Chapter 9 - Capítulo 8

En ese momento en el que él depositó el documento en la mesa ella no evitó estirar su cuello para averiguar algo. Pero él la detuvo.

Si había algo que pudiera generarle más incertidumbre y ansiedad es ver como las cosas se dilatan cuando solo debería entregarle la carpeta y permitirle leer ¡¿es qué acaso es la única que siente que tarda una eternidad en decirle de una buena vez de que va ese acuerdo?!

- ¡Hombre, ya! – y se detiene para apoyar sus codos en el escritorio y proceder a dejar descansar su mentón entre sus manos entre lazadas.

- Veo que esta ansiosa por saber qué pretendo de su cuerpo. Pero sea paciente, porque de firmar, pa paciencia va a ser su mejor compañera. –

- Eso es lo que no tengo. – confeso frustrada y desafiante, pero el volvió su tención a los papeles y dijo algo que la dejo sin aliento.

- Pues deberá aprender a serlo porque puede pasar largo rato atada sin que la toque. - sus ojos se abrieron como platos ¿atada? Nada más excitante como inmovilizarle alguna parte del cuerpo a la hora de darle riendas sueltas a la pasión.

- ¿cómo atada? – indaga para saber un poco más. Eso ya le estaba gustando.

- Srta. Evans, ¿ha escuchado hablar del bondage? –

Abril se había "comido" la trilogía de 50 Sombra de Grey infinidad de veces, sin mencionar que en su haber literario de genero erótico, tenía mas de medio centenar de libros leídos. Por lo que mas o menos podría saber de qué se trata.

Ella consideraba que la mayoría de las obras que ha leído mostraban, las fantasías de miles de mujeres que con el tiempo habían empezado tomar voz y expresarse sin tabúes a la hora de decidir que es lo que eligen, lo que desean al momento del sexo y por ello más de una vez tenían esas discusiones con Mauro. Éste era más del sexo tradicional y más de una vez en posición de perrito le ha pedido que le diera por el ano y él simplemente si lo ha hecho no ha sido por que le gustase, sino porque consideraba que esa zona no había sido creada para ser penetrada. En fin, cosas que pasan en una pareja. ¿sería por eso que Santino le despertaba la curiosidad y el deseo de ir más allá en el sexo de lo que conoce?

- Como sabrás, esta practica sexual consiste en atar a la otra persona inmovilizándola físicamente total o parcialmente. El placer se encuentra en la dominación de una persona y la entrega de otra, en la relación asimétrica de poder, amo – esclavo. La persona atada se encuentra a plena disposición de quien domina en ese acto y a diferencia del sadomasoquismo, esta practica no utiliza el dolor como fuente de placer. – Abril se quedó con la boca abierta, escuchar completamente seducida la explicación por parte de él. – pero lo que yo te ofrezco es ir mas allá. – ella hizo un gesto de curiosidad e invitándolo a continuar el relato. – soy un hombre que gusta experimentar los limites del dolor y el placer, combinando el bondage. El saberme amo y dueño del cuerpo de una mujer me hace sentirme imponente y superior, saber que puedo darles lo que desean, cumplir sus fantasías, llevarlas a experimentar y sobrepasar el limite del placer es algo que me mueve y me motiva. puedo ser sádico como Cristian Grey si así lo prefiere y abierto como Eric Zimmerman. Me gusta hacer y mirar. – y esto último llamo la atención ¿mirar? ¿a qué se refería con eso de mirar?

- ¿Qué quiere decir con eso de mirar, porque no logro comprenderlo? – y como si se tratara de un caso que estuviera comentándole, comenzó a explicarle a qué se refería.

- Observar como otros te follan. – el hablarle directamente a ella, como si ya hubiera aceptado y firmado el acuerdo le generó una corriente en todo su cuerpo que no pudo disimular y que él se sintió victorioso al poderla observar. No se detuvo. – pretendo atarte y dejar que otros hombres te follen duro mientras yo solo miro como tu cuerpo disfruta de otras manos, de otros labios, de otras pollas entrando y saliendo de tus zonas intimas. Deseo ver como alcanzas el orgasmo con otros hombres una y otra y otra vez. Eso deseo. Utilizar en ti todo tipo de aparatos de electroestimulación, verte suplicándome que te folle, que te follen tan duro que te olvides hasta de la última letra de tu nombre. – todo su interior era un huracán, una revolución y vaya que se sentía bien "ver y disfrutar como otros te follan" el sólo pensarse a merced de otros hombres haciendo de su cuerpo lo que Santino desea, lo qué él les ordena era algo que en su vida había experimentado y que la seducía de una forma que no imagino nunca jamás.

- Esto es muy fuerte. – dijo y sin siquiera poder ser consciente de sus propios movimientos se desabrochó la camisa y quitó el saco y cómo si se tratara de una acción apropósito y delatadora, sus pezones se le pusieron duros como la piedra y él pudo notarlo.

Santino se levanto de su escritorio y ella solo podía seguir sus movimientos con sus ojos negros, dilatados por la excitación de haber escuchado todo lo que decía.

Con su mano acariciaba el roble hasta llegar donde ella dejaba descansando su mano y con las yemas de sus dedos comenzó a rozar su piel, sintiendo bajo los mismo como se estremecía y su miembro ya comenzaba a dar sus primeros movimientos y a endurecerse poco a poco.

- Imagina que otras manos te acaricien en cuerpo así. – automáticamente ella cerró sus ojos y se dejó llevar por su toqué. – provocando que te erice la piel de la misma manera en la que se te ha puesto ahora. – su respiración comenzó agitarse y su pecho a subir y a bajar visualmente. - ¿sientes cómo las venas se van calentando? ¿sientes como la sangre que bombea ardiendo, quemando cada centímetro de tu cuerpo? – su toque se acercaba a su pecho, sus pezones se marcaban más en su blusa, su bajo vientre ardía de una manera que nunca experimentó y la humedad le quemaba su zona intima. Sus labios se entre abrieron y su respiración se hizo levemente audible. Él sonrió vitorioso y se agachó hacía la altura de su cuello y hombro. - ¿te gusta como te tocan? – ella asintió con la cabeza manteniendo los ojos cerrados, al mismo tiempo que su toque llegó hasta su boca y se abrió paso en ella. – imagina que estas chupándole la polla. – y ella sacó su lengua, y el acto reflejo de succión se hizo presente. Encerró su dedo con los labios y comenzó a chuparlo, hacia dentro y hacia afuera. Movimientos repetitivos. Pegó sus labios a su oído y continuó excitándola. – chupala… chupala así. – dijo para luego lamerle la oreja y morder su lóbulo. Ella abría su boca y sacaba su lengua para pasarla por todo el largo de su grueso dedo. – eso es nena… eso es… -

El no podía evitar sentirse extasiado por la manera en la que usaba su lengua y de solo imaginarla sobre su dura polla le hacía hervir la sangre. Cerró sus ojos y se dejó llevar por la manera en la que estaba atacando su dedo. Lamia, succionaba y hasta mordía. Los gemidos de él se hicieron presentes y ella se animó a llevar su mano hacía su entre pierna, pero sin abrir sus ojos. Apretó, asió con fuerza su miembro entre sus manos y él soltó un gruñido tan excitante que le obligó a detener todo aquello que estaba haciéndole. Sacó su dedo de la boca e hizo que se ponga de pie. Con un movimiento ágil soltó su cabello viendo como caían mechones delante sobre su hombros y pechos. Tenía sus labios hinchados y sus pezones bien marcados. Él se mordió el labio y pese a no tener su firma en el documento, hizo lo que le pidió su cuerpo cuando la conoció.

Mientras sus ojos se la miraban fijamente y la atravesaban sin piedad alguna, bajó el cierre de su pantalón, liberando una grande y gruesa polla. Ella no se la miró, porque estaba hipnotizada por la profundidad de sus ojos negros, pero sabía que su gran virilidad había sido expuesta.

- Arrodíllate. – le dijo sin sacar sus ojos de ella y cómo si se tratase de una orden que le da su amo, ella lo hizo. Una vez con su rostro a la altura de su miembro y manteniendo sus miradas sobre la otra, le volvió a ordenar. – abre la boca y follálo. – esas palabras fueron tan calientes que su interior se contrajo y pudo sentir como un liquido caliente bajaba como si se tratara de un coagulo de sangre en los días de la regla.

Entonces lo hizo.

Sin sacarle los ojos de encima, sacó su lengua y comenzó a lamer su glande, hinchado y sabroso. Con su lengua recorrió toda la longitud de su miembro al mismo tiempo le daba chupetones inaudiblemente, en todo el tronco. De vez en cuando le permitía jugar a sus dientes, al morder o recorrer su pedazo de carne en su boca.

Sus manos subieron por sus piernas que estaban separadas, hasta llegar a su ingle. Apretó sus muslos internos provocando que cerraras sus ojos fuertemente y mordiera su labio inferior y continuó su camino hasta poder tomarlo con ambas manos.

Él volvió a fijar su mirada en ella. Sus labios pigmentados al igual que sus mejillas, sus profundos ojos negros atravesando su cuerpo sin piedad y esa boca donde encajaba perfectamente su polla.

Comenzó a masturbarlo lentamente mientras con la punta de su lengua jugueteaba con su cabeza suave y adictiva. Con sus movimientos la misma desaparecía y aparecía de su boca o de su prepucio.

- Te gusta. – indagó de manera sensual. Él no contesto, pero diablos que le encantaba como se lo estaba chupando.

Sus movimientos comenzaron acelerarse y ella empezó a tomar más confianza en sí misma. Estiró su polla hacía arriba y con su mirada aun en sus ojos, deleitándose por su manera de se manifestar la excitación, es que lamió nuevamente el largo de su pene para detenerse en sus testículos.

Su mirada se convirtió en fuego y adelantándose a lo que iría hacerle, él se agachó y la tomó de los cabellos que se ubicaban casi a la altura de la nuca.

- Yo también puedo tomar el control. – le dijo sonriendo malévolamente. Entonces el la sujetó tan fuerte que el dolor le provocó más ardor en sus partes íntimas.

- Solo si yo te lo permito… y no te lo permito. – ella sonrió, pero el no mostró una sola pizca de gracia. La levantó bruscamente y cuando al fin estuvo de pie dejó de tocarla y le hablo. – quítate las bragas. – en ese momento ella sintió que iba a caerse, pero hizo lo que le ordenó. En ese mismo momento en el que se agachó para hacerlo, ella rozó su rostro con su polla aun mojada por su saliva y sin que él le volviera a ordenar, se lo volvió a meter completo en la boca, tomándolo por sorpresa y provocándole un fuerte gemido. Inmediatamente sujetó su cabeza con ambas manos y comenzó a mover su pelvis tan fuerte como pudo. Su polla era demasiado grande y por más que sentía ahogarse cada vez que la misma tocaba su fondo, generando exceso de saliva, no había nada que la prendiera fuego como eso.

Abril era adicta al sexo oral, para ella saber hacerlo era un arte y si lo disfrutaba era mucho mejor. Ella había escuchado a sus amigas hablar sobre el tema y quejarse de que se sentían obligadas hacerlo o que solo lo deseaban con su novio. Para Abril el sexo oral era algo que la sacaba de este mundo y más de una vez sólo ha experimentado esa práctica únicamente con algún hombre y puede que sin siquiera conocerlo. Es decir, que solo ha practicado sexo oral sin que hubiera penetración vaginal y mucho menos anal. Ella amaba el sexo oral y se sentía orgullosa de eso.

- ¡dios! – lo escuchó decir mientras sus movimientos eran salvajes y violentos.

Estaban tan excitados el uno por el otro que no les interesaba ser descubiertos por un tercero. Eso lo motivaba aún más. A Santino le fascinaba la idea de follar y que lo vean o de que las follen y ser él quien lleve toda la situación. Era un maldito, pero excitante amo.

Abril, hurgo entre sus piernas dándose cuenta que su braga estaba empapada y que necesitaba estimularse.

- ¡no te toques! – dijo de golpe deteniendo sus movimientos. – no te lo he ordenado. No te puedes ni rozar esa zona sin mi consentimiento. – sus palabras, ese juego de amo y esclava comenzaba agradarle. Ella sonrió con su miembro en la boca sacó su mano de allí al mismo tiempo que libero su boca y comenzó a realizar movimientos acordes al guardado de su polla dentro del bóxer y luego del pantalón.

- ¿por qué? – dijo ella sin comprender.

- Porque no pretendo llenarte la boca. Me he hecho la vasectomía porque no hay nada que me genere más placer que follar sin condón y eyacularle dentro de cada una de sus partes íntimas sin correr el riesgo de hijos indeseados. – ella se quedó anonadada ¿vasectomía? ¿no quería dejar descendencia? Pero esas preguntas, como otras mas no tendrían ahora mismo sus respuestas… y hasta quizás no las tengan nunca. – si firmas el acuerdo deveras de hacerte los exámenes de enfermedades de transmisión sexual. – Ese era uno de los estudios que repetía dos veces al año, por lo que sabía que estaba sana y limpia. ¿pero qué decía? ¿acaso aceptara el acuerdo? – y tienes que hacerlo cuanto antes, porque necesito continuar con lo que hemos empezado. – ella lo miró y entonces no supo qué decir. Disfrutó lo que le hizo experimentar, pero no sabía si iba poder ser capaz de cumplir con sus exigencias. – ten. – le entrega el documento. – léelo muy bien y mañana me traes una respuesta. – ella lo ojeo y se le vino a la mente la escena donde Ana y Cristian estaban releyendo y modificando el contrato, pero con Santino las cosas no funcionaban de esa manera.

- ¿y si hay algo que no estoy dispuesta hacer? Así como en 50 sombras de Grey– él la mira y le deja en claro una cosa.

- Esto no se trata de una ficción, esta es la realidad. No somos personajes de una novela que una adicta al sexo y a este tipo de fetiches redacta a diario en la penumbra de la noche a solas sentada en su cama en su computador. Esto es la realidad Abril y cada clausula que expresa ese documento no puede ser infringida. Es decir, no existen modificaciones posibles. O aceptas todo y te adentras en esta experiencia excitante y placentera, obteniendo el dinero que necesitas, o no firmas y puedes decirle adiós al sueño de que las piernas de tu hermana vuelvan a funcionar.

Santino era tan frío como el hielo y carente de emociones que lo vinculen con algún tipo de sentimiento, especialmente en lo que respecta al amor. Él solo conocía ese mundo, esas únicas formas de experimentar los límites del dolor y el placer y no le interesaba nada más que su propio éxtasis. Si quiera el de ellas, por eso sus clausulas se basaban en lo que el necesitaba para alcanzar lo máximo en el orgasmo y si no estaba a la altura, ni modo. Buscaría a otra. Por más que sintiera cierta obsesión por Abril, el dominaba el deseo y no al reves. Eso ofrecía y eso debía acatar. Cómo amo en el sexo, en la vida ella no tenía derecho alguno en ese plano a sugerir nada, a modificar nada por eso prefiere dejar las cosas claras de entrada, porque una vez que firme ya no hay vuelta atrás.

- Una vez que firmes ese documento, tu no tendrás derechos sobre tu misma y tu vida sexual, porque pasaras a ser mi esclava y hacer todo aquello que te ordene. Si firmas ten en cuenta que no puedes rescindir el contrato y que una sola clausula que infrinjas el mismo queda completamente anulado. ¿comprendes? – dice mirándola fijamente y ella sabe que decir.

- Claramente Sr. Rivas. – y sujeta el documento con su mano derecha.