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Chapter 17 - 17: El camino de la montaña ( II )

Despertamos mientras podíamos ver al sol, el atardecer y el amanecer eran visibles desde nuestro punto. Gobi estaba encima mía acurrucada con su naricita enterrada en mi. Aunque fuese un poco cruel tuve que sacudirla un poco. No estaba nada acostumbrado a dormir en las piedras o aunque fuese una especie de almohada hecha de distintos tipos de vegetación que fui capaz de encontrar en la cueva como musgos.

Estirarme y ver hacia el amanecer fue tranquilizador, mientras que Gobi pasaba sus dedos por su cabello para peinarse un poco, riendo suavemente mientras que me veía desde detrás. Se acercó a mi para darme una suave nalgada y abrazarme desde detrás mientras que todavía estaba un poco dormida. Su cuerpo aguantaba el frío como si nada, y eso podía sentirlo cuando se pegaba en mi para molestarme de alguna forma, el calor que venía de ella hacia que si fuese más alto la utilizaría como peluche viviente.

Luego de unos estiramientos y entre nosotros hacernos sonar los huesos volvimos a la escalada. Según el conocimiento de mi guía goblin me dijo que estábamos seguramente a mitad del camino. Y que también empezará a hacer más y más frío. Aunque eso lo podía sentir ya.

Avanzar por una montaña empinada y que además tenía piedras que no pertenecían a la montaña hacía todo más y más complicado, el frío empezaba a ser un problema mientras que llegaba a la cima y junto con ello algunas aves empezaban a molestar. Eran aves de un tamaño considerable, que vivían allí porque tenían una fuente de alimento cuando descendían goblins distraídos eran llevados hacia nidos en la altura de la montaña. Y ahora más o menos pensaban que les estábamos entregando la comida en su puerta.

Aunque pobres de ellas. Cuando una intentó acercarse a Gobi una lanza de piedra salió hacia el ave atravesando desde su cabeza hasta el final. Parecía que ella era capaz de usar magia de tierra, pero de una forma totalmente natural. Quizá para hechizos más complicados que ponerle fuego a una patada era necesario decir algunas palabras. De todos modos, pude ver una especie de círculo color marrón en la tierra, un círculo mágico.

Una de las aves, la de mayor tamaño, se lanzó a mi. Razón por la cual lancé una piedra a velocidad hacia la cabeza del pájaro. Viéndolo mejor eran como buitres o como cóndores, su cabeza era totalmente calva, sus plumas negras y sus garras eran grandes, podría fácilmente levantarme a mí por su tamaño.

Mi piedra no le hizo nada, solo sacudió su cabeza, se acercó lo suficiente como para poder usar magia de viento de una forma que la traiga hacia mí. Fue extraño, pero sentí como una especie de ayuda en mi control, como si mi cuerpo reaccionó como debería, aunque con un leve retraso.

Al tenerla cerca logré agarrarla de su cuello con una de mis manos, empezó a agitar sus alas para intentar alejarse e incluso me llevó a mi. Estaba colgando de su cuello, y las otras aves empezaron a lanzarse mostrando sus garras con intenciones de cortar mi carne. No podía soltarme porque eso me llevaría a mi muerte. Por ello apreté aún más el cuello, usando una de mis manos para torcer la cabeza hasta escuchar un crujido poco sano. Las alas del ave dejaron de aletear hacia atrás, y ambos íbamos a caer, aunque en mi pierna mi núcleo género un tornado que se lanzó llevándome hacia arriba. Sentí como si mi fuerza fuese exprimida de mi interior, pero por ese impulso llegué a agarrar la pata de una de las aves. Con una gran insistencia empezó a picotear mi mano, gracias a dios tenía un guante por lo que no sentí nada. Pero otra ave empezó a picar mi pierna, allí si sentí como mi carne era cortada y penetrada. Aún así, con una patada con fuerza logré aturdir lo suficiente como para que se golpee contra la montaña. Gobi me estaba mirando sin mucha importancia, para ella eso sería un paseo.

Empecé a balancearme un poco, impulsado por magia del viento, llevando lentamente al ave hacia la montaña. Así cuando estuve lo suficientemente cerca hice que mi pie se rodee de la roca para darme un poco de apoyo, y con fuerza estrellé al buitre contra el muro. Suficiente fuerza como para dejarlo noqueado y después golpear su cabeza nuevamente, una y otra y otra vez.

Volví a dar un suspiro, mi gasto de maná fue extrañamente alto, aunque podía entenderlo porque sucedieron movimientos que incluso siquiera pude controlar. Gobi tocó la montaña así hacer una especie de refugio improvisado, su control en la tierra... Ella había hecho el último agujero donde dormimos. Con una naturalidad que se hacía de envidiar. Me ayudó a llegar allí, aunque revisando mis heridas no eran más que algunos cortes y moretones. Gobi en un inicio pareció preocupada, pero lo siguiente que vio fue aquella ave que tenía... Sí, parecía querer un poco de buitre.