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Chapter 27 - Perdón por pecados ajenos

Al paso de dos semanas, Angela fue enviada al psicólogo y no supe más, la abuela no quiso preocuparme por eso, las evaluaciones las hice en un horario extraescolar y así fue que llegó diciembre, no supe más de Paula y siento que me lo tengo merecido, aunque no fue mi culpa.

— Amor— me llamó la abuela, nos había citado a todos en la sala de la casa— Tu mamá se irá un tiempo a la finca de la hermana de Pacho— mire a Lorena y ella me regala una sonrisa; suena raro pero no quiero que se vaya— Y nos parecería buena idea que tú te vayas allí, podrías estudiar y despejar la mente.

— Yo necesito pensarlo— le digo a la abuela y ella asiente con la cabeza.

Realmente debía pensarlo cuidadosamente, alejarme un tiempo de aquí es una magnífica idea pero no quiero dejar a la abuela sola y aún no he aclarado nada con Paula, aunque se que va a ser imposible verla a estas alturas del partido, tengo la cabeza hecha un ocho, así que llamo a Marcos para que venga y poder hablar.

— ¿Y que piensas hacer?— pregunta Marcos, luego de escucharlo todo. Me mira con curiosidad.

— No lo se— confieso, mirando el techo de mi habitación. Marcos y yo estamos tirados en mi cama, mirando el techo en busca de respuestas— ¿Tu qué harías?— le pregunto.

— Me iría, solo sería un tiempo— responde con seguridad y eso me hace mirarlo un momento, antes de volver a mirar el techo— Iría a ese lugar, votaría las malas energías y luego volvería; eso sería lo más sensato.

— Me ire— le digo.

— ¿Por lo que dije?— pregunta curioso.

— No— le digo— Bueno, en parte, si— admito— Pero también porque sería para tener una relación sana con mi mamá— le cuento— Y también superaría a Paula y lo que pasó con Angela.

— Espero sea sanador para ti— dice Marcos y yo sonrió aún mirando el techo— Y lamento lo que pasó con Paula.

— Gracias—

Luego de eso, Lorena y yo estuvimos preparando nuestras maletas, lentamente; pasamos las festividades junto a Pacho y la abuela. A inicios de enero, nos despedimos de la abuela en un terminal, nos dolió y lloramos, y luego nos subimos al bus. En busca de una huida, junto a la última persona que lo hubiera imaginado.

Adiós, Paula.

Final primera parte.