Chereads / Dulce engaño / Chapter 29 - Solo quiero que estés a mi lado.

Chapter 29 - Solo quiero que estés a mi lado.

- ¡Samara! -Álvaro nunca había pensado que Samara tendría tal cambio de animo. Muy asustado, rápidamente pellizco su cara, pero ella no reacciono.

Álvaro entro en pánico al instante. Llamo a un medico, la examino y dijo que su animo había fluctuado tanto que le había provocado un shock y que ahora ya se encontraba bien. Pero Álvaro todavía tenia miedo.

En el pasado, la había tratado aun peor que hoy y nunca había visto su colapso anímico. Ahora, ¿Qué le había pasado exactamente?

-Doctor, ¿tiene ella otros problemas físicos? -Álvaro estaba realmente preocupado.

El medico sacudió la cabeza y dijo:

-Su salud física no es buena. He descubierto que no se recupero bien después de dar a luz y su cuerpo tiene muchos problemas ocultos. Necesita tomar medidas para recuperar su salud paso a paso.

Al escuchar las palabras del medico, Álvaro frunció el ceño ligeramente.

- ¿Es grave? -pregunto.

-Muchas de las dolencias de las mujeres pueden ser curadas poco a poco con cuidado. -respondió el medico.

-Entendido. Examínala lo mas detalladamente posible. -Álvaro salió al terminar de hablar. Tenia ganas de fumar.

Parecía que desde que había encontrado a Samara, su adicción se volvía mas fuerte. Álvaro sujeto un cigarrillo y jugo girándolo.

Cuando Samara se despertó, Álvaro ya se había ido. Lanzo un suspiro de alivio y al mismo tiempo pensó en Eduardo. Llamo a Mayra inmediatamente.

-Mayra, ¿Dónde esta Eduardo?

-Fue recogido por el asistente de Álvaro. Dijo que Adriano quería verlo. ¿Qué pasa? -dijo Mayra.

Samara se sintió deprimida al instante. Al parecer Álvaro había dicho la verdad.

-Nada, solo pregunto. -Samara colgó el teléfono. No podía dejar que Mayra se implicara otra vez.

-Álvaro, ¿Dónde estas? -ansiosamente fue a buscarlo, pero no encontró a nadie en la habitación. Se levanto rápidamente de la cama y salió de la habitación saltando.

Justo cuando Álvaro termino la llamada con el personal superior de la compañía, vio a Samara salir saltando como un conejo preocupado. Álvaro camino hacia ella rápidamente.

- ¿Por qué sales? Estas herida. -sin esperar a que ella reaccionara, la levanto directamente en sus brazos y la llevo a la habitación.

Miro a Álvaro, deseaba poder matarlo, pero el todavía tenia a Eduardo, no podía ser imprudente. Al principio ella no había pensado en llevar a cabo el primer plan, pero se vio obligaba a ponerlo en marcha por lo que le había hecho. Pensando en esto, Samara apretó los dientes.

-Si accedo a ser tu mujer, dejaras a Eduardo, ¿no?

El cuerpo de Álvaro se detuvo un momento. Esta no era la respuesta que el quería. Solo quería que ella contara toda la verdad y la identidad de Eduardo. ¿pero porque prefería ser su amante con disgusto a reconocer que Eduardo era su hijo?

Álvaro miro a Samara y sintió que ya no podía leer los pensamientos de esta mujer. Samara no esquivo su mirada y la enfrento directamente. Su mirada mostro su tenacidad y rabia, que mostraba que ella estaba conteniéndose y tenia mas emociones. Álvaro no podía entenderla, pero dijo en voz baja:

-No puedo creerte tan fácilmente. Aunque prometes ser mi mujer, no estoy seguro de que, ¿no te escaparas con ese mocoso después de que yo lo deje?

- ¿Qué quieres exactamente? -Samara estaba realmente ansiosa.

Había pensado que Álvaro no había tratado mal a Eduardo por su conciencia y ahora al parecer lo había planeado todo para que Eduardo bajara la guardia, así que podía amenazarla aquí. El corazón de Samara ardía en rabia, pero hablo en voz baja:

-Mientras no hagas daño a Eduardo, puedes pedirme todo lo que quieras. -esta frase hizo que Álvaro se sintiera aun mas afligido.

-No te preocupes. Mientras me satisfagas, te devolveré a ese mocoso. Mas tarde, arreglare que todos los alumnos y profesores de la guardería vayan a una isla aislada para un entrenamiento especial de un mes. Si te comportas bien en un mes, te lo devolveré sin duda.

- ¡Álvaro! -Samara no pudo contenerse mas. -Es solo un niño de cuatro años.

-Adriano también ira, junto con todos los niños de la guardería. Los profesores también lo acompañarán. ¿Así que, por que te preocupas? -las palabras de Álvaro la hundieron al instante.

-Álvaro, deberías rezar por la seguridad de mi hijo. ¡Si le pasa alguna cosa, te matare con mis propias manos!

Al verla tan preocupada por Eduardo que incluso no le importaba vivir, Álvaro se sintió muy incomodo. No era su intención original, pero ya no dependía de el. Quería que ella se quedara a su lado, pero no tenia ninguna razón convincente para que lo hiciera. Como ella se negó a contarle lo que había pasado hace cinco años, aun que no la forzaría, tampoco la dejaría ir.

Había pasado cinco años sin emoción ni sentimiento y le daba miedo esta experiencia. Como por fin había tenido la oportunidad con tantos esfuerzos, incluso si ella lo odiara y culpara, el no la dejaría.

-No te preocupes, mientras te comportes bien, os tratare generosamente.

- ¿Qué estás diciendo? ¿no tienes miedo de que Rebeca te moleste? ¿no temes que tu hijo te pregunte que relación tenemos? ¿acaso vas a decirle que soy tu amante y que su mejor amigo es mi hijo? -las palabras e Samara fueron especialmente desagradables-

Álvaro frunció un poco el ceño y su mirada se volvió mas fría.

-Yo manejare este problema. Solo tienes que hacer bien tu parte.

-Entonces, señor Álvaro, ¿Dónde duermo?

- ¡En la casa de la familia Ayala!

Su respuesta sorprendió a Samara.

- ¿La casa de la familia Ayala? ¿Has pensado en la reacción de Rebeca?

-Yo soy el dueño de la familia Ayala. Rebeca solo vive allí temporalmente. No hay necesidad de saber si ella esta de acuerdo. Además, de ahora en adelante, ella no volverá a aparecer en casa. No te preocupes. -lo que acababa de decir Álvaro le parecía familiar. Lo había dicho hace cinco años, sin embargo, en ese momento ella no estaba en el mismo papel que ahora.

- ¡Que habilidad tienes! Pero no se si Rebeca va a salir sin quejarse. Dejas que una amante viva en la mansión y pides a la madre de tu hijo que se vaya. ¿No tienes miedo de que otros te critiquen?

- ¡Samara! -Álvaro ya no pudo aguantar su tono irónico. - ¡Solo quiero que estes a mi lado, eso es todo! -cuando soltó la ultima palabra, sus ojos se pusieron rojos, estaban llenos de dolor y aflicción.

Samara sintió que estaba loca por un momento, entonces volvió la cabeza e ignoro a Álvaro. El también dejo de forzarla. Esta escena no era lo que quería, pero no había nada que hacer para cambiarla.

-He preguntado al medico. Ahora ya no hay problemas serios con tus piernas y puedes volver a casa a descansar igualmente. Ya le he pedido a Josué que hago los tramites del alta. Después de que salgas del hospital, directamente vuelve a casa conmigo. Pediré que te trate el medico de la familia según tus condiciones de salud. -las palabras de Álvaro le provocaron sorpresa, pero ella inmediatamente reacciono y se rio fríamente.

-Señor Álvaro, vaya, que rápido actúas.

-No me importa lo que digas, mi mujer tiene que estar bajo mi control. -Álvaro se dio la vuelta y se fue.

No mucho después de que el salió, Mayra la llamo.

-Samara, vamos a salir por un entrenamiento especial. Probablemente Eduardo también ira. ¿Qué vas a hacer si estas sola? -Mayra estaba muy preocupada.

Parecía que Álvaro no estaba bromeando. En efecto había planeado llevar a Mayra y Eduardo a otro sitio. En ese momento, Samara se arrepintió de haber llevado a Eduardo a Ciudad H. si su hijo no hubiera venido, no habría sufrido todo esto. Pero no serviría pensar en esto. Samara inspiro profundamente y dijo:

-Mayra, después de llegar cuida bien a Eduardo por mi. Si es posible, no dejes que nadie cuide de su vida cotidiana.

-Lo hare, pero sabes algo ¿no? -en realidad Mayra era bastante sensible.

-No, solo estoy preocupada por Eduardo. Desde que nació, no hemos pasado tanto tiempo separados.

-No te preocupes, que yo me encargare de él. ¿Pero? Te vas a enfrentar a el sola. ¿Puedes hacerlo?

-No pasa nada. ¿Has olvidado que todavía tengo a Carlos para ayudarme? No te preocupes, que el no me va ha hacer nada. -Samara solo podía consolarla. Era un problema entre ellos dos y no podía hacer que se involucrara Mayra.

Al escuchar sus palabras, Mayra pensó en la habilidad de Carlos y dijo con voz suave:

-Vale, lo se. Ten cuidado. Llámame si te pasa algo.

- ¡Bien! -justo cuando colgó el teléfono, recibió una llamada de Eduardo.

-Mama, nos han informado de que tenemos que salir por un entrenamiento especial. ¿Puedo pedir permiso para no participar? -al escuchar su tierna voz, Samara quería abrazarlo. Sin embargo, nadie sabia mejor que ella que Álvaro no permitiría que Eduardo no fuera al entrenamiento.

Ese hombre estaba iniciando este entrenamiento especial específicamente por Eduardo, así que nunca lo iba a permitir. A Samara se le encogió el corazón por su hijo y dijo tiernamente:

-Eduardo, es bueno para un chico salir a un entrenamiento especial. Espero que te vuelvas mas fuerte cuando regreses. ¡Creo que eres el mejor!

- ¡Lo hare! ¿pero como vas a vivir sola?

-No te preocupes, Carlos estará aquí en unos días. No me pasara nada.

Al escucharla mencionar a Carlos, Eduardo se quedo tranquilo. Para el, Carlos jugaba el mismo papel que un padre. Si su madre tenia a Carlos a su lado, el no dejaría que nadie le hiciera daño. Eduardo dijo sonriendo:

-Mama, ¡tienes que advertirle de ese sinvergüenza!

A Samara se le humedecieron los ojos al instante.