Nota del autor:
He creado una página de patr eon. Si quieres apoyar mi trabajo, por favor visítala. Ahí se pueden encontrar 6 capítulos adelantados para los mecenas.
https://www.patr eon.com/finlegost
Pueden encontrar los conceptos artísticos de los personajes:
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Al otro día, una hora después de despertar, Joseph y Agustín pasan a recogerme en un carruaje tirado por caballos.
Joseph esta vestido con pantalones cortos de tela verde y una remera lisa del mismo color, a juego con su pelo. Agustín va de jean y camisa, al igual que yo; negra con motivos dorados en su caso, y blanca en el mío.
Conversamos sobre temas intrascendentes hasta llegar a la casa de Sabrina, al subir ella Agustín se queda sin habla.
Sabrina lleva un vestido color rojo acampanado de una pieza, que le llega hasta las rodillas.
Cuando por fin Agustín vuelve del trance dice, obnubilado "Estas muy linda con ese vestido, Sabri"
"Gracias" dice Sabrina, sonrojándose hasta alcanzar casi el mismo color del vestido "solo me puse algo que me pareció practico para la ocasión"
"es la primera vez que te veo con un vestido" dice Joseph con una sonrisa "ahora que lo pienso..." frunce el entrecejo "esta es una de la pocas veces que vemos a Xelean vistiendo ropa casual y sin armas, casi siempre llevas la armadura puesta, o en su defecto la espada al cinto ¿hay alguna razón por la que siempre vayas armado?"
"¿Quién dice que estoy desarmado?" digo, levantando la mano izquierda para hacer resaltar los anillos en ella a la vez que saco mi espada de mí inventario con la derecha. Suspiro "pero si, tienes razón, hay una razón" y, dubitativo, comienzo a contarles la historia de mi llegada a la capital. Al terminar, me quito el collar para mostrarles mi apariencia sin alteraciones.
"Gracias por el voto de confianza" dice Agustín, con seriedad "no te traicionaremos"
"lo sé" digo sonriendo, mientras acaricio la cabeza de Azur, que esta felizmente acurrucado en mi regazo "por esa razón os lo he contado"
Salimos de la capital y, siguiendo la línea de la costa, elegimos un lugar donde pasar el rato. Dejamos al cochero esperando y bajamos a la playa. Agustín lleva una canasta en la que, según él, lleva todo lo que podamos necesitar.
"me siento un poco culpable por dejarlo esperando mientras nosotros vamos a divertirnos" digo, mirando hacia atrás, en dirección al carruaje.
"no seas tonto, es su trabajo" dice Joseph riendo "me está cobrando 15 de oro por el viaje y, aunque ahora puede que no nos parezca la gran cosa, es un pago más que suficiente para tenerlo a nuestro servicio durante todo el día"
"no sabía que te había costado tanto" dice Agustín, con el ceño fruncido "¿quieres que dividamos el pago del viaje?"
"nah" dice Joseph, quitándole importancia "el dinero se hizo para gastarse. Y no hay mejor forma de gastarlo que para divertirse con amigos"
Elegimos un lugar de la playa y, de la cesta, Agustín comienza a sacar una gran cantidad de cosas. Una mesa de madera plegable con cuatro sillas. Una sombrilla del tamaño suficiente para cubrir la mesa y a nosotros debajo. Una pequeña nevera en la que, sorprendentemente, hay una gran cantidad de alimentos, entre ellos, varios melones y sandias; además de varias clases de bebidas.
Supongo que debe tener alguna clase de encantamiento dedicado al espacio, similar al de las bolsas o la cesta, pero diferente; porque, aunque puede almacenar más de lo que indicaría su espacio, podemos ver claramente los objetos en el interior. Mientras Agustín va sacando cosas de la canasta, el resto las vamos colocando en posición.
Cuando terminamos de colocar la mesa y las sillas, Sabrina se lleva las manos a la falda y hace el ademan de quitarse el vestido por la cabeza. Agustín intenta interrumpirla diciendo '¿q-que haces?' y lanzándose hacia ella, pero ella se echa hacia atrás y se quita el vestido por la cabeza, revelando un traje de baño violeta de dos piezas.
"¿qué?" dice Sabrina, mirando a Agustín con una ceja levantada "¿acaso creías que me metería al mar con el vestido puesto?"
"Ahh claro..." dice Agustín, sonrojado, y comienza a sacar bebidas y comida de la nevera.
Tras comer, Sabrina me invita a nadar y yo, avergonzado, le explico que no tengo traje de baño.
Debería haberlo pensado ayer, pero, tras estar tanto tiempo lejos de casa, estaba ansioso por pasar un tiempo en el hogar después de salir del gremio.
Sin embargo, a Sabrina no parece importarle y quiere que la siga al mar de todos modos. Me quito la camisa al menos y la sigo al agua.
Mientras camino, siento la mirada ceñuda de Agustín en mi espalda. El cual está sentado a la mesa, sacando hojas y lápices de una bolsa para ponerse a dibujar diseños de armas.
Joseph está tratando de convencer a Azur, al que no parece simpatizarle el mar, de meterse en el agua. Y el pequeño dragón lo evita, volando para alejarse, cada vez que Joseph se le acerca.
Cuando el agua nos llega a la cintura Sabrina me dice "bien, ahora te enseñare a realizar la bomba mágica y tu intentaras crearla mientras yo nado. Sumérgete en el agua por un momento, estaría bien que estuvieras lo más mojado posible... Me llevo un tiempo el pensar en este método, durante el viaje me devane los sesos intentando pensar en maneras de que pudieras practicar sin lesionarte, hasta que, al final, se me ocurrió esta idea. Te habría invitado a la playa para que aprendieras incluso sin el pretexto de celebrar"
"¿Como lo aprende la gente normalmente?" pregunto extrañado.
"Nadie lo aprende 'normalmente' a nadie le interesa aprenderlo cuando es mucho más eficaz usar ese tiempo en otras cosas" dice Sabrina, mirándome con una sonrisa condescendiente, como si pensara que está explicando una obviedad "¿Porque se interesaría cualquier mago en aprender magia avanzada de combate cuando la capital es un ambiente relativamente seguro y cuando los hechiceros en general tienen una oferta de trabajo seguro, constante y bien pagada por el reino? Además, la magia avanzada de combate está prohibida dentro de la capital, porque es altamente peligrosa. Por eso las academias mágicas necesitaban las murallas antes de la prohibición"
"pero yo se te he visto usarla..." digo, cada vez más confundido "Además, si a nadie le interesaría ¿Entonces porque lo aprendiste tu?"
"para poder ayudar a un amigo cuyo sueño desde niño era ir al laberinto, pero no es solo eso..." dice con indiferencia, nadando boca arriba a mi alrededor mientras habla "a mí me gusta la magia en todas sus formas, y este es un hechizo que requiere mucho control y precisión, digamos que... no me pude resistir a ver si podía hacerlo... Y solo para aclarar, tú me viste usarla en la capital únicamente dentro del laberinto, donde como es lógico, la prohibición no aplica"
"pero..." digo sin entender "Si tuviste que pensar en este método recientemente ¿Como lo aprendiste tu entonces?"
"yo no tengo afinidad con el fuego, eso le quita bastante del riesgo. Además, yo lo aprendí muy de a poco, haciendo cálculos y experimentos simples, hasta que tuve la seguridad de que podría realizarlo" dice y, mirándome con una sonrisa burlona, agrega "Método que para ti no sirve, porque como ya lo vimos durante el entrenamiento de control de mana la paciencia no es tu fuerte. No me malentiendas, no digo que no haya gente que busque aprender a combatir con magia, es solo que son muy pocos y autodidactas... No es algo que se enseña en las academias. Pero ya está bien de hablar ¡haz caso a tu sabia maestra y sumérgete en el agua por un momento! que te voy a enseñar el hechizo, pero necesito por tu seguridad que estés lo más mojado posible"
Sabrina me enseña a realizar bomba de mana mientras, en la playa, Joseph trata de convencer a Azur de meterse en el agua y Agustín está bajo una sombrilla dibujando.
El hechizo es similar a la bala mágica. Solo que en este caso hay que ampliar el tamaño de la esfera y formar una segunda esfera en su interior, la cual tiene que presionar contra la primera. El truco es mantener la presión hasta cierto punto y, cuando se dispara la esfera doble, dejar que la capa exterior se rompa, liberando la fuerza contenida en una explosión.
Practico el hechizo formando la esfera bajo el agua, como me indicó Sabrina. Mientras lo hago no puedo evitar pensar en que es una suerte que a Sabrina se le haya ocurrido este método, porque ya más de una vez me exploto la bomba en la cara. Sin embargo, cuando esto sucedía, la mayoría de la explosión fue absorbida por el agua gracias a su idea y, aunque me hizo algo de daño, no fue nada terrible.
Cuando por fin logro realizar el hechizo, después de utilizar gran parte de la reserva de mana de mi anillo y tres pociones, contemplamos estupefactos a Joseph.
El cual se acerca corriendo hacia el agua con un Azur rabioso en brazos, que no para de debatirse intentando zafarse del agarre. Vemos a Azur lograr zafarse a tiempo, cambiando de tamaño justo cuando Joseph llega al agua, con lo que este último tropieza y cae de bruces al agua.
Riendo al ver su cara mojada, volvemos a la sombrilla donde vemos los diseños de escudos y dagas que Agustín estuvo preparando. Mientras Agustín me enseña los diseños y sus ventajas, Sabrina lo mira con una sonrisa afectada, sonrisa que él no nota de tan enfocado que está en sus explicaciones.
Al final termine decidiéndome por un diseño de daga recta, con una hoja de doble filo de 18 centímetros de largo.
La bomba mágica no es tan buena como imaginaba, ya que al aprenderla pude ver que cuesta 180 de mana por proyectil, además de que para formarla necesito concentrarme durante 10 segundos.
Actualmente tengo 260 de mana, por lo que en un combate podría usar el hechizo una sola vez….
Viendo el coste del hechizo al principio no entendía como Sabrina puede realizar la bomba si el coste de mana es tan excesivo. Pero después recordé que, al tener afinidad mayor, a ella los hechizos le cuestan la mitad de mana que a mí.
Es…es un poco frustrante. Cuando empecé a aprender magia me parecía algo genial, pero cuanto más aprendo de ella más limitaciones le encuentro. Sin embargo, creo que el viaje valió la pena, ya que hacía mucho que no celebraba nada.
Cuando volvimos a la capital ya estaba cayendo la tarde. Entro a la casa cansado, pero sonriendo, mientras pienso en que mañana debería hacerle una visita a Ozy para agradecerle por sus recomendaciones de antes del viaje.