Paula es mucha de la razones por las que no puedo corresponderle a Angela y eso me frustra, si yo pudiera dejar a un lado lo que siento por Paula, quizá las cosas con Angela funcionan mejor y no me sentiría mal todo el tiempo; pero mi corazón no me permite culpar a Paula por estar en él.
Paula me acompaña a casa y la dejó entrar, porque quiero pasar tiempo con ella.
Cuando Lorena y la abuela nos ven, casi se van para atrás de la impresión, cosa que nos hace reir.
— Estamos cerrando ciclos como Britney Spears en el 2007— digo y Lorena estalla en risas mientras la abuela nos mira con desaprobación.
— Pensé que primero pasabas por el "Oops! Did it again"— se burla Lorena y yo le regalo una sonrisa, haciendo que hasta la abuela se impresione.
— Bueno, en esta casa no juzgamos— dice por fin la abuela, se pone en pie y nos toca nuestras cabezas pelonas.
— Y te ahorras champú por un buen tiempo— resalto y la abuela asiente con la cabeza— Estaremos arriba.
La abuela nos dice que hay tamales por si nos da hambre y asentimos con la cabeza, subimos a mi habitación con rapidez y cuando nos encerramos, nos empezamos a reír demasiado fuerte, hace mucho no lo hacía.
Paula tiene el poder de hacer esto en mi, de hacerme reir sin importar lo dura que sea la situación y eso me hace sentir genial.
— Empecé a ir a terapia— dice Paula cuando nos acostamos en mi cama, mirando sus pies que apuntan hacia el techo, estamos apoyando nuestros pies sobre la pared, mirando el techo y ella ríe— Papá también lo hace, así que ha dejado de beber y va a un grupo de ex-adictos.
— Me alegro— le dije, entrelazando mis dedos con los suyos.
— Conoció a una mujer, le está gustando mucho— dice con una alegría contagiosa— Es linda y demasiado rubia, se parece mucho a Celine Dion.
— Debe ser genial— pienso yo, con mi mano subo un poco la manga de su camisa del uniforme y veo que solo hay cicatrices, veo que no se ha vuelto a hacer daño y eso me llena de orgullo— Estoy orgullosa de ti.
Nos giramos quedando frente a frente, con nuestras piernas entrelazadas, nuestras narices rozándose y nuestras manos sobre las mejillas de la otra, esto es lo más cercano a estar en el cielo y ella lo sabe.
— A veces estás distante— susurra Paula con suavidad, su aliento me acaricia el rostro— Si algo pasa, no dudes en contarmelo aunque sea difícil, te extraño.
Asiento y ella cierra el espacio entre nosotras, dando pequeños y pausados besos a mi labios, tan tiernos que me conmueven totalmente, con su mano dejando suaves caricias sobre mi rostro, borrando las marcas invisibles que dejaron sobre mi piel la violencia de Angela.
En este momento me estoy sintiendo valorada, me siento mimada, con los labios de Paula sobre todo mi rostro, diciendo que valgo la pena, tanto así que me merezco un buen trato, lo que se niega a darme Angela.
Nos quedamos dormidas sobre la cama, abrazadas y apoyando nuestras frentes luego de hablar un rato, nos quedamos dormidas toda la tarde hasta que Lorena nos despierta porque el papá de Paula la ha venido a buscar. Bajó para saludar al papá de Paula y para despedirme de ella.
Me quedo un rato hablando con la abuela hasta que le entra el sueño y se va a descansar.
Lorena y yo nos quedamos solas y me gustaría decir que me siento incomoda pero es mentira, Lorena desprende una energía que da calma y comodidad, algo que nunca había sentido antes estando con ella, hasta ahora.
— Ella te gusta ¿No?— pregunta Lorena y yo solo asiento con la cabeza— Ella es linda y a mamá le agrada.
— ¿En serio?-- pregunto algo incrédula.
— Si, le da buena espina— dice Lorena y por algún motivo eso me hace sentir tranquila— Pero no le gusta la otra chica, Angela creo que se llama.
— Dice que es hipócrita—
— Se me hace solapada— dice Lorena y yo me quedo mirándola fijamente, hasta mi mamá lo siento— Perdón, se que es tu amiga.
— No, tranquila— me apresuro a decir y Lorena me mira con una expresión de sorpresa— Tan lejos de la realidad no estás.
Solo puedo pensar que hasta Lorena lo siente y eso que no la conoce hace mucho, y yo que la conozco de hace años, nunca lo note.