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Destinos del Cielo Fragmentado [Español]

LumiS
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Synopsis

Chapter 1 - Prólogo: Un Futuro cuyo Presente fue Pasado

Desde lo alto de una desgastada torre, en silencio pose mi mirada contemplativa hacia aquél cielo color cobrizo cubierto de polvo y cenizas ardientes. 

Respire profundamente el aire circundante dejando que esa asfixiante brisa viajará por mis pulmones. ¿En qué momento exacto me acostumbré a esta sofocante soledad? Y pensar que todo ese polvo ahí arriba son los restos de aquellas almas… 

Los recuerdos de esos años se reprodujeron en mi mente, como una grabadora que se había encendido. Aún podía visualizarlos, los tiempos en dónde la estrella del día iluminaba el mundo mientras sus hermanas más pequeñas guiaban a los viejos por las noches. 

Todos ellos, desde las familias que danzaban felizmente en las hogueras en el centro de sus pequeños pueblos hasta los carnavales de las grandes ciudades. Todos ellos volvieron al polvo de dónde habían salido, ya no quedaba nada más en este silencioso y oscuro mundo. Pensé antes de sentir un leve pinchazo en el pecho.

"Von-Mersin, nuestra reina requiere tu presencia." Deje ir mis divagantes pensamientos luego de oírle mencionarla. Recordando su encantadora sonrisa no pude evitar que mi humor mejorará, en este fragmentado mundo ella era lo único hermoso que quedaba.

"Vamos Catherine." Pronuncié algo exaltado mientras volvía a colocar mi respirador, quizás por ello el ronquido de mi voz se hizo más evidente. Si, estaba emocionado no importaba cuántas décadas pasarán siempre me ponía así al verla…

"Si, mi señor." Catherine desgraciadamente era hermosa, parecía reluciente de dicha pero de rostro muerto casi como un muñeco sin emociones llevando un vestido parecido al uniforme de una sirvienta, lentamente comenzó a empujarme desde atrás. 

De inmediato un agujero oscuro apareció frente a nosotros y guiados por el mensajero entramos en el pasaje. A este paso y distancia tardaríamos algunos minutos en llegar, me sentí impaciente por dentro, si tan solo tuviera mis piernas podría correr hasta donde está ella y verla antes. 

Por supuesto sabía que aunque pudiera volar no podía reunirme con ella tan rápido, realmente era una lástima. 

Unos minutos después llegamos al final del pasaje apareciendo en medio de un enorme salón. 

A los lados dos filas de sirvientas se postraron antes de levantarse y comenzar a moverse, poco después fui llevado a un enorme baño donde las sirvientas me quitaron las harapientas ropas que llevaba encima de mi, mostrando así mi desgastado cuerpo antes de desnudarse ellas. 

Luego de ello comenzaron a limpiarme de arriba a abajo, mientras frotaban sus voluptuosos cuerpos contra el mío, usando sus lenguas para limpiar el polvo y sus labios para succionar las impurezas. 

Todas ellas eran increíblemente bellas, de diferentes etnias y edades, incluso había una joven sonrojada la cual estaba temblando, en silencio sollozaba mientras el temor se reflejaba en sus cristalinos ojos. 

Pero nada de eso me importaba, de hecho la vista frente a mí no me parecía más que molesta, incluso cuando una docena de doncellas me servían no sentía nada. 

Porque ninguna de las mujeres que estaban aquí se compraban a ella, de hecho nada en el mundo podía siquiera ser asemejado con ella. Sabía que ella había preparado esto para mí, lo había hecho hace décadas y décadas después seguía sintiendo lo mismo, repulsión. 

Al terminar el baño y limpiar todos los residuos radiactivos fui dejado en el gran comedor ya vestido, miré la sombra dejada por las velas pensando momentáneamente en todas esas mujeres de antes, era una lástima en cierto sentido, todas morirían.

"¿Qué le gustaría de cenar a mi señor?" Dijo Catherine con un rostro inexpresivamente frío, su tono neutro y ojos vacíos a veces la hacían ver increíblemente aterradora, quizás debí haberla matado en aquél momento podría haberme podido ahorrar ver su rostro durante todos estos años. 

"No tengo hambre, llévame a su habitación." Respondí molesto, realmente ya me estaba cansando de esperar quería verla de una vez. Pero sobre todo quería dejar de ver la cara de esta desgraciada, incluso cuando la violaba hace años siempre mantenía esa expresión fría. 

"Mi señor, nuestra reina ha insistido que deberías comer, después de todo usted es solamente un humano frágil y con su edad es mej…"

"Al suelo." Dije con un tono helado, de inmediato y sin vacilar Catherine se postró en el suelo con el mismo rostro muerto que antes. Ver esto solo me molesto más, realmente deberías haberla destrozado cuando tuve la oportunidad. 

"Ven aquí." Al instante ella se arrastró sin vergüenza a mi lado bajando la cabeza y aunque no podía ver su mirada estaba seguro que seguía igual, pensé en golpearla, pero sabía que lo recibiría con gusto. De hecho incluso si la mataba ahora a ella no le importaría, incluso quizás podría ser una especie de liberación. 

"Sabes siempre me pregunté porque ella te entrego a mi." La burla podía ser evidente en mi voz, ambos sabíamos la respuesta pero ella no podía hacer nada. "Es porque ya no le sirves, porque eres inútil y lo único que ahora puedes hacer por ella es servir a mis viejos huesos." 

El sonido de un crujido se distinguió en la habitación, su cuerpo comenzó a temblar y estaba seguro que debía estar apretando sus dientes por el odió y resentimiento. Después de todo cuando llegué ella fue dejada a un lado, por supuesto debía odiarme podía hacer lo que quisiera con ella pero aún así ella debía cuidar de mi.  

"Bien, como solo sirves para eso, entonces ven aquí y sírveme." Pude sentir como su aura asesina inundaba el comedor, incluso las demás sirvientas bajaron sus cabezas congeladas por el miedo. En cuanto a mí, solo me limité a sonreír haciendo una mueca de desagrado, después de todo ella sabía que tenía razón.

Catherine llena de odio se arrastró hasta el medio de mis piernas bajando la cabeza sin atreverse a mirarme a los ojos, sabía que en realidad no fue su falta de coraje sino más bien el temer no poder controlarse si veía cómo la miraba. Por supuesto aunque estoy viejo no moriría tan fácilmente, se que es imposible que ella me haga daño, después de todo, esta inútil también ama a su reina con toda su alma.

Pensar en eso solo me puso más disgustado y antes de que siquiera hiciera algo tiré de sus cabellos apartándola con brutalidad. Después de verla tirada en el suelo como un trapo sucio le arroje los mechones de cabellos que le había arrancado. 

"Olvídalo, ve y prepárame cualquier cosa, no olvides limpiar tu porquería." 

"Si… mi señor." Luego de recibir mis órdenes aún mostrando sumisión salió de la habitación, momentos después pude oír el ruido de varios golpes a la distancia. Pasó el tiempo y las sirvientas sirvieron todo tipo de planos en la mesa, desde los manjares más exóticos hasta platillos ortodoxos. 

La cena prosiguió con tranquilidad, aunque claro yo no moví un dedo, Catherine se encargaba de darme de comer. El reloj siguió corriendo y eventualmente llegó el momento de encontrarme con "ella".  

Recorrimos toda la mansión hasta llegar a la puerta de sus aposentos, el lugar parecía frío y sombrío sin una pizca de vida. La mayor parte de la mansión era así, tras muchos años me di cuenta que la única razón por la cual existía la mansión en primer lugar fue por mi.

"Ya puedes irte Catherine saludaré a nuestra reina de tu parte, después de todo, hace décadas no la vez ¿Verdad?" Sin siquiera responder mi sirvienta desapareció en la oscuridad del pasillo, posiblemente llena de resentimiento por todo lo que pasó. 

Y cuando no había nadie en el lugar las puertas de la habitación se abrieron y de ellas una pequeña figura apareció. 

Ella era tan hermosa como el primer día que la ví, tan perfecta que para estar a su lado, le regale lo único que sentí que era digno de ella, el mundo. 

Estaba completamente desnuda, de figura pequeña pero atributos dignos, en términos humanos su apariencia era la de una joven apunto de florecer. El reflejo de sus ojos era como un espejo del mismo universo, lleno de sabiduría e inteligencia, pero comparado con la mirada asesina y mortal que tenía en nuestro primer encuentro ahora las ventanas de su alma solo mostraban una cosa, amor. 

Nunca lo comprendí por completo, el día que me rendí, que tome la decisión de abandonar todo, cuando me arrodillé ante ella y le entregué mi cuello desprotegido a pesar de que había ganado… muchas veces no comprendo porque lo hice. Pero lo que escapó más allá de mi comprensión fue como ella sonrió dejando toda la hostilidad y me comenzó a mirar de esa manera, décadas después no deje de amarla y ella no dejo de mirarme así. 

"Mersin." Su voz se sentía como la melodía de un ángel y la sonrisa que me regalaba era más hermosa que la vida misma. Ella caminó lentamente detrás mío y me empujó hacia el interior de su habitación. 

"Mary Ann…" Dije mientras tocaba su rostro, y a pesar de tener mis arrugas manos casi esqueléticas posadas sobre sus hermosos pómulos ella no solo no parecía disgustada sino que en cambio sonrió con más dulzura y besó suavemente mi palma. 

Nos recostamos sobre la cama o más bien, ella me ayudó a hacerlo luego hizo que la abrazaba. Realmente era pequeña, su piel era suave y olía mejor que un campo de margaritas, tan apetitosa pero a la vez igual de digna, siquiera la manzana de la creación se vería tan jugosa. 

"¿En qué piensas Mersin?" Al instante deje ir mis delirios cuando la escuché, supongo que aún con los años mi mente todavía no deja de pensar en ella. Quizás fue desde nuestra primera noche, no hacía nada más que pensar en ello una y otra vez…

Recordando ese momento inconscientemente moví mis manos hacia su pecho, la textura blanda a pesar de no ser mucha se sentía igual de exquisita que en aquellos tiempos. Apreté ligeramente su centro rojizo con los lados de mis dedos, Hm… realmente no han cambiado a pesar de los años.   

"Awww… Mersin deja de pensar en esas cosas. Toma cepillame el cabello." Extraño incluso con mi edad todavía funciona a pesar de que perdí las piernas hace mucho. De todas formas no es que importe mucho, me dije a mi mismo negando con la cabeza mientras peinaba sus largos cabellos dorados. 

El tiempo continuó haciendo su trabajo mientras ambos teníamos una ociosa y melosa charla. Parecíamos dos recién enamorados simplemente pasando el tiempo juntos. 

"Oí unos golpes hace rato, ¿Sigues molestado a Catherine? Realmente eres malo Mersin…" Dijo Mary con algo parecido a una sonrisa irónica. Si, ella es consciente del amor de Catherine pero parece que nunca le importó, incluso si era su subordinada más fiel. A pesar de que yo siempre la maltrataba, golpeaba e incluso llegaba tan lejos para torturarla ella no hizo nada. 

Aún tengo grabada la expresión que ella puso el día que me la entregó, era indiferentemente escalofriante como si estuviera regalándome su muñeca favorita como muestra de amor, en como ella esperaba un beso por tan buen regalo, y la pálida mirada de Catherine, desde ese día siento que no ha deseado más que dejar de existir, pero sigue siendo alguien leal a su reina. 

"Esa chica tonta, a veces realmente tengo ganas de matarla…" Si esa mirada en sus ojos, su indiferencia, me sacaba completamente de quicio aún cuando la torturaba no mostraba expresión, por suerte todo lo relacionado con Mery surtía efecto.

"Ya te lo había dicho Mersin si quieres matarla solo hazlo. Oh espera querido ¿Tienes miedo miedo de ensuciarte? Puedo hacerlo por ti." Si… es realmente escalofriante. Incluso en estos momentos siento lástima por esa desgraciada, tener una ama así a la cual servir.

"Pero… realmente me hubiese gustado que ustedes dos se llevarán bien." ¿Eh? Eso fue extraño, toque su frente para ver si no estaba enferma. Por supuesto tal cosa no tenía sentido, después de todo ya soy un anciano mientras que el tiempo a ella no le afecta. 

Rápidamente ella negó con la cabeza diciéndome que lo olvidará, quizás noto mi extraña mirada o lo curiosa que habían sido sus palabras. 

Después de todo ella era una catástrofe de mente fría y sin sentimientos, aunque eso es paradójico considerando mi existencia. Pasé años intentando averiguar el porqué, pero eventualmente me rendí, era otra de las cosas de las cuales no tenía sentido analizar. 

De repente todo quedó en un silencio inaudito, no incómodo pero parecía que la atmósfera dictaba que fuera así, ella solo se deslizó por mi demacrado cuerpo hasta acostarse en mis piernas, mirándome con sus cristalinos ojos amatistas.

"Mersin…" 

"Si?..." 

"Si pudieras volver a ese momento ¿Volverías a tomar la misma decisión?" El tiempo se detuvo mientras nuestras miradas se reflejaban una a la otra. "Ese momento" sabía a qué se refería, el día en que todo el continente se unió contra ella, el día en que el ejército más grande del mundo se unió como uno solo, el día en que toda la humanidad dejó a un lado sus diferencias para luchar contra un enemigo en común… el día… en qué la mire a los ojos. 

"Si, lo haría" Respondí sin duda ni vaciló, cuando ví esos ojos por primera vez sabía que no podría destruirlos pero también era consciente de que tampoco podía detenerlos. La ambición, odió, sed de muerte, irá, todos esos sentimientos siquiera se tomó la molestia de ocultarlos todo lo contrario los demostraba con orgullo y arrogancia.

"¿Aún si eso significa terminar de la misma manera?..." Continuamos mirándonos el uno al otro, esta vez la soledad silenciosa inundó completamente la habitación. No respondí de inmediato, entendía que ella no quería una respuesta rápida. 

Pensé detenidamente en ello, tal vez si en ese momento hubiera clavado mi espada sin vacilar en su corazón el mundo se hubiera salvado, todas esas almas carbonizadas en los cielos nunca hubieran sufrido ese mísero destino. 

Ella es la catástrofe, me gritaron, me lo escupieron a la cara, traidor, cobarde, maldito. No tuve más remedio que escapar, entonces ella me recogió con esos amorosos ojos y sin un lugar a donde pertenecer me fui con ella. No, quería hacerlo, deseaba tanto amarla y tenerla…

Hasta ese día. Fue el día en qué no pude más con el resentimiento, el momento en que ví que ella realmente era un demonio, todavía recuerdo el sentimiento que tuve cuando trague saliva y pasó por mis amígdalas.

Esa enorme bola de fuego ardiente en el horizonte, llenando el mundo de un carmesí sin precedentes, desatando el infierno en la tierra. Todas esas almas gritando en agonía, pidiendo clemencia, compasión, suplicando por ayuda. Sentía que me asfixiaba, mi cuerpo helado y el sentir de la infinita culpa en mi conciencia.

Y entre todo esa muerte y destrucción una suave voz llena de apatía pronunciaba de forma lenta y calmada aquello que era: "Ahora, me he convertido en la muerte, destructora de mundos."

La joven que tenía una sonrisa de ángel, se veía tan aterradora como un demonio.

Mi cuerpo tembló repentinamente mientras un dolor agudo se esparció por mi pecho. Debajo de mi, Mery me miraba con una expresión triste y distante. Si… si hubiese sabido que tal cosa podría ser siquiera posible, ¿Podría haberlo hecho?¿Dar el último golpe?...

Esa arma, para que tal cosa aparezca en un mundo tan joven como el nuestro, una luz cuyo resplandor consumía todo a su paso. Dejando atrás una nube de aire asesino…

"Mersin… Ya es medianoche…" De repente abrí los ojos, ella seguía ahí acariciándome tiernamente el rostro mientras sonreía. Aunque su sonrisa no era otra mas que de melancolía. En su otra mano un arma de pistón reposaba, tenía la intención de que la tomara.  

"Deja esas tonterías por favor…" Dije apretando los dientes con resentimiento, ignorando completamente el dolor en mi pecho. Todas las noches ella me daba la opción de acabar con su vida, pero ella era lo único que me quedaba. Si… todo lo demás ya no importaba porque ella es mi mundo. 

Mery solo se limitó a sonreír lastimosamente mientras sus manos temblaban, a pesar de que su piel era sumamente pálida en estos momentos se veía tan débil, ¡¡Ahg!!… mi pecho…

"Oye Mersin… ¿Me amas?" ¿Qué?¿Qué estupideces estás diciendo Mary? Cuando estaba apunto de responder el dolor en mi pecho se intensificó cada vez más… comencé a sentir como mi frente se llevaba de gotas y mi visión se volvía extraña. Un vértigo se apoderó de mi cuerpo y me recosté… el aire me faltaba.

"Mersin estás muriendo…" Oh… ya veo. Así que es eso, use todas mis fuerzas para abrir mis ojos y mirarla. Su cuerpo estaba temblando mientras sus ojos se crispaban, no pasó mucho antes de que dos torrentes cristalinos cayeran por sus mejillas. 

Bien… entonces mi vida… ha llegado a su límite, extrañamente más allá del dolor en mi pecho me siento tranquilo… tarde o temprano la muerte debía tocar mi puerta… 

Oh Mary Ann, mi querida Mary Ann. Perdóname pero debo dejarte ya te entregué todo de mi, mi vida fue tuya mi amor.

De repente mi cuerpo dejó de temblar, y mi conciencia comenzó a calmarse. Mi visión ya atenuada y mi respiración cesar, ya no podía oír mi corazón ni sentir mi sangre recorrer. 

Entonces… un par de suaves labios se unieron a los míos… y al abrir mis ojos...

AHHHHHHHHHHHHHHH!!

Un dolor como ninguno otro me invadió, un dolor más allá de lo que el cuerpo físico podía soportar. Sentía un ardor en cada centímetro de mi, como si mil agujas atravesaran mi cuerpo innumerables veces, sentí mi conciencia agrietarse.  

"No… tu perdóname Mersin…" Entre toda esa agonía escuché su celestial voz, se oía igual de triste y distante. Me forcé a mi mismo a girar mis ojos soportando el dolor intenso… y lo que ví… fue a ella… estaba mordiéndose los labios con una expresión destrozada, el dolor y agonía estaban llenando completamente sus ojos… esos ojos… ella estaba sufriendo… no ¿Porque? No lo entiendo…

"Escúchame… Mersin… no vuelvas a dudar, no falles, si realmente me amas… cuando llegue el momento…"

"Mátame."

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Ahí estaba él… mi mundo, mi todo… se había ido. Una expresión confusa yacía en sus ojos ya muertos, lo mire detenidamente. Su piel ya estaba completamente arrugada y le faltaban algunos dientes, su cabello era gris y de hecho casi no tenía mucho de este.

Pero… para mí seguía siendo tan bello como el día en qué bajo su espada y me pidió que parara. Nunca había sentido mi corazón latir tan rápido ni mis emociones vacilar tanto, me sentí increíblemente confundida de mi propósito y por un instante, un breve instante dude… dude si podría dejarlo todo. Y eso me asustó, él me había devuelto la esperanza pero a la vez esa esperanza me asustaba, aún así deseaba continuar con ese dulce sentimiento en mi corazón.

Mire por la ventana hacia el horizonte, una luz pálida estaba llenando el mundo consumiendo lentamente todo, el fin había llegado. Pero ¿Porque me duele tanto? Mientras el mundo era pulverizado poco a poco volví a mirarlo. 

Oh Mersin, mi dulce Mersin como me entregaste tu existencia, en tu nueva vida te lo ruego, toma la mía como muestra de mi infinito amor por ti. 

Déjame abrazarte en mis últimos momentos, realmente… me siento tan sola… Mersin…