Hay muchas teorías e incluso historias que dicen acerca de la reencarnación en otras personas diferentes años y épocas, puede sonar algo loco la verdad, pero ¿qué hay de la reencarnación en otros mundos? Eso es aún más difícil de creer y explicar.Todos algunas vez hemos llegado a tener sueños donde pareciera que en realidad no es un simple sueño como los demás, sientes como si pertenecieras allí, hay algo dentro de ti que sabe que realmente no es parte de tu imaginación.
Claro no todo puede ser un cuento de hadas, reyes, caballeros, grandes castillos, bellas princesas, un verdadero cuento de hadas con final feliz para todos.
Suena realmente fantástico e interesante, pero que pasaría si algún día despiertas en un lugar completamente desconocido, idiomas que nunca jamás creíste escuchar, un mundo donde la magia, lo sobrenatural y lo humano conviven, guerras, imperios, muerte, dolor...
Ella en su antigua vida fue infeliz, a tal punto que tomó su propia vida sin ningún rencor, todo parecía que se por fin después de tantos años había terminado y podría descansar, pero el destino tomo un camino diferente.
— ¡Es una niña! ¡Es una niña! — gritaron, se escuchaban muchas más voces a lo lejos, no podía abrir sus ojos, era como si no tuviera el control de su cuerpo.
— ¡Felicidades a los duques! ¡Su primera hereda es una niña! —. ¿Qué era todo ese ruido? La respuesta era el nacimiento de la primera hija de los duques Everett.
Una vida por otra vida, sería lo correcto, pero no fue así, esa pequeña recién nacida en realidad no tenía alma moriría pronto, y los duques lo sabían perfectamente, pues desde el embarazo notaron cosas extrañas, era su única oportunidad de tener un bebé, buscaron ayuda para que aquel bebé sobreviviera, el resultado no fue bueno, no había tal magia que pudiera lograr traer un alma pura a un ser humano.
Claro que nadie por ninguna razón debía saber que el heredero Everett nació muerto, la duquesa Rosela tomó la decisión de adoptar un bebé pero estos debían ser intercambiados durante el parto de ambas mujeres, ¿Quién era la joven que daría a su bebé? Solo era una joven que no quería un bebé estorbando en su vida y claro que por algo de dinero a cambio, vendería su propia alma.
Y así fue como en la misma noche, ambas mujeres dieron a luz, nacieron dos niñas, pero una de ellas sin vida, mientras que la otra dio fuertes gritos que anunciaban su nacimiento a todos los presentes. Pocos sirvientes sabían de esto, incluyendo al médico que atendió los partos, una mentira que salvo a una gran familia, sello así el destino de todos los integrantes de la nueva familia Everett Hana.
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La familia Everret destacaba en algunos aspectos dentro de los demás ducados, su apariencia era una de ellas, los ojos verdes jade era una de las cualidades que los caracterizaban, además de su tono natural de cabello que algunos miembros tenían.
Ares fue el nombre que se le dio a la bebé aquella noche, piel blanca, sin ningún rastro de cabello, mejillas regordetas y rosadas, para sus padres era la niña más hermosa que podrían haber visto jamás. En los primeros años de su vida, fue todo muy calmado, Rosela creyó que su hija lloraría mucho, tomando algunas medidas para eso, en cambio resultó todo lo contrario, su bebé era muy calmada, lloraba pocas veces y bebía de su leche haciendo que fuera muy sana.
Así pasaron los años, Ares creció normal en su nuevo mundo, sin algún recuerdo de su pasado, en esta ocasión pasó su adolescencia en amor y compañía de ambos padres que la amaban. Hasta que se acercaba su cumpleaños número 20 llegó.
Había algo extraño, eso no era normal, ¿un sueño? ¿Una pesadilla? Lo que sea que fuera solo quería despertar, dolor, solo podía sentir tanto dolor y tristeza, los sentimientos la estaban sofocando.
— ¡Despierta! ¡Ares desierta! — finalmente después de escuchar gritar su nombre, abrió los ojos, que por alguna coincidencia del destino u alguna otra cosa, sus ojos eran exactamente iguales a los de la duquesa Rosela.
— Otra vez, otra vez tuve esos mismos sueños extraños mamá, ¿por qué me esta pasando esto? — Rosela abrazo a su pequeña, ella tampoco sabía que le pasaba, pero algo dentro de ella sabía que tenía que ver con el día de su nacimiento hace casi ya 20 años.