El azul cobalto en la seda, el encaje blanco detallado tan cuidadosamente, algunos detalles brillantes que eran de hilos de plata, mientras en el cuello se podía observar la joya verde jade que era el centro de atención de tan bello vestido, pero lo que en realidad resaltaba era ella, con la figura delgada, el vestido asentaba sus suaves curvas, el cabello recogido en un peinado elegante que dejaba al descubierto su rostro, resaltando en gran medida sus ojos, que tenía un contraste con la joya en su cuello.
A pesar de su edad, parecía un par de años más joven, era hermosa. Claro que para la mayoría de nobles en el imperio, la nueva dama imperial debería ser una mujer de cuya belleza fuera tan espléndida que ninguna otra pudiera opacar, la importancia de la imagen de la futura consorte era realmente importante para todos.
Aún así, ella no tenía alguna objeción por su aspecto, sabía cuán linda era, clara que su inteligencia era muy valiosa, no usaba su apellido como algún tipo de poder para someter, sus padres le enseñaron desde pequeña que su apellido no debía ser usado para intimidar, creció siendo una mujer bella, fuerte y inteligente.
Todo este escenario era demasiado extraño dentro de la mansión Everett, una visita de una familia noble, que por su puesto traía consigo un ambiente tenso que cualquiera fuera y dentro del lugar podía percibir. Ares bajo hacía un salón donde se encontraban ambos duques, vistiendo ropas elegantes que resaltaban las facciones de ambos, el color para vestir del día era azul cobalto, los tres poseían el color tratando de representar algo que en ese momento ella no entendía.
Una tradición que sólo había entre la falimia real y los candidatos a príncipe heredo era que las familias que tuvieran un futuro compromiso como muestra de respeto y lealtad, tendrían que vestir el color del escudo de la familia contraria, el novio llevaría un traje a juego con el color del escudo de la novia, mientras ella vestiría elegante un vestido completo del color del escudo familiar del futuro marido.
Ares conocía bien este protocolo, pero en su mente nunca pasó por ese tipo de pensamientos, ella no se veía como una consorte imperial, sus planes estaban lejos de ello, parecía que su compromiso con el joven Laurent era más que un sueño muy lejano, pero todo cambiaría con este visita.
Los tres estaban sentados en los sillones que se encontraban en el salón, ninguno mencionó alguna palabra, el nerviosismo, la ansiedad, la preocupación y la presión que sus padres tenían escritos en sus rostros, era suficiente para que ella no decidiera hacer alguna pregunta, no era tonta, su mente ya estaba llena de especulaciones, cada uno estaba sumergido en sus pensamientos, hasta que el sonido de un auto los hizo voltear hacia la ventana.
El emblema familiar de la Familia Laurent, azul cobalto y un gran león dorado rodeado de flores de hortencia blancas, un escudo hermoso, que al mirarlo podías entender el orgullo de la familia, en ese momento todo tomó sentido, el vestido, sus padres, el ambiente tenso, era el día que harían el compromiso de manera oficial entre familias, seguido se daría un aviso al emperador y cuando los candidatos a la corona tuvieran sus prometidas o prometidos, se llevaría a cabo un baile de celebración.
Cruzaron miradas, dirigiéndose a la entrada de la mansión Everett, rodeada de un fresco olor floral, ya que a su hija le gustaba mucho las flores, en cualquier parte de la mansión habían jarrones llenos de flores llenas de lindas fragancias, pero debido a la visita se cambió el color de las flores a blanco y azul. No pasó mucho antes de que tocaran la puerta principal, un sirviente se apresuró para abrir, en la entrada la familia Laurent hizo su aparición.
Braidon y Delanie Laurent, padres de cuatro hijos; Lana hija mayor que se distinguía por ser arrogante ante personas de nivel inferior a su familia; Aidan segundo hijo estudio leyes también comprometido con una hija de un duque de otro reino; Hazel tercer hijo parte del colegio militar imperial arrogante pero inteligente; Evan último hijo, favorito del emperador, poseía una gran belleza entre todos los nobles del imperio, fornido debido al constante ejercicio que hacía regularmente, cabello negro bien peinado, mandíbula marcada, cejas rectas algo pobladas que hacían que su mirada azulada fuera realmente hermosa, pasaba del metro ochenta, realmente era un hombre guapo, la belleza del imperio y futuro emperador.