—¡P-pero…! ¡Creí que te gustaba!
… Otra vez.
Siempre es lo mismo.
Por el simple hecho de ser amable con todos, los hombres piensan que coqueteo con ellos… No estoy interesada en ningún hombre.
Nunca he estado interesada en ningún hombre.
Solo quiero divertirme y disfrutar mi vida con mis amigas.
No tengo tiempo para el romance.
—No confundas la amabilidad con coqueteo.
—¡P-pero...!
—Lo siento, no saldré contigo.
—¿N-no hay alguna manera de que nosotros...?
—Patético.
¿Eh? ¿Quién habló?
Volteé a mi derecha... ¿Qué hace él en la azotea de la escuela?
—Si te rechazó, debes aceptarlo. Solo estás dando pena ajena.
... Ese chico es Saik... ¿Qué hace aquí?
—¡No te metas! ¡Vete de aquí, esto es privado!
—Yo llegué primero.
—¡No me importa!
Él se acercó a Saik.
¿En serio quiere pelear con él? Es un salvaje.
—Oye, ¿intentas amenazarme? Eres adorable. Deja termino de jugar y peleamos si quieres.
—¡No!
—... Ah... Terminemos con esto.
Él apagó su consola portátil y se levantó.
—Bueno... Comienza. Te daré una ventaja.
Cerró los ojos... ¿Es idiota? ¿Qué trata de hacer? ¿Quiere recibir una paliza? Ese chico es mucho más fuerte y grande que él.
—Listo. Puedes comenzar a golpearme, joven rechazado. Hasta a mí me dolió ese rechazo inmediato.
—¡D-detente! ¡No lo golpees!
—¡Muere!
Cerré los ojos, no veré una masacre.
Solo puedo escuchar los golpes que Saik recibe... Pobrecito.
Él se lo buscó, pero me siento mal por no poder ayudarlo.
No puedo ayudarlo, él no me escuchará. Es muy probable que me odie por rechazarlo.
Lo siento, Saik. Te prometo llevarte a la enfermería y cuidarte.
—Ah... Esto se pudo evitar.
—¿Eh?
Abrí los ojos y vi a Saik sentado sobre la espalda de ese chico... I-imposible... ¿Le ganó? ¿Cómo es posible que esté ileso?
—Oye, tú.
—¿Yo?
—Sí. Llévate a este chico a la enfermería. Eres testigo de que fue en defensa propia.
—S-sí.
Lo ayudé a levantarse.
—M-maldito fenómeno.
—Sí, claro, soy un fenómeno por ser más fuerte que tú.
Se volvió a sentar y encendió su consola.
—Tsk. Vámonos.
—Oye, estás herido, camina más despacio.
Miré por última vez a Saik... Es un chico raro... Lo mejor sería no involucrarme con él.
Abrí la puerta y bajé las escaleras.
•
•
(Pov- Saik.)
... Bueno, se fueron.
Por fin, tranquilidad.
—Gracias por la ayuda, Yuki.
—Fufu. Creo que merezco una palmada en la cabeza.
—Sí, sí. Hiciste un buen trabajo.
Le acaricié la cabeza a Yuki, mi pequeña amiga fantasma.
—¡Gracias por tus palabras, Saik!
Mi nombre es Saik, tengo 17 años y estoy en mi segundo año de preparatoria.
Cumplo años el 4 de septiembre y soy un chico raro.
Desde que tengo memoria, por alguna extraña razón, veo fantasmas.
Eso me causó una infancia difícil, pues mis padres y mis compañeros de clases pensaban que estaba loco por hablar "solo", provocando que me convirtiera en un solitario sin amigos.
—Deberíamos golpear personas más seguido. ¡Tus halagos se sienten increíbles! ¡Acaríciame más!
Yuki es mi única amiga en este mundo.
La conocí cuando me mudé a mi nueva casa... Ah... Ya pasó más de un año desde entonces.
•
•
Todo comenzó cuando me mudé a una pequeña casa.
Esta casa le pertenecía a mis difuntos abuelos maternos.
Cuando ellos murieron, mi madre se quedó con la casa, pero no la usábamos porque vivíamos en otra ciudad.
Y con las muertes de mis padres, la casa ahora es mía.
Mis padres sufrieron un accidente automovilístico y murieron.
No tengo tíos y mis abuelos están muertos.
No tengo a nadie, así que ahora tengo que vivir solo.
Decidí mudarme a esta ciudad porque quería comenzar una nueva vida. Los rumores sobre mí desaparecieron, pues es normal que un niño pequeño tuviera amigos imaginarios. Cuando me di cuenta de que eran fantasmas, dejé de hablar con ellos y simplemente los ignoré.
No me mudé porque se burlaban de mí, me mudé porque no quería seguir viviendo en mi vieja casa... Aún no supero la muerte de mis padres.
Entré a mi nueva casa y tomé aire.
—Bueno... Así comienza mi nueva vida... Iré a jugar videojuegos.
—¡Oh, un chico! Fufu. Lo asustaré.
Los fantasmas, a diferencia de lo que dicen en televisión, no pueden mover objetos.
Y tampoco hay muchos fantasmas.
Desde que llegué a esta ciudad, solo he visto dos fantasmas, incluyendo la niña parada frente a mí.
—¡Buuu! ¡¿Te doy miedo?!
Cerré la puerta... Bien... Debo admitir que ella es muy adorable. Una pequeña niña fantasma de 10 años. Cabello blanco y largo, ojos azules, y usa una adorable blusa rosa con un oso como logotipo.
Ella parece una niña muy normal. ¿Cómo sé que es un fantasma? ¿Es transparente? No. Es porque la mayoría de los fantasmas flotan sobre el suelo. Sus pies casi nunca tocan el suelo, y cuando lo tocan, lo traspasan.
Los pies de esa niña estaban traspasando el suelo.
—Fufu. Si pudieras verme, te daría miedo.
Flotó y su rostro estaba frente al mío.
—¡Muajajaja!
¿Y esa risa malvada?
Mi cara sin expresión la está engañando... Aunque no lo hago a propósito.
Nunca me ha gustado sonreír... Soy un chico serio.
Ella piensa que no la veo.
Se tapó el rostro con su cabello y fingió que me acarició la cara.
—¡Buuu! ¡Me llevaré tu alma!
Le acaricié la cabeza.
—Eres adorable.
—... ¿Eh?
Se alejó inmediatamente de mí.
—¡¿Puedes verme?!
Y así comenzó mi nueva vida.