todos ustedes son unos traidores, me las van a pagar, se los garantizo.
Luego, tranquilizó a Lisa, que se resistía a dejarla sola:
—Lisa tu al igual que Wayne han estado a mi lado desde que éramos unos niños, tú sabes de lo que soy capaz. ¿De verdad crees que lucharía una batalla que no pueda ganar?
—Claro que no.
—Ves, anda date prisa, en cuanto dejes al Señor Arthur y su hijo en la nave regresan aquí con Wayne y con cierta parte de la tripulación.
—De acuerdo, lo haré de inmediato.
Dicho eso, Lisa se marchó con Señor Arthur y su hijo con dirección a la nave, no sin antes haber creado y disparado una bengala de color rojo, alertando a Wayne y al resto de la tripulación de Violet para que estuvieran alerta —ya que era obvio que ellos también habían sentido aquel temblor— y se prepararan para el combate.
Violet tras quedarse a solas con los oficiales, empezó a compartir con ellos su plan:
—Muy bien, escúchenme, lo primero que tenemos que hacer es resguardar a las personas, ¿cuál es el edificio más seguro de esta villa?
—La casa del Señor Arthur Hall, su casa está revestida de Lonsdaleíta, ni siquiera una bestia gigante podría partirla en dos.
—¿Podrían caber todas las personas de la villa?
Varios guardias asintieron.
—Apretados, pero sí, podrían caber todos ellos.
—Perfecto, den orden a los lugareños que se resguarden ahí, con estos temblores todos deberían estar alerta, informen a todos los oficiales de la villa que se dirijan a la entrada, tenemos que resistir la embestida de las bestias hasta que mi tripulación se nos una y por último llamen a todo aquel cazador y pirata que se encuentre en la villa a dirigirse a la entrada, ofrézcale una recompensa para animarlos a venir, háganlo lo más rápido posible.
Los oficiales hicieron tal como Violet les ordenó, en cuanto a Violet, ella se dirigió a toda prisa a la entrada del pueblo.