CAPÍTULO 2- Haciendo trampa.
—La respuesta es: 1,797.54.
Bien... Bien.
Estoy haciendo el examen para entrar a la escuela.
Yuki está observando los exámenes de todos para comparar respuestas.
—La respuesta de la última es: 1,689.
—Mmm...
Yuki es más inteligente de lo que parece. Entendió el método para hacer trampa. Comparar todas las respuestas y decirme la respuesta que la mayoría de estudiantes puso... Creo que saldré bien.
Fui uno de los últimos en entregar el examen, pues no quería levantar sospechas.
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—¡Sí! ¡Hice un buen trabajo!
—Sí, sí.
Le acaricié la cabeza.
—Mereces un dulce.
—Dulce...
Está salivando... Es adorable.
Entré a una tienda de dulces y compré una gran cantidad de dulces.
Salí de la tienda con las bolsas en las manos.
—¿P-puedo tomar uno?
—Si las personas ven un dulce flotante, se asustarán. Espera un poco más, ya casi llegamos a casa.
Yuki me está tomando del brazo mientras camina... Supongo que se siente segura conmigo.
—Yuki, busqué información sobre tu madre... Está en una prisión. Estaba metida en asuntos ilegales... Lo más probable es que te mataron por venganza.
—Madre...
Le acaricié la cabeza para que no llore.
—Yo te cuidaré... Supongo que puedes considerarme un hermano mayor... O padre.
—Mmm... No. No puedo verte como un hermano mayor. Te falta ser más maduro... Y sonreír más.
—Supongo que soy inmaduro para ti.
—Pero puedo considerarte mi mejor y único amigo.- Dijo con una gran sonrisa.
—Un amigo... También puede funcionar.
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Entramos a nuestra casa y puse los dulces en la mesa.
—Bien...
Junté mis manos y cerré los ojos.
—Ofrezco estos dulces al alma de Yuki. Acepta mi ofrenda, Yuki...
Abrí los ojos y me senté en la mesa.
—Listo, puedes comer.
—Aún me sorprende que sepas todo eso.
Yuki tomó una barra de chocolate y comenzó a devorarla.
—¡Delicioso!
Es muy adorable.
Lo que acabo de hacer, se le llama: ofrenda. Existen leyendas y tradiciones sobre ofrecerle ofrendas a las personas que ya murieron. Eso hice yo. Al ofrecerle los dulces a Yuki, ella puede tomarlos y comerlos, y como yo puedo usar mi poder para que tome las cosas, ella puede disfrutar del sabor y sentir que está digiriendo el chocolate... En otras palabras, es como si ella tuviera un cuerpo físico... Ese chocolate tendrá que salir tarde o temprano. Esa es una de las desventajas que tiene esta habilidad.
—Por cierto, Saik, no pude ver a ningún fantasma hoy. ¿Por qué?
—Ya te lo dije antes, no todos se convierten en fantasmas.
Las personas piensan que los fantasmas están en todas partes, pero no es así. Solo muy pocas personas pueden convertirse en fantasmas.
Yuki es uno de esos pocos casos.
Ella murió asesinada y sintió arrepentimiento, porque quería seguir viva, por eso se convirtió en fantasma.
Pero no todas las personas asesinadas se convierten en fantasmas. Si las personas que mueren vivieron vidas algo largas, aunque sean asesinados, no se convierten en fantasmas. Es más probable ver fantasmas de niños pequeños.
Y la razón por la que no hay muchos fantasmas, es porque son olvidados.
—Yuki, los fantasmas, cuando son olvidados, desaparecen. Es muy raro que las personas muertas se conviertan en fantasmas, y si se convierten en fantasmas, solo serán fantasmas mientras sus familiares o amigos lo recuerden... Y cuando se olviden de esa persona, dejará de ser un fantasma y se irá al paraíso o al infierno... O eso escuché de otros fantasmas.
—E-entonces... ¿Voy a desaparecer?
—No lo creo... No por ahora. Yo te recuerdo muy bien, y tu madre también... Mientras tu madre o yo siga con vida, seguirás siendo un fantasma... No sé si sea bueno o malo.
—¡Es bueno! ¡Yuki no estará sola nunca más! ¡Estaré contigo hasta que mueras de viejo! No te preocupes, la confiable Yuki te bañará cuando ya no puedas moverte. Fufu.
—... Eso sería incómodo. No, gracias.
—Fufu. ¿Te sientes avergonzado?
—No realmente.
—Buuu. Ni siquiera puedo hacerte sonreír, chico frío.
—Lo siento.
Tomé uno de los dulces y le quité la envoltura.
—Pero, sabes... Eres una niña divertida y adorable... No sería tan malo tenerte conmigo hasta que muera.
—... ¿Eh? ¡¿Q-qué cosas raras dices?!
—Serías como mi sirvienta.
Yuki se enojó y comenzó a lanzarme una mirada furiosa.
—Solo bromeo... Aunque tendrás una parte de los deberes del hogar, como lavar platos y la ropa. No serás una mantenida.
—B-bueno, es justo. Después de todo, es tu casa.
—Nuestra casa.
—¿Eh?
Me levanté de la mesa y le acaricié la cabeza.
—Te lo dije antes, ¿no? Somos una familia ahora. Esta es tu casa también. Iré a jugar videojuegos.
—S-sí... Gracias.
Una familia... Extrañaba tener a alguien así... Una persona de confianza.