Esteban suspiró para sus adentros, aunque había dicho lo que dijo. No pudo evitar que los sentimiento de entusiasmo y anticipación lo invadieran y lentamente llenarán todo su ser.
Las ganas e ilusiones de ser alguien especial no eran algo nuevo. En su vida pasada, siempre pensó que era alguien especial y termino siendo un fracaso para la sociedad.
"¿Pero en qué estoy pensando?" Mordió el sandwich con rabia. Las cosas buenas nunca le pasaban a personas como él.
De camino a su salón, se cruzó con un grupo de chicas que hablaban entre risas. Normalmente Esteban ignoraba por completo a las chicas a su alrededor, como método de autodefensa. Pero una de ellas, llamo poderosamente su atención. Parecía tener unos 16 o 17 años, cabello color negro ondulado ni muy largo, ni muy corto. Su rostro era muy hermoso y delicado, casi parecía finamente diseñado para mostrar cómo era la definición de verdadera belleza. Su tez era muy blanca, que contrastaba mucho con sus ojos, cejas y cabello totalmente oscuros. Sus finos y rosados labios se elevaron levemente, haciendo que el corazón y la mente de Esteban sintieran que habían Sido purificados, haciéndolo sentir completamente renovado.
Ella era Haley kingcroff, una estudiante de segundo año muy popular en la escuela por su belleza, poder y antecedentes familiares.
Esteban paso al lado de ellas con total indiferencia, como si su sola presencia no existiera. Lo cual fue correspondido con el mismo comportamiento de las chicas, algunas incluso lo miraron con desden.
Después de caminar por un tiempo, Esteban se dió media vuelta y miró a sus espaldas. Tratando de buscar la hermosa figura de aquella chica. Cuando las chicas ya no eran visibles, dió la vuelta y siguió caminando como si nada pasara.
Caminando por los pasillos de la escuela se encontró con muchos grupos y situaciones diferentes, desde chicos sufriendo bullying, parejas besandose, burlas y bromas, pero los ignoró a todos y siguió con su caminó. Sabía que aún faltaba mucho tiempo para acabar el descanso, pero ya se había aburrido. Solo esperaba poder llegar a su aula sola y tranquila para poder jugar un rato con su celular o talvez dormir.
Su día pasó muy rápidamente bajo la atenta mirada de Dustin y muchos de sus curiosos compañeros. Algo que sorprendió mucho a Esteban, era que el segundo más interesado en el, era callum. No sabía porque, pero también lo miraba mucho.
Creía que su día no podía empeorar más, cuando se dió cuenta de que Dustin lo esperaba fuera de la escuela, justo donde su padre quedó a recogerlos.
A Esteban no le quedo de otra que caminar a casa. No quería encontrarse con Dustin y que esté decidiera quedarse en su casa para poder presenciar su tardío despertar.
Las calles de Delka city lucían muy hermosas bajo el suave manto del atardecer. El color naranja estaba suavemente difuminado por el ambiente, mientras una fría brisa renovaba su cansado ser.
"En definitiva, tener que ir a la escuela es algo que no disfrutó." Esteban pateó una lata en el camino, conforme más la pateaba comenzaba a tomarlo más en serio. Rodaba la lata de un pies a otro, la levantaba en el aire, la recibía con el pecho. Justo cuando se imaginaba en un partido de fútbol y que estaba por meter un gol... Una escena lo saco por completo de su lugar.
A pocos metros de el, en el puente peatonal lenmintom... Un joven de su misma edad, había saltado repentinamente al pavimento, desde unos 15 metros de altura.
Desde esa altura, era una muerte segura a menos que tuviese un muy buen poder.
Esteban no tuvo tiempo de pensar que estaba pasando y sin saber cómo o cuando, su cuerpo se había movido por si solo. Podía jurar que jamás en sus dos vidas había podido correr tan rápido. Sus pensamientos comenzaron a correr rápidamente mientras la escena a su alrededor parecía relentisarce.
El joven que empezaba a caer levantó la cabeza sorprendido para ver un sombra que lo agarro desde el cuello de su camisa.
Al mirar hacia arriba lo recibieron unos firmes ojos de color rojo.
Esteban apretó los dientes con fuerza. Había podido llegar a tiempo y agarró al chico, pero ahora se encontraban en otro problema.
Mientras que con una mano se agarraba con fuerza al bordillo del puente, con la otra agarraba al chico. Podía sentir claramente como las fuerzas le fallaban y sus brazos comenzaban a temblar, poco a poco la mano con la que se sostenía comenzaba a resbalar.
Esteban era conciente que su brazo no podía soportar por mucho tiempo el peso combinado de los dos y creía imposible levantar a otra persona con un solo brazo.
"¡¡Ayuda!! ¡¡Alguien ayundenme!!" Sus gritos resonaron por toda la calle, pero nadie se acercó. Los segundos pasaban y nadie se acercó ayudarles, Esteban estaba empezando a desesperarse. "¡¡Alguien por favor!!"
Los dedos de Esteban comenzaron a resbalar y sabía muy bien que no le quedaba mucho tiempo.
"¡¡Arrrrrrrrrrrrrgggggggggggggg!!!" Esteban apretó los dientes mientras gritaba a todo pulmón para darse mas fuerzas. Con una fuerza que no sabía que podía poseer, Esteban comenzó a levantar lentamente al chico. Estos pocos segundos parecieron una eternidad para Esteban, pero pudo suspirar cuando vio que el chico había tomado un agarré firme del barandal del puente.
Solo en ese momento los brazos de Esteban dejaron de temblar y se soltaron ante la mirada sorprendida de Esteban y el chico.
Ambos pares de ojos se encontraron en ese breve momento que pareció eterno.
Esteban aún no podía entender como es que un día tan tranquilo y aburrido podía dar un giro de tal forma.
En sus últimos momentos Esteban entró un poco en desesperación y desgana. No le tenía miedo a muerte, ya había muerto una vez. Pero se sintió realmente horrible haber tenido una segunda oportunidad de vida y volver a desperdiciarla.
Aún no había logrado nada. No había tenido una novia, esposa, hijos, revolucionado una era. Es más, ni siquiera había podido despertar su poder.
En el momento en el que Esteban estaba sumido en sus pensamientos, un brazo se estiró repentinamente y lo agarró desde el cuello.
"¿Uh?" Esteban levantó la cabeza al sentir el fuerte tirón y vio unos fríos ojos color amarillo que lo miraban fijamente.
Ahora los papeles se habían invertido.
Esteban abrió la boca para decirle que lo soltará y se salvará. Pero a la vez sintió una renovaba y fuertes ganas de seguir viviendo.
¡¡No quería morir, no aquí, no hoy!!
El chico solo sonrió con confianza mientras llamas de un amarillo brillante comenzaron aparecer en su cuerpo y ante los ojos impactados de Esteban el chico lo levantó fácilmente y después lo siguió. En solo unos breves segundos ambos estaban sentados en la orilla del puente, sanos y salvos.