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Chapter 9 - Entre Niños y Maestros parte 2

El campamento de Albert estaba casi por completo recogido. No eran más de las 8:00 am cuando Diane y Jack llegaron, vieron a Albert quien luchaba por acomodar una tienda de campaña junto a un hombre anciano, se acercaron rápidamente mientras contemplaban la feroz batalla, donde la tienda de campaña parecía tener las de ganar.

- Albert dobla esa parte - le decía el anciano, mientras trataba de atar una correa evitando que todo se desarmara.

- ¡Que no Víctor! – le respondió Albert enfadado- te digo que esa parte la doblas primero.

- Mira, yo he hecho más carpas que tú. - le respondió el anciano con una cara que daba miedo a él borracho- Te digo que dobles esa parte. ¡Deja de ser terco!

- Esta es una carpa moderna, - Albert ahora pateaba la tienda de lona tratando de embutirlo en su embalaje original- no un vejestorio como tu anciano.

- Ejem – se aclaró la garganta Diane - buenos días, señores

Los dos hombres la miraron, luego miraron a Jack, Víctor soltó la correa dejando que todo el trabajo que habían adelantado se echara a perder, luego corrió y tomo al joven Jack de los hombros.

- ¿estás bien? - fue lo primero que pregunto, luego lo miro desde todos los ángulos, como si buscara algo en particular- ¿Te has sentido extraño? o ¿has notado algo inusual?

Jack se puso nervioso ante la curiosa mirada del anciano, pero respondió.

- teniendo en cuenta que soy un vampiro hace menos de 2 días creo que todo es inusual

-no me preocupa que seas un vampiro- le respondió Víctor- hablo de que ahora tu eres Dante.

- ¿qué quiere decir? - Jack no entendió las palabras del viejo, ¿qué significaba eso de ser dante?

-Dante, es un héroe mitológico, se supone que pertenece a otro mundo, no se sabe mucho más aparte de que es el hijo de un ser temible, una calamidad galáctica llamado Alurck, junto a 4 héroes el logro apresar a su padre y fundar un próspero imperio, hasta el día en que una descendiente de esos héroes destruyo todo el imperio humano.

-sigo sin entender nada señor.

-la reliquia que representa a ese héroe se supone que guarda una fracción de su poder, cuando es quebrada su poder entra en el cuerpo de quien esté más cerca, estará contigo hasta el día que las 13 estatuillas de Bacon se reúnan.

- ¿Y exactamente que podre se supone que tengo ahora? - pregunto Jack aún más confundido

-no lo sé con certeza, no hay muchos papiros que hablen del poder concreto de las reliquias. Pero si se dos cosas, Dante es una de las más poderosas de todas. No solo eso, se dice que Dante es el dios de todos los vampiros.

Jack miro a Diane, si eso era verdad, quizás no fuera necesario hacer lo que habían venido a hacer en ese momento, pero la chica ni siquiera prestaba atención, se acercó a Albert y se arrodillo ante él.

- no hace falta que agradezcan mi ayuda - dijo Albert - no era por ayudarlos

Albert realmente le molestaban ese tipo de cosas, de todas maneras, no mentía, no los había protegido por gusto.

- lo sé. - respondió Diane- y no es que me importen sus motivos, el caso es que nos ayudó a salir con vida de ahí. Tiene mis más sinceros agradecimientos. Pero no he venido por ese motivo únicamente, vine a ofrecer un trato, no. En realidad, quiero pedirte algo.

- ¿Qué cosa? - dijo Albert algo confundido, luego continúo hablando- si quieres que saque a Dante de ese mocoso, me temo que no sé cómo hacerlo.

Diane se puso de pie y tomo a Jack de la mano y lo trajo frente a Albert, luego lo obligo a arrodillarse junto a ella. Ambos suplicaron.

- ¡por favor ayúdenos, déjenos viajar con ustedes!

-¿bromeas?- dijo Albert llevándose una mano a la cabeza y se restregó la cien con sus dedos, se dirigió a una mesa y tomando una botella de licor y bebió, esto era justo lo que faltaba, que le pidieran ser niñera- no puedes estar hablando enserio, el que obtenga las 13 estatuillas será el ganador. Y dudo que busquemos el mismo premio. Aunque aceptara dime ¿cómo nos repartiríamos un único deseo?

- Ustedes, pueden quedarse con el deseo.

- ¿Qué? - Víctor y Albert que se miraron el uno al otro atónitos, no comprendían lo que la princesa les decía -¿Para qué se supone que las buscan entonces?

-Nuestro deseo- Diane empezó a llorar, Albert estaba empezando a cansarse de tantas lagrimas- era traer a la vida de nuevo, todas las personas que fueron asesinadas por ese sujeto de la luna roja en su capa.

Al escuchar eso Víctor y Albert dieron un salto y se miraron de nuevo, esta vez con una mirada seria, pero no interrumpieron a Diane.

-todo el clan de Cristopher, fue masacrado. Su padre, hermanos, amigos. Y casi todo mi clan también lo fue. Esa era nuestro infantil deseo, pero ayer vi la realidad, mi mejor amigo murió por nuestros infantiles delirios.

-Acaso- pregunto Víctor - ¿ya no deseas traer de regreso a sus seres queridos?

- ¡Claro que sí! - grito Diane llena de frustración- pero ¿y si ni siquiera esas malditas reliquias pueden hacerlo? Nadie sabe lo que en verdad pueden o no hacer. Si eso pasa la muerte de Cristopher no solo sería en vano... también sería ridícula.

-entonces- interrumpió Albert- ¿porque seguir la búsqueda? ¿Porque no simplemente regresan a su hogar?

-hay dos motivos, el primero es que ahora Jack es la estatuilla, si lo llevo a casa irán por él, el vaticano, los asesinos, he incluso tu o el sujeto de la luna roja.

-Entiendo- dijo Víctor- crees que estará más seguro con nosotros

- No es solo eso. La segunda razón es por qué. Mi padre es el rey de los vampiros y yo la princesa. La segunda princesa, no soy la heredera al trono, pero si mi hermano, normalmente ese no sería un problema, Pero él era diferente a todos los vampiros, por ese motivo él mismo me cedió el derecho a reclamar el trono y se auto exilio.

-Bien- dijo Albert ya cansado de tantas palabras- ahora tu eres la heredera, cual es el problema

-El, cambio... regreso con un poder tan irracional como su cordura.

- ¿qué quieres decir?

-mi hermano se apodero de una estatuilla, esta lo ha enloquecido, en pocas palabras les daré mi deseo, y toda mi ayuda. A cambio que me ayuden a liberar a mi hermano.

-he escuchado- dijo Víctor- que solo hay dos métodos de sacar el poder de una estatuilla

-reuniendo- le interrumpió Albert- las 13 estatuillas en un mismo lugar

-O- esta vez hablo Diane- con la estatuilla del exorcista, su poder es capaz de retirar el poder de su portador. Juro que te ayudaremos a obtener las otras y cunado libere a mi hermano te la entregaremos junto con la de Jack.

- Si ese es el objetivo de estos chicos - dijo Víctor- creo que podremos ayudarnos mutuamente

- ¿De qué hablas? - dijo Albert sorprendido, no entendía que quería decir Víctor- Son muy débiles – decía cada vez más molesto Albert - solo serán un estorbo.

- Vamos Albert – dijo Víctor acercándose mucho al enorme hombre -no seas así, además ella es la heredera de los vampiros, por lo tanto, es rica, y no es que nos sobre precisamente el dinero en este momento.

- Es verdad – medito Albert un instante – pero aún no me convence

-si – intervino Diane colocándose de pie - imagine que estaban cortos de dinero

Aplaudió un par de veces, y un grupo de mucamas y mayordomos aparecieron de entre los árboles, todos eran vampiros de bajo rango, pero sostenían cajas llenas de los más finos licores.

Albert recibió de manos de una pálida chica de la servidumbre, una enorme botella del licor más fino del país, desconfiado lo abrió y olio, ¡era original! ¡Una botella de ese néctar costaba más de lo que había ganado en toda su vida!

-Tienes razón Víctor- dijo Albert luego de dar un gran trago de la botella- si los dejamos solos son tan débiles que no tardaran en ser asesinados. Y si eso pasa, el poder de Dante se perderá 100 años.

Albert se limpió la mano con el pantalón y extendiéndola hacia Diane le dijo con una amplia sonrisa - bienvenida a bordo mocosa.

- ¿Mocosa? - realmente empezaba a odiar a ese sujeto- podría ser tu bisabuela. - suspiro profundamente- Pero ya que tú eres el legendario maestro de todas las técnicas y métodos de batalla, el gran dios Ares permitiré que me llames como quieras.

- ¿cuántas veces tengo que decir que no soy yo? - dijo Albert llevándose de nuevo la mano a su cara

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El padre francisco entro en la habitación papal donde encontró a un hombre bastante mayor mirando por la ventana.

- así que fallaste- dijo el sumo pontífice con una voz gruesa y poderosa- esto es muy impropio de ti Padre Francisco.

- su excelencia- el sacerdote se arrodillo frente al santo papa- a decir verdad, no siempre caza el tigre. - se rio por lo bajo recordando la técnica del Albert y la cara de Neltair al ser golpeado.

- escuche rumores- dijo el Papa ignorando la risita del Francisco - que Ares a aparecido.

- eso parece

- El destruyo el vaticano sin ayuda. Además, robo nuestra reliquia sangrada - la ira del santo, iba en aumento con cada palabra- pero, sobre todo - el hombre de blanco se giró y mostró un rostro completamente desfigurado, parecía estar aplastado. - hirió el orgullo de la iglesia, al hacerme esto- señalo su rostro, luego tomo el cuello del sacerdote con una enorme y poderosa mano- Dime entonces Francisco – el obispo levanto con un solo brazo sobre su cabeza al sacerdote - ¿Por qué no lo mataste?

- Él es diferente a lo que me dijeron- Francisco apenas podía hablar -Creo que él podría trabajar a mi lado. Él y yo nos entendemos.

-bien- el sacerdote lo dejo caer al suelo- pero si se rehúsa. Mátalo, es una orden.

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- Neltair- una hermosa mujer vestida con un traje de combate azul que combinaba con sus hermosos ojos, melena negra como la noche, que contrastaba con su inmaculada piel blanca, golpeaba con la punta de un palo el mal herido cuerpo del seed que aún no había despertado de la paliza dada por Albert- que patético eres, te dejaste vencer por un hombre ordinario.

- Él- dijo con esfuerzo el asesino- no era ordinario. ¡Él era ares!

- que interesante- dijo la chica llevándose un dedo a los labio- ha pasado mucho tiempo desde que escuche algo sobre el – la mujer se colocó de pie y dando palmaditas de emoción esbozo una hermosa sonrisa, la más hermosa sonrisa que Neltair había visto en su rostro.

- ¿que estas planeando Maestra?

- Como la más grande maestra en todas las armas de corte, encontrar un buen oponente cada vez es más difícil. Alguien que al menos pueda rozar con su fuerza mi delicada piel,- se abrazó a sí misma sonrojándose por completo- un ser que me permita experimentar solo un poco de dolor.

Neltair sintió miedo, cuando ella se ponía a si, solía cortar en finos trozos de menos de un milímetro de grosor todo ser vivo que se le atravesara, sin importar que fuera aliado o enemigo. Trato de alejarse lentamente de ella

-no te preocupes- le dijo la mujer- no te are daño, después de todo, si te mato aquí. ¿Quién me llevara con Ares? Tengo curiosidad, ¿acaso podría haberse hecho más fuerte que la última vez? ¿o esta vez seré yo quien lo humille por completo?....

Neltair sonrió, aun que dijera eso, las aves que ahora caían del cielo cortadas como aros de cebolla, los pobres animales que pasaban cerca de ella y ahora estaban rebanados, eran prueba del terrible esfuerzo que ella hacía por no rebanarlo en ese instante.

- Si mi señora. Ni siquiera el mítico dios Ares. Podría contra la maestra seed más poderosa de toda la historia. La señora de todas las armas Selene.