Junto con la pequeña reina goblin, que en la luz parecía mucho más linda de lo que era en la oscuridad, nos dimos la vuelta. Ella pudo ver la montaña al igual que yo. y mi mirada se fue hacia arriba, salimos de unas puertas en medio de la montaña... Eso significaba que mi maestra se encontraba al otro lado, espero que aguardando por mí. Por eso empecé a buscar una forma de subirla. Algún camino natural o construido que atraviese la barrera natural. Pero con total y completa calma mi adorable compañera dijo
"Hermoso, ¿no? la montaña más empinada de todas... Bueno, hay que rodear. Tienes unas dos... tres. ¿No?"
"Dos... Tres?... Días?. Horas, días, semanas..." Con cada posible respuesta ella negó, y negó, y con cada aumento era más desesperante.
De igual forma ella puso su mano en su brazo. Sacando músculo y mostrando que tenía una musculatura definida aunque el resto de su cuerpo era levemente rechoncho. Aunque quizá era únicamente para presumir, podía prever que ella me superaba en fuerza física una cantidad de veces que a este punto sería estúpido siquiera pensar en hacer una competencia. Ella clavó sus manitos en la tierra empezando a escalar como si fuese un juego de niños. Lo bueno de ser ambos de un tamaño similar era que la distancia que nuestros brazos alcanzaban era más o menos la misma. En un principio pensé que sería bastante fácil y entretenido, pero mientras que mi compañera estaba subiendo sin ningún problema y sin equipo extra, yo tenía que llevar mis armas y equipo... Junto a carne de los insectos que tomamos para poder comer algo. Especialmente la goblin, que podía digerir todo crudo.
Encontramos una cueva bastante arriba, aunque más como una cueva parecía que una piedra separada de la montaña se cayó. El frío se hizo un poco más notable y la oscuridad iba a dificultar mi viaje. Por eso entramos allí para tener una protección contra los elementos y pasar una noche no agarrados a una saliente.
Todavía no sabía cómo hacer una fuente de iluminación con magia que pudiese mantenerse sin mucho gasto de energía y materiales. Si encendía un fuego tenía que tener un combustible. Si mantenía el fuego mágico tenía que mantener el gasto de maná que aunque podía parecer poco para una noche entera era demasiado para mí.
"¡Hey! ¡Humano! Tengo hambre.~" Dijo la goblin acercándose a mi. Tenía una pequeña mochila dónde habían varias piezas de carne de insecto, que ella se llevó a la boca para comer. Sus dientes eran una sorpresa y esperaba nunca ser mordido.
"Cuál es... tu nombre. Si es que tienes uno." Por mi parte usé una llama para calentar la carne, no me importaba quemarla un poco. Además la goblin se pegó un poco a mi para mirar la llama mágica que tenía en mi mano y como sostenía encima lo que sería mi futura comida. Resistiendo bastante bien el calor.
"Oh, soy ¡Gobi! S-sí, lo sé, no es el nombre más impresionante para una goblin, pero está bien. No somos muy ingeniosos, mi hermano mayor se llamaba 'Desperdicio 34' fue una generación muy mala, solo nacieron chicos."
"Hey, Gobi es un nombre adorable. Digo, sexy... Es broma, es muy adorable."
Estabamos ambos puestos contra la pared, mirando la llama, por inercia me apoyé en su hombro, mientras que podía sentir su corazón latiendo bastante rápido. Las goblins están acostumbradas a ser tratadas de una muy mala forma. Una situación así con un humano que en condiciones normales habría matado. Su corazoncito latía un poco rápido, y también notó al instante que no tenía la misma cantidad de dedos en mis dos manos, preocupándose un poco. Ya que tenía mi guante en la mano derecha tenía agarrada la carne con esa mano, y el fuego encendido con la mano izquierda.
Cuando la carne estaba ya bastante cocinada a fuego directo le di una probada, por cualquier problema preferí que esté seca y crujiente para poder comerla sin peligros de enfermar. y mientras lo hacía la goblin tomó mi mano izquierda para analizarla. Sus manitos eran más pequeñas que las mías, incluso más suaves y eso era sorprendente porque no parecía ser alguien muy cuidadosa con su piel, aunque no por ello tenía un aroma feo o se notaba descuidada.
"Cómo... ¿Qué te hiciste?" Ella tocaba la herida, dolía bastante pero aguantaba lo mejor como el chico cool de 17 años que era por dentro. Aunque mi niño interior quería quitarte mi mano por el dolor.
"Mientras luchaba contra Brutus, usé fuego en mis manos... Llegó a morderme dos dedos y bueno, no aguantaron nada... De igual forma, estoy contento por no haber perdido mi mano." Retiré con calma mi mano de las tuyas, aunque ella se acercó para dar un suave beso en la herida. Si lo ponía de un modo estratégico... Los números de los goblins eran nada despreciables, quizá su fuerza total no era la mejor, pero para recolectar información serían útiles.
"Hmph... Ese Brutus... Tratando mal a los pequeños... Aunque tienes suerte... Estaba llegando de una incursión, él y sus soldados tendrían que haber estado cansados. ¡Oh! ¿Y cuál es tu nombre?" Los ojos oscuros de la pequeña parecieron iluminarse cuando preguntó, como si fuese la mayor duda que tuvo nunca.
Decir mi nombre... No estaba tan mal. "Gabriel, ¡ambos empezamos por G! puedes decirme Gabi, así de esa forma seríamos..."
"Gobi y Gabi..."
Las estrellas parecían foquitos de navidad en las últimas comparado con la emoción de la pequeña. Ella se abrazó a mí. Su casi total falta de ropa lo hizo incómodo en un inicio, pero después de eso fue algo normal, le di caricias en la cabeza con mi mano izquierda, aunque todavía tenía la sensación fantasma de mis dedos. Así se hizo se noche, y dormimos ambos pegados el uno al otro.