- Diane...- el nombre salió como si de un suspiro se tratase, de los finos labios de un asombrado joven de ojos azules como el zafiro, cabello rubio como el oro, y piel blanca como el mármol, que apenas si se abrieron para pronunciarlo, mientras contemplaba atónito a su "diosa viviente", besar a ese insignificante niño que se había aparecido hacía unos instantes tambaleándose de tal forma que prácticamente era un milagro que estuviera de pie cuando apareció.
"¿Porque ayudas a este inútil?"- se preguntó para sí mismo incapaz de contrariar a su ama y señora en voz alta, el joven, un chico alto y delgado, con un cuerpo que parecía tallado por los mismos dioses y una belleza casi angelical, poseedor de una mirada tan fiera que rozaba la violencia y al igual que los otros dos portaba el mismo uniforme, sus ojos como dos faros azules que iluminaban la noche se clavaron en aquella escena inexplicable para él, sin embargo, eso no era importante, debía cumplir su misión, proteger a Diane a costa de su vida si fuese necesario, el joven se interpuso entre el monstruo y su invaluable Diane.
Tras él, la blanca y callada Diane, con sus hermosos ojos casi rojos y su cabello de un color que igualaba la intensidad de la sangre, ella aun poseyendo un frágil cuerpo de contextura delgada estaba provisto de unas encantadoras subidas y bajadas que adornaban de maravillosas curvas su elegante figura, para pasar lo más desapercibida posible, solía ocultarlas en ropa muy holgada, su uniforme de unas tallas más grandes que la habitual hacía bien ese trabajo, esa misma que se veía tan inocente y tan calmada en clase, no hacia muchas semanas que entro al colegio, junto con su acompañante, pero ese poco tiempo bastó, para ganar tanto admiradores, como detractores por igual, y eso que casi nunca habría su boca.
Diane levantó su cara adornada de una placentera sonrisa, revelando a la luz de la noche sus rojos labios bañados en la sangre de esa pobre alma que se aventuró de manera desafortunada al cementerio, ella conocía su nombre, ¿cómo no hacerlo?, después de todo era el primero en verla con esa mirada, una mirada sin miedo pero con fascinación, una mirada sin sumisión pero que reflejaba una lealtad incondicional, una mirada que ella jamás vio en los ojos de sus congéneres, o vasallos, y era esa mirada la que le llamó la atención, incluso lo suficiente como para saber que su nombre era Jack.
Pasó su lengua lentamente por sus labios, mientras cerraba sus ojos y se deleitaba en el sabor de la sangre pura, sangre sin odio, sangre inocente, que le traía un gran cúmulo de sensaciones hasta ese día desconocidas, recogió una gota que se escapaba por la comisura de sus labios, relamiéndose por última vez y disfrutando los últimos espasmos de placer, por fin miro a su compañero, quien se enfrentaba a los monstruo como todo un profesional, sin embargo, sus esfuerzos parecían inútiles, ya que estos no parecía sufrir mayor daño y en cambio se hacían más fuertes, ella no había tenido tiempo de detallarlos, su apariencia era como la de una momia en descomposición, sin embargo, sus movimientos rápidos y fluidos junto a sus poderosos golpes, no parecían pertenecer a un ser putrefacto, sino a un temible demonio, las momias se incorporaban nuevamente sin dificultad aun cuando el apuesto joven le sirviera toda una dotación de golpes, tan rápidos que ningún humano los hubiese visto y de recibirlos, sobrevivido.
- ¿Es más fuerte que tú?
Preguntó Diane al apuesto chico, a lo que Jack parpadeó, su cabeza se encontraba apoyada en las piernas de Diane, y podía sentir sus frías manos acariciando su cara con ternura, se sentía confuso y descolocado ¿qué había pasado? ¿Dónde estaba?, la escucho nuevamente, pero casi no la reconoció, en el colegio tenía una tímida y apagada voz, pero ahora era autoritaria y segura, Jack trató de ponerse en pie pero le fue imposible no tenía fuerzas, se sentía como quien batalla por despertar de una pesadilla, no podía mover su cuerpo aunque escuchaba que pasaba a su alrededor.
-Por supuesto que no- Contestó calmadamente el joven, quien ya había intentado todo lo que su forma humana le permitía contra ese engendro -lady Diane, estoy seguro que en unos instantes se desplomara- el joven le dio una patada en la cara de la momia y con el impulso de esta, se lanzó hacia atrás girando en el aire como si fuera un acróbata olímpico, aterrizó con elegancia y suavidad como si de una pluma se tratase, frente a Diane y tomando una de sus manos la beso,- por el honor de la familia real juro que los venceré.
- Calla...- algo despertó los agudos sentidos de Diane- hay alguien muy peligroso cerca de... - la frase de Diane fue interrumpida por el sonido de un disparo que impactó directamente en la momia, inmediatamente después una ráfaga de otros disparos derribaron a los otros demonios, que al parecer eran de menor rango pues con solo una bala cada uno se desintegró en el acto.
Diane se giró hacia el origen de estos, donde vio a un hombre que parecía un mal disfraz de un arqueólogo borracho, disparando dos armas... de hecho era impresionante, dos enormes armas de fuego y las manejaba con increíble maestría, además cada disparo atino directo en la cabeza de los monstruos
-¿Que hacen hay mocosos?-espetó el borracho armado- ¡huyan!-
Los 2 chicos lo miraron confundidos sin entender lo que decía, estaba tan borracho que no se le entendían sus palabras aunque las gritara muy fuerte, la momia que no desapareció no perdió tiempo y arremetió contra el borracho
Diane miró a su acompañante y luego al borracho, que parecía esquivar por los pelos a la momia, mientras le disparaba certeramente en la cabeza, sin errar un solo disparo
-Creo que quiere que nos vayamos de aquí - dijo un poco confundida por lo que veía.
- Si– dijo el acompañante- mi madre decía que nunca me metiera en peleas de borrachos -tomó al joven semi inconsciente y lo levantó sobre su hombro y corrió junto a ella en la dirección opuesta del hombre recién llegado.
- Váyanse! yo me encargo- le gritaba Albert a los chicos, mientras evadía por "casualidad" un increíblemente rápido manotazo de la momia, al esquivarlo se tropezó con una raíz en el suelo cayendo de espalda, Rodó a la derecha y evadió un pisotón de la momia, quedando boca arriba y sosteniendo su sombrero acto seguido le disparó desprendiéndose la quijada, la momia retrocedió y él trató de ponerse de pie tambaleándose, la momia se abalanzó contra él, pero el borracho en su inestabilidad se fue de un lado lo que hizo que nuevamente la esquivara por "casualidad", apuntó su arma a la momia y le atinó otro disparo en la cabeza volándole media cara más- por cierto... ¿él niño está bien?- les pregunto el borracho
-Creo que te habla a ti- le dijo el chico que cargaba a Jack, Diane se giró y regresó hasta estar peligrosamente cerca.
- ¿Qué dijiste? – le preguntó amablemente .
- ¡Que te largues!- le respondió en un grito
- ¡No, después de eso!- le respondió ahora indignada
-¿Que si el nerd está bien?
- Sí, solo se desmayó, sus heridas son solo rasguños - respondió la chica quien evadió una roca que iba directo a su cabeza arrojada por la momia, de no haberla esquivado estaría muerta, aun así, ella no parecía tener el más mínimo miedo a la peligrosa criatura.
- Que bueno, ahora ¿te puedes largar?, distraes a Atem.
-"¿Atem?"- pensó la chica asombrada y confundida- "¿Le puso nombre a la momia...?"- sí, sí, ya me voy- le respondió aunque no dio ni un paso atrás.
Albert apuntó nuevamente su arma a la momia y jalo del gatillo pero no disparó, estaba sin balas, La momia rugió cuando vio que las balas acabaron y saltó sobre el hombre, lo tomó por la camisa y lo arrojó contra un árbol, rugió contra Diane quien no se inmuto pero no alcanzó a tocarla, otro disparo le sacudió la nuca, miró atrás a un sonriente hombre que le apuntaba con otra arma sacada de dios sabe dónde, mientras bebía de una lata de cerveza de igual misteriosa procedencia.
- Porque te entrometes mortal? - preguntó la momia que ya estaba cansada de lidiar con ese borracho.
- Ah bueno no tengo nada mejor que hacer... ¿por cierto Atem que diablo eres?.
La momia pareció confundida por ser llamada de esa manera, pero después de un instante corrió hacia el hombre que con dificultad se paró pero increíblemente no estaba herido, aun después de ser arrojado de esa manera, justo cuando la momia estuvo a punto de tomar con su mano la cabeza del arqueólogo este el pareció tambalearse y casi caer evadiendo otra vez por los pelos el golpe, tal como llevaba haciéndolo desde el inicio del combate, pero no solo eso, coloco la palma de su mano bajo la quijada recién regenerada de la momia, y golpeando su propio codo con su otra mano impulsó su brazo para dar un increíblemente poderoso golpe a la momia que desprendió su cabeza, evidentemente era una técnica de artes marciales, el golpe la decapitó, y no solo eso, la envió a volar.
La momia cayó destrozando varias lápidas en el proceso, fue cuando tanto la momia como Diane lo comprendieron, ese hombre era aún más peligroso sin sus armas, la momia tomó su cabeza y la colocó sobre sus hombros como si fuera hecha de algún líquido se fusionó con sus cuerpo de nuevo, otra vez la momia lo atacó.
Cuando la momia estaba a unos centímetros de Albert este se tambaleó cayendo sobre ella, a cualquiera que viera la escena le daría la impresión de que el borracho quería besarla, ya que colocó sus brazos alrededor de su cuello en un romántico abrazo y acercó su rostro a ella, la momia trato de quitárselo como si fuera un bicho raro, pero él tomando entre sus manos la cabeza de la momia, salto dándole un rodillazo que la dejó sin cabeza nuevamente, al caer después de dar el rodillazo, el borracho se alejó tambaleándose sacó un arma más de entre sus pantalones y disparó entre las piernas de la momia quien gritó aun sin tener cabeza, no se supo si de rabia, impresión, o dolor; acto seguido, se lanzó sobre Albert, pero esté se agacho a recoger una rama del suelo y la evadió otra vez, la momia cayó de bruces mientras Albert rompió un pequeño pedazo de la rama y la introdujo en su arma, luego dijo.
-Sayonara...
La momia no entendió pero una bala pasó a través de ella y simplemente la desintegro
Albert se colocó erguido y se limpió la ropa, pero aun caminando ebrio.
- Increíble...- dijo atónita Diane, quien se había quedado ahí parada sin moverse mirando a Albert, y ya tenía al lado de ella a su compañero aún cargando a Jack- ¿ese es el legendario estilo de lucha borracho verdad? – le pregunto
- Bueno, no estoy seguro, pero... eso creo- respondió, realmente se veía en mal estado, no recibió ni un golpe pero su aspecto físico era deprimente.
- ¿Pero que fue ese último disparo?- preguntó el joven.
- Energía vital, es la energía más poderosa del universo, en este caso tome un poco del árbol, ya que esa momia no era muy fuerte, y la proyecte usando mi arma como transmutador, o eso decía en las instrucciones de "como matar una momia en 3 simples pasos".
- ¿De qué diablos está hablando este tipo lady Diane?- preguntó el joven desconcertado por tan estúpida respuesta.
-¿Dígame quién es usted?- preguntó Diane mordiéndose un labio, empezaba a sospechar quién era ese sujeto.
-¿Yo? Bueno verás, yo soy una manifestación de tu imaginación, que se materializó - Albert palmeo la cabeza de la chica quien pareció molestarse y sin pensarlo le abofeteó con tanta fuerza que lo derribó.
- Pues yo te siento muy real- dijo bastante molesta.
- ¡Espera! ¿Eres como cierto dinosaurio morado?- dijo el joven rubio parpadeando de manera asombrada, lo que realmente sorprendió a Diane y al mismísimo Jack era que no notaron ni un poco de sarcasmo en palabras del rubio.
-¡Exacto!- dijo Albert- chico eres brillante.... – luego de eso se quedó dormido justo donde Diane lo había dejado tirado, esta lo pateó en las costillas despertando de nuevo.
- ¿Dime ya habías peleado contra esas cosas antes?- le interrogó Diane arrojándose sobre él y agarrándolo de la camisa.
- Cuando era alguien...si... ahora solo soy un trozo de mí mismo,- la triste mirada del borracho sorprendió a Diane, ¿sería en verdad posible que el fuera "esa" persona?, ¿que pudo haber pasado para destrozarlo al punto de convertirlo en el borracho estúpido que era ahora? .
-Una vez me enfrenté a un león alado- dijo Albert con ínfulas de grandeza.
- ¿Una quimera? - dijo asombrada la chica, las quimeras eran criaturas legendarias, de las que se decía que absolutamente nadie las había visto y sobrevivido a ellas.
- No, era mi suegro - el sujeto río y quedó dormido de nuevo, Diane lo abofeteó hasta que despertó, y luego le ayudó a poner en pie, Albert se acercó a él joven dando tumbos, miro su ropa rota y llena de sangre sin embargo no tenía heridas, de hecho no tenía ninguna.
- Este chico... no tiene heridas ¿cómo es eso posible?- preguntó Albert llevándose una mano atrás de la nuca muy desconcertado.
- Seguro eran heridas mágicas- intervino Diane con una sonrisa nerviosa, moviendo su mano para restar importancia al asunto- al derrotar el monstruo las heridas cerraron.
- Bueno, seguro tienes razón- sentenció Albert y concluyó con - no hay más explicaciones, cuidenlo bien, es un buen chico, tratenlo como de la manada,- dijo eso mirando directo a los fieros ojos del chico rubio quien lo entendió, ese hombre sabía perfectamente quienes eran ellos.
- Sí, lo haremos- le respondieron al unísono los chicos mientras, Albert parecía irse, pero se giró y se dirigió hacia el acompañante de Diane nuevamente y mirándolo fijamente le dijo.
- Y tú no le robes la novia...
- Idiota, eso no es posible yo solo soy un...- Diane le piso el pie con tanta fuerza que le fracturo el dedo chiquito, disimulo como pudo el dolor, luego retrocedió alejándose del hombre debido a su mal aliento.
- Él es mi primo, no podríamos salir juntos nunca- la chica terminó la frase del joven rubio.
- Está bien entonces no hay de qué preocuparse- concluyó Albert y se dio media vuelta y se marchó mientras los chicos lo miraban.
- ¿Crees lo que dijo?- preguntó el joven.
-¿Exactamente a qué te refieres?- de hecho ella misma tenía muchas dudas sobre el hombre en su cabeza ¿realmente podría ser "él"?.
- Eso de que es como el dinosaurio morado- Diane lo abofeteó tan fuerte que lo tiró con todo y Jack al suelo.
- ¡Por supuesto que no tiene nada que ver con dinosaurios morados! Aunque dudo que sea del vaticano o un seedi, no tiene ninguna de sus auras.
- ¿No me dirás- dijo el chico de ojos fieros colocándose de pie con su mejilla completamente roja e hinchada- que piensas que ese pedazo de hombre pudiese ser el legendario dios de la guerra?, el que destruyó el vaticano en una noche, humilló a los seedi y venció todo nuestro ejército, el maestro en todas las artes marciales y de todas las armas el gran dios ares.
- Cuando menos es más coherente que él sea un dinosaurio morado,- lo miró despectivamente- la verdad no lo sé, pero de algo estoy segura, no es un ebrio ordinario.
El joven se movió un poco mareado por el golpe en la mejilla
- Lo admito es increíble que pudiera caminar después de recibir tantas de tus bofetadas – dijo el rubio dejándose caer al suelo, y dejando que Jack rodará, cuando Jack se detuvo abrió los ojos y preguntó.
-¿Qué ha pasado?
- ¿Ya despertaste del todo?- dijo Diane, colocando cariñosamente su mano en su frente- para resumir, has muerto.
- ¿Qué?- dijo Jack sorprendido, de hecho se sentía más vivo que nunca.
- Lo que dije, ahora no estás vivo, aunque técnicamente no estás muerto en el sentido estricto de la palabra, bienvenido a mi mundo... Jack Otersek.