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Chapter 29 - Telarañas Mentales

Paso un año de mi vida en esta finca, estudiando de noche y en el día haciendo absolutamente nada, nada más que escribirle poemas a Paula con la ilusión de superarla, porque estoy segura de que ella ya me superó a mi. Haciendo que mi relación con Lorena avance y si que lo ha hecho, y yendo al psicólogo, el cual me mandó a hacer una bitácora emocional, que al principio me parecía absurda, y ahora ha sido mi gran ayuda.

Mi cabello ha crecido, más rizado que antes y ahora es un bonito afro (antes era un afro desordenado), que se seca en las mañanas con la calidez del sol, no he hecho amigos porque no salgo pero Lorena ha conseguido un novio, que no se parece a mi papá en nada; el sujeto tiene una amigable sonrisa y es chistoso.

Marcos vino en vacaciones de mitad de año y luego de pasar tiempo conmigo, me contó sobre la novia que consiguió, que todos se sorprendieron cuando supieron que me salí del colegio, que Paula y Paco se volvieron inseparables, y que Angela y Nicol se había hecho amigas. Más allá de eso, no supe.

Ahora había entrado a la facultad de literatura en una universidad cercana a mi casa con la abuela y tenía que volver a la ciudad, lo cual hice en la segunda semana de enero, despidiéndome de Lorena y volviendo a aquel sitio.

La abuela me recibió en la terminal y me di cuenta que seguía igual de guapa, con sus descontrolados rulos, su habitual labial rojo que resalta a en su piel negra y sus habituales ropas llenas de estampados florales. La casa también seguía igual y Pacho seguía siendo el mismo viejo amargado que golpeaba mi cabeza como muestra de cariño.

Todo seguia siendo igual, menos yo.

La abuela me contó que la familia de Angela se mudó a otro barrio y eso me hizo sentir demasiado tranquila, también qué Paula seguía en la misma casa de siempre y que ahora vivía con una señora rubia parecida a Celine Dion; también me contó que Paula trabajo con Pacho en diciembre gracias a mi ausencia y que Paco, cuando se enteró que me fui, pidió explicaciones que nunca dieron.

Fingí que no me interesaba en absoluto Paula, aunque mis piernas me pedían a gritos correr a su casa, siquiera para verla en la lejanía.

Desempaque mis cosas y llame a Marcos, el cual llegó en un santiamén con la compañía de Paco, el cual me pego por no haberle contado nada de lo que estaba pasando con Angela en ese tiempo y luego me dijo que se había tomado un tiempo del amor luego de romper con Angela.

— ¿No has sabido nada de Paula?— pregunto Paco con curiosidad. Los tres estábamos tumbados en mi cama mirando el techo, yo en el medio de los chicos.

— No, cambie de número cuando me fui y solo tenía el contacto de Marcos— le confieso apenada.

— Ella lloró cuando se enteró que te fuiste— me cuenta Paco y siento como mi corazón se encoge— Y cuando Angela confesó lo que pasó, lloro aún más.

— Que horror— musite.

— Fue terribe— habla Marcos, como recordando algo— Ahora está mejor, pero por esa época le pego duro.

— Será mejor que me mantenga alejada—

— ¿Cómo?— pregunta Paco algo desorientado— ¿No la vas a buscar?

— Ya lo supere— miento yo— Además, no sería buena vernos.

— Pensé que cuando volvieras— habla Marcos, mirándome incredulo— Harías lo posible para recuperarla.

— No— negué— Todos deberíamos dejar el pasado enterrado.