El día parecía calmado, fresco, con el cielo cubierto de nubes, brisa fresca, algo tan maravilloso como tranquilo, mientras Rosela tomaba una siesta recostada en un sillón en el jardín, padre e hija estaban teniendo un "pequeño entrenamiento amistoso", pero la realidad era que ambos se tomaban enserio las peleas de práctica, claro su padre era más grande y fuerte que ella, en cambio eso no era alguna clase de impedimento, pues ella podría ser delgada además de ser pequeña, claro que con el paso de los años aprendió muchas cosas y saber pelear para defenderse era una de ellas.
Su padre era un hombre de mediana estatura, 1.75 cm con un peso de 67 kilos gracias al arduo entrenamiento de años anteriores, mientras que ella 47 kilos, con 1.57 cm de estatura al igual que su madre, los golpes se median pero cada vez más la intensidad subía, el sudor ya emepezaba a empañar la vista de ambos, la espada de madera que sostenía Ares no era pesada, pero los golpes que recibia al distraerse eran dolorosos por la fuerza aplicada, claro estos los recibia cada vez que estaba distraída.
— ¡Benjamin para de una vez! Intentó tomar una siesta tranquilamente —. Ella enfocó esa mirada verdosa pero ahora enojada detrás del cuerpo de su marido hacia la joven que estaba detrás de él. — Y tú Ares, mirate estas demasiado sucia, ve a darte un baño rápido.
— Si madre. — Ambos se miraron con tristeza, querían seguir en lo suyo pero habían hecho enojar a Rosela. Benjamin camino hacia donde estaba su esposa mientras Ares se dirigía al baño.
— Ella se parece mucho a ti, es buena y entusiasta al practicar contigo — esbozo una sonrisa trvaiesa mirando a su marido.
— Es mi hija después de todo, pero realmente no es tan parecida a mi como crees.
— ¿Estás diciendo que estoy equivocada?.— Posó sus brillantes ojos tan negros como la noche en el brillante jade de la mirada de su marido.
— Es solo que, a veces es tan parecida a ti un equilibrio entre ambos.
Esta respuesta había dejado a la duquesa contenta, pues sólo sonrio y siguió recostada disfrutando la tarde.
La mezcla entre ambos era algo extraño y fascinante, claro que empezaron como un matrimonio arreglado, apenas y habían intercambio palabras antes de que los presentaran formalmente como prometidos entre la familia Hana y la familia Everett.
La familia Hana era conocida por el fuerte carácter de lucha, el estricto comportamiento que debían tener todos en la familia, el honor, la fuerza, la belleza, la inteligencia y además una de las habilidades más poderosas del reino.
En cambio la familia Everett era conocida por ser unas de las más allegadas al imperio, por la furia de sus llamativos ojos de jade, la fuerza inhumana en batalla que solían llamar "la fuerza del león negro", y su habilidad en el arte del control de la magia.
Este compromiso fue una verdadera sorpresa para casi todos las grandes familias del imperio, muchos de ellas planeaban formar una alianza con uno de esas dos familias poderosas, pero sabían que los Hana difícilmente comprometían algún descendiente de su familia con cualquier familia del círculo de ducados del imperio.
Esta compromiso fue inesperado, pero en la boda parecía tan armoníca esa bella combinación de familias, la novia era delgada, bajita, con el cabello lacio azabache, ojos pequeños con pestañas grandes, resaltaba su mirada dura y postura digna de la familia Hana, una belleza que se podía denominar como algo que no podías dejar de mirar. El novio poseía una gran altura, el traje le ceñia bien al cuerpo, el blanco del traje resaltaba la piel ligeramente bronceada, el cabello ondulado tan rojo como la sangre y su mirada tranquila que dejaba ver esos ojos jade que parecían aún más hermosos cuando posaban la mirada en su esposa.
Eran una extraña mezcla de colores, pero realmente hermoso, que dieron lugar al fruto de ese amor; con diferentes versiones de ellos que la hacían igual de hermosa y especial que ninguna otra.