Naruto no soportaba la sola idea de tener cerca suyo a un hijo de Menma. Todo lo padecido a manos de semejante monstruo le bastó para cerrar su mente y su corazón a la razón.
Sasuke lo abrazó con fuerza sin poder controlarse, la sola mención de Menma era suficiente para descolocarlo debido a lo padecido a manos de ese monstruo.
Pero Naruto lo supo tranquilizar con su intenso amor.
— Olvida el pasado Sasuke, vive el presente. Menma ya no podrá lastimarte. — Mi vida — Sasuke lo abrazaba con desesperación.
Lo que Menma había dejado era oscuridad y destrucción, su maldad era la herencia que hubo recibido su hijo Boris a quien ahora todos discriminaban generándole profundas heridas en su corazón.
Al día siguiente Boris fue a la universidad, luego de intentar alejarse pero Shura no se lo permitió. Él le exigió que debía proseguir su carrera, aquella carrera que tanto lo apasionaba.
— No le tengas miedo a mi primo, ten la certeza de que te protegeré mi vida. — le decía Shura rodeandolo con sus brazos — Además sabes que es tu sueño, llevas la psiquiatría en el alma. Solo tú fuiste capaz de salvar a mi gemelo de morir de tristeza. Nadie más podría haberlo logrado y lo sabes. Además conseguiste que Naruto no cayese en la depresión y posible muerte.
Ahora, en los patios de esa magestuosa universidad, recordaba las palabras de su amado que le brindaban seguridad y valor. Pasó parte de la mañana y de la tarde en anfiteatros y la biblioteca estudiando.
Cuando salía de la penúltima clase, y se dirigía al otro anfiteatro hacia la última clase del día, Shikadai lo interceptó apareciendole de golpe y bloqueandole el paso.
Lo miraba con una sonrisa burlista y triunfante. Boris, al verlo, se detuvo en seco entre asustado y furioso.
—¿Aún sigues por aquí Boris? En poco tiempo tendrás que irte de ésta zona a la que no perteneces. Salvo que te tenga como esclavo sexual personal.
Boris lo miraba sintiendo un gran dolor, recordó lo que Naruto le dijo. ¿Cómo podía creer que Shikadai lo haya amado si se comportó y aún se comportaba como un monstruo? Imposible.
— Disfruta lo poco que te queda de libertad digna Boris.
— Maldito, solo déjame en paz.
— Si hubieses sido sincero con todos nosotros, nada de ésto te estaría pasando Boris. Serías mi marido porque aunque no lo aceptes yo no solo te amaba sino que para mí eras mi rey. Había comprado los anillos y tenía todo planeado para proponerte matrimonio.
— Si eso es cierto ¿por qué decististe Shikadai? ¿Por qué no me hablaste de frente? No me diste la oportunidad de nada.
—¿Darte la oportunidad? Boris te adoraba, te conté todo sobre mí. Incluso había emfrentado a mis padres por tí. Pero tú....tú jamás te sinceraste conmigo.
— Yo no sabía nada de nada, desconocía quién era mi padre. ¡Menma es el asesino de mi madre! ¡Esa basura nunca será padre!
— En aquel momento habría entendido tus razones para no querer divulgarlo, e incluso habría guardado tu secreto Boris. Tan solo tenías que ser sincero conmigo. De haberlo sido, nada de lo que Menma me dijo en ese momento habría funcionado en mí.
Boris sentía un dolor tan intenso porque no creía una sola palabra de lo que Shikadai le decía. No podía creer que lo bubiese amado, ya que jamás lo habría lastimado en la forma en que lo hizo.
— Me denigraste, me humillaste, me golpeaste en reiteradas ocasiones incluso frente de nuestros supuestos amigos quienes reían como hienas salvajes y sin corazón. Asi que no digas que me amaste porque sé que es mentira. Malditos aristócratas.
Shikadai le clavó la oscura mirada mientras lo escuchaba. Si que lo hubo amado, en un tiempo él habría sido capaz de hacer cualquier cosa por Boris.
No solo lo amaba, sino que lo adoraba. Por eso le dolió tanto las palabras de Menma, cuando le dijo que su hijo Boris solo buscaba su dinero como él había codiciado de Gaara al casarse con él.
— Te lo merecías por codicioso. Querías solo lo economico de mí, lo que conseguirías siendo mi esposo. No a mí, sino mi fortuna. Y pensar que como un idiota había enfrentado a mis padres por tí. Te mostré lo más siniestro de la aristocracia Boris. Lo que se merecía conocer y experminetar un mentiroso y codicioso como tú.
—¡Maldito aristócrata! ¡Solo déjame en paz!
Al querer seguir su camino Shikadai lo sujetó con sus brazos con gran fuerza.
— Antes de que tu propio padre te delate, solo te había mostrado lo bueno de mí mundo. Lo que debiste experimentar siendo mi rey porque tú jamás debiste sentir en tu propio cuerpo la oscuridad de éste mundo. Yo jamás lo habría permitido Boris. Jamás.
—¡Mentira! ¡Déjame!
— Te mereciste vivir aquello Boris, después de todo me mentiste. No entiendo por qué.
— Ahora pudiste callarte en vez de divulgar esa vergüenza de mi vida. Algo que ni yo mismo conocía.
—¿Por qué lo haría? ¿Por qué ayudarte cuando no te lo mereces Boris? Y recuerda mis palabras, mi primo Shura se alejará de tí. Lo conozco tan bien que no pasará mucho tiempo alejado de su padre y de los demás.
Luego lo soltó sonriendo burlistamente mirando al rubio temblar.
— Yo te habría entendido Boris, incluso te hubiese protegido de tu propio padre. ¿Cómo no entender que te avergüence ser el hijo de alguien como Menma?
— Tú solo te amas a tí mismo Shikadai. Yo nunca te importé.
— No lograrás recibirte de psiquiara ¿sabes? Mucho menos seguirás junto a Shura.
Luego se alejó dejando al rubio dolido, nervioso y temblando. Se le había ido todo deseo de presemciar la clase diaria. Aislado en un sector del jardín, se abrazó a sí mismo y empezó a llorar sin dejar se temblar.