Chereads / Piratas y Cazadores - Libro 1 - / Chapter 15 - Cap. - 15 -

Chapter 15 - Cap. - 15 -

Habían pasado tres días desde aquella noche hasta la mañana del cuarto día en que Violet Vandergate despertó, gran parte de su cuerpo estaba vendado por lo que la habían vestido con ropa ligera. Sin saber dónde estaba Violet se movió con rapidez, asustada, en su mente la pelea aun continuaba, si no fuera por el fuerte dolor que sintió al moverse Violet hubiera salido a toda prisa para seguir luchando, fue gracias a Lisa quien se encontraba en la habitación que logró calmarla.

—Violet tranquila, la pelea ya terminó. —Dijo.

—Lisa… ¿Qué pasó? ¿Dónde está el lobo?

—Sedado y enjaulado, esperando un juicio junto con el cazador.

—Así que ya terminó la pelea… no pude hacer nada.

—¿De qué hablas? Todos los soldados de Riverwood no paran de hablar de tus hazañas.

—Me derrotaron de una forma aplastante.

—Fue una trampa, no podías evitarlo.

—Ese es el punto… no puede contraatacar, caí derrotada y dejé la villa en manos de otros, ¿cómo se supone que recobrar el honor de mi familia de esa forma?

—Ninguna ciudad fue construida en un solo día — le reconforta Lisa — tendrás tu oportunidad.

En eso, Wayne —segundo al mando de las fuerzas de Violet— tocó la puerta de la habitación y presentándose entró.

—Wayne —comentó Violet al verlo.

—Capitana, veo que ya está despierta.

—Así parece, ¿eso que traes en la mano es el informe de lo sucedido?

—Así es, creí que le gustaría revisarlo tras despertar.

—Puedes leerlo por favor.

—¿No desea descansar un poco más?

—Creo que ya descansé lo suficiente.

En ese momento Wayne observa a Lisa que con pequeño gesto le indica a Wayne que estaba bien que leyera el informe, a lo que Wayne procedió y en voz alto dijo:

—Tras la batalla ocurrido hace ya tres días contra las bestias, el lobo y el cazador, se encontraron como daños irreparables, es decir la muerte de una persona, un total de treinta personas, entre ellos estaban los soldados de Riverwood, cazadores y piratas que se ofrecieron por la recompensa y algunas personas que quedaron rezagadas durante el anuncio de movilidad, en cuanto a los daños reparables, es decir casas y comercios, un poco más de la mitad fueron destruidos o incendiados por la presencia de un dragón según los testigos.

—¿Un dragón? ¿El también formaba parte de las bestias? —preguntó desconcertada Violet.

—Según los testigos el dragón ayudó a vencer al lobo, por lo que creemos que había un cazador aliado con él, sin embargo, aún no hemos dado con tal cazador.

—¿Qué hay del Señor Arthur?

—El Señor Arthur y su familia solicitaron un traslado a la capital, una de las naves fue designada para escoltar, ya hace día y medio que se marchó.

Violet no esperaba que el Señor Arthur hiciera eso, aunque tampoco le sorprendió. Era una rata, y tras el ridículo vivido frente a sus hombres antes de la batalla era comprensible que no quisiera quedarse allí.

—Ya veo… ¿Qué pasó con Jayden? El chico que estaba luchando a mi lado, ¿se encuentra bien?

—Sí, él está en otra habitación junto con su hermano.

—¿Max? ¿Le pasó algo?

—Max se encontraba con las personas que lucharon contra el lobo y el cazador, él junto con su padre —respondió Lisa—. Recibió unos buenos golpes, pero se pondrá bien.

—Ya veo, hay que recompensar a los chicos y al padre de ellos, lucharon valientemente.

Wayne y Lisa no pudieron evitar reflejar la tristeza en su rostro cuando Violet mencionó al padre de los chicos, al verlos Violet les preguntó:

—¿Qué pasa?

—El padre murió —respondió Wayne sin tapujos— encontramos su cuerpo debajo de unos escombros, aún no conocemos todos los detalles, pues Max aun no despierta, pero es lógico concluir que fue durante la pelea contra el lobo.

—Ya veo, ¿ya se hizo el entierro?

—Esperábamos hacerlo hoy por la noche tras finalizar la búsqueda de los cuerpos.

—Me parece bien, Lisa ayúdame a alistarse por favor.

—Claro, pero ¿a dónde te diriges?

—Quiero ver el daño causado por la batalla yo mismo, también me gustaría hablar con los chicos.

—De acuerdo.

—Hay algo más que necesita saber capitana —le interrumpe Wayne.

—¿Qué?

—Tenemos en cautiverio a William, su hermano.

—William… Sí. —Violet recordaba vagamente haber visto a William, aunque francamente creyó que estaba delirando cuando lo vio en el campo de batalla— Quiero verlo, llévenme con él.

Mientras esto ocurría, Jayden esperaba con paciencia a que su hermano despertara, aunque su mente no estaba ahí del todo, sentado a su lado Jayden recordaba todo lo que había ocurrido durante la batalla y las decisiones que tomó tratando de encontrar el error que cometió que condujo a la muerte de su padre pues se echaba la culpa de lo sucedido.

Aun adolorido por el golpe que le dio Egil y con el alma hecha pedazos tras la pérdida de su padre no tenía de otra que llorar en silencio, le resultaba incómodo que las personas se acercaron a preguntarle si estaba bien, ¿quién podría estarlo en una situación así? Se guardaba todo ese dolor para sí mismo.

—Lo siento, —esas fueron las primeras palabras de Max tras haber despertado y visto a su hermano— fue mi culpa, mi plan no funcionó, no fui lo suficientemente fuerte, terminó sacrificándose para que yo viviera.

—No fue tu culpa, —respondió Jayden entre cortado, evitando llorar— él hubiese hecho lo mismo por cualquiera, era esa clase de persona.

Un silencio incómodo se produjo entre ellos, Max sabía que Jayden se estaba guardando sus comentarios, y aunque se sentía un poco aliviado por eso, sabía que tarde o temprano una discusión iba a surgir entre ellos y no podía… no, no quería imaginarse cuál sería el desenlace de esa discusión. Por suerte para ambos, Mary entró a la habitación y al ver a Max despierto se lanzó hacia él y con lágrimas en los ojos le preguntó:

—Max me alegra que hayas despertado, pensé que nunca lo harías,

—Mary me asfixió.

—Lo siento, dime ¿te sientes bien?

—Me duele todo el cuerpo, pero aparte de eso estoy bien.

—Es normal, tenías muchos moretones y algunos huesos rotos.

—Eso explica el dolor.

—Ja, ja, ja; Jayden, Max, lamento mucho la pérdida de su padre, era un buen hombre, yo… yo debí convencerlo que viniera conmigo al refugio.

—No hubieras podido convencerlo de hacer algo así. —Le respondió Jayden y luego añadió: — No fue la culpa de nadie, él tomó su decisión, hizo lo que hizo para que nosotros estuviéramos aquí, creo que no nos hemos de sentir culpables sino más bien agradecidos con él.

—Tienes razón —comentó Mary mientras secaba sus lágrimas—, yo venía a animarlos y fueron ustedes los que me animaron a mí.

Los tres rieron tras ese comentario, tras eso, Mary recordó la otra razón por la que había ido a verlos y es que Mary trajo consigo un cofre pequeño, un objeto que los chicos reconocieron casi de inmediato.

—Lamentablemente la taberna fue destruida por las bestias al igual que su apreciado medio de transporte, todo fue destruido por las bestias salvo esta pequeña caja, saben lo que es, ¿no es así?

Los hermanos respondieron al unísono con un: Sí. Luego Jayden añadió:

—Es su Accensus.

Un Accensus es un pequeño cofre que suelen cargar los comerciantes ambulantes con ellos, en estos cofres se suelen colocar una carta en su interior, donde se suele escribir palabras de despedidas que deja el comerciante por si algo le ocurriese en el camino, ya sea un asalto o el ataque de una bestia que acaben con su vida. Se decía por ahí que, si robas o destruyes este cofre serás maldito por mil años, aunque no era más que un cuento que inventaron los propios comerciantes ambulantes para proteger el cofre.

—No sabía que mi padre tenía uno de estos. —Comentó Jayden.

—Ni yo. —Ni yo agrego Max—

—Bueno, les dejo solo unos momentos para que puedan leerla —dijo Mary mientras salía de la habitación, no sin antes agregar: — Chicos…estuve pensándolo un tiempo y… pues, si lo desean pueden quedarse conmigo, no será una vida llena de aventuras, pero están seguros aquí.

Los chicos quedaron sorprendidos ante tal comentario, la verdad es que ninguno de los dos se había puesto a pensar qué sería del mañana, observándose entre ellos, Jayden tomó la iniciativa y le respondió:

—Muchas gracias Mary, lo pensaremos.

—Si claro, es comprensible, sino quieren no se preocupen —dijo avergonzada— ja, ja, ja, solo quiero que sepan que tienen un lugar donde estar, no están solos.

—Gracias Mary lo apreciamos —comentó Max.

—Bueno los dejo.

Con eso Mary dejó la habitación a lo que Jayden procedió a leer la carta:

—Queridos hijos míos, ¿cómo están? Supongo que mal pues si están leyendo esta carta es que algo malo me paso… es gracioso saben, escribir una carta con el fin de despedirte de tus seres queridos, no sé ni que escribir digo no es como si deseara morir o como si supiera cuando pasara, pero, en fin, tengo que hacerlo. Comenzará diciendo que los amo, a los dos, ustedes han sido lo mejor que me ha pasado en esta vida, nunca me arrepentiré de haberlos sacado de aquel barril, siempre tomaría la misma decisión. No tengo muchas posiciones para dejarles salvo las telas viejas de la carroza, son suyas, hagan lo que quieran con ellas, cuiden de trueno y rayo y por lo que más quieran cumplan sus sueños, conviértanse en grandes piratas, hagan sentir orgulloso a este viejo. Los quiero.

Tras terminar de leer la carta Jayden sonrió y dijo:

—Típico de él.

—Ni que lo digas.

—Ya sé lo que tenemos que hacer.

—Te escucho. —Respondió Max quien sonreía igual que Jayden.

Unos minutos pasaron y Violet ya estaba por entrar a la celda donde retenían a su hermano, a petición de Wayne dos soldados de la tripulación de Violet vigilaban a William por si este forzará su escape, en cuanto Violet entró observó cómo su hermano se había ganado rápidamente a estos soldados pues lo acompañaban con una melodía que William cantaba:

—"Yo no soy marinero, soy capitán, soy capitán"...

A lo que Violet interrumpió con una mirada amenazante a su tripulación, estos al verla guardaron silencio de inmediato y por petición de Violet los dejaron solos a ambos. Aunque antes que los dejarán, William hizo gracia de la situación y dijo:

—Gracias por acompañarme chicos, estaré aquí los días de semana, sábado y domingo no cantó al menos que me traigan ceiba fermentada.

Los soldados caminaban entre risas hasta que pasaron de lado de Violet, ahí se pusieron serios, Violet al encontrarse frente a frente a su hermano le dijo:

—¿Veo que aún te acuerdas de la canción que nos cantaba mamá de niños?

—¿Cómo olvidarlo? La cantaba todas las noches, y ese milagro que no te acompañan Lisa o Wayne, ustedes son inseparables.

—Es una reunión familiar, pensé que sería mejor si estuviéramos solos.

Inclinando la cabeza William agradeció el gesto de Violet.

—William, ¿qué haces aquí?

—A pues, la renta estaba muy cara afuera y no incluía la comida.

—Hablo en serio.

—Yo también ¡cinco monedas de plata! Es un precio exagerado.

—Tengo que colgarte a primera hora de mañana. Esa fue la orden que se dio a cualquier pelotón que te atrapé a ti y a tu tripulación.

Al ver la seriedad de Violet, William dejó de parlotear y dijo:

—La familia Millward nos seguía de cerca, tuvimos que separarnos, vine aquí de pura casualidad, no sabía que vendrías aquí.

—Ya veo, pero ¿Por qué no huiste cuando pudiste?

—Tu estabas inconsciente, al igual que Jayden y Max, no podía irme y dejarlos ahí tirados, no había garantía de que estuvieran seguros.

—Gracias, pero sabes que no puedo hacer nada por ti, mañana te colgaré, tengo que limpiar el apellido que ensuciaste.

—Lo sé. Los chicos ¿están bien?

—Si, gracias a ti, supongo. Por cierto, ¿viste un cazador aliado con un dragón? Aún no hemos dado con él.

—No tengo ni la menor idea, si hubiera un dragón ya no estaba cuando terminó la pelea.

—Ya veo… oye esto quizás te suene raro, pero tengo que preguntar.

—Dime.

—Cuando llegaste a salvarme a mí y a Jayden, ¿Con cuántas personas estaba luchando?

—Solo recuerdo a una… es extraño, se siente…

—Como si algo faltará.

—Sí, había otra persona aparte de la chica, iba junto con un niño, no me dijo su nombre, pero me dio la sensación de que era muy fuerte, estoy seguro que él está detrás de todo esto, tienes que darle búsqueda.

—Lo haré.

Tras eso Violet se dispuso a dejar aquel lugar a lo que William interrumpió su marcha preguntándole:

—¿Te veré mañana?

—Yo halare la palanca que te hará caer. —Respondió Violet con tristeza—

—Creo que es lo justo.

Tras escuchar esas palabras Violet salió de ahí.