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Chapter 6 - sigue un buen dia

Esteban se quedó mirando el suelo sin aliento. Solo habían Sido unos breves segundos, pero el sintió como si hubiera corrido una maratón completa. Su cuerpo no podía dejar de temblar y su respiración era entrecortada.

Solo fueron unos breves segundos, solo unos breves segundos, pero... Esteban sintió que había renacido.

En esos breves segundos se dió cuenta de que no le temía a la muerte. El ser humano estaba acostumbrado a temerle a lo desconocido, pero la muerte ya no era una desconocida para el.

Se dió cuenta de que aunque no le temía a la muerte, si le temía a morir.

¡¡No!!

No le temía exactamente a morir... Temía volver a ser un fracasado incluso en su segunda vida y morir sin haber hecho algo con esta segunda oportunidad que se le había otorgado.

Descubrió que aunque muchas veces se repitió que iba a corregir sus antiguos errores, solo los estaba minimizando y no arreglando.

Se dió cuenta de que era un total idiota al no permitirse soñar por el simple hecho de no salir decepcionado después.

Solo le tenía miedo al fracaso.

No podía seguir así, tenía que cambiar sea como sea.

Esteban apretó el puño con resolución.

Se permitiría soñar, se permitiría fracasar, se permitirá llorar de frustración.

Desde el día de hoy en adelante vivirá siempre al límite, sin guardarse algo. Siguiendo firmemente sus deseos por más estúpidos que sean.

No volvería a morir con remordimientos y el día que lo haga será con una sonrisa en su rostro.

Esteban sonrió, sintió como si se hubiera quitado un gran peso de encima. Como si por fin pudiera llegar a ser libre... Ser el mismo.

"¿Porque me salvaste?" Una voz lo saco de sus pensamientos.

Esteban levantó la cabeza para ver al chico que acababa de salvar su vida. Pero no sabía cómo responderle.

"No lo sé."

El chico apretó los dientes con irá, lo agarró por el cuello y levantó poniéndolo a pocos centímetros de su rostro. "¡¡¿Como que no lo sabes?!!¡¡¿Sabes cuánto tiempo estuve armandome de valor para saltar, solo para que tú simplemente vengas y lo arruines?!!"

Esteban agarró los brazos del chico también y lo miro directamente a los ojos con desafío. "¿Tienes muchas preguntas verdad? ¿Que tal si te hago algunas? Como por ejemplo. ¿Porque me salvaste tu a mí? Porque no me cabe en la cabeza que alguien que se quiere morir me salve la vida. O por otro lado..." Esteban lo agarró por el cuello de su camisa también. "¿A qué le tienes tanto miedo?  Puedo ver el miedo claramente en tus ojos. Yo no sé que hay detrás de tus acciones, pero si te atreves a enfrentarlo con la frente en alto, talvez descubrirás que eres más valiente de lo que realmente piensas."

El chico no supo cómo responder, nunca había esperado esa reacción de Esteban.

Esteban por otra parte agarró al por los hombros y lo guío a qué caminará a su lado. "Eres la primera persona que eh salvado. No dejaré que cometas una tontería de camino a casa."

El chico se dejó llevar pero aún temblaba. "Solo dime el ¿porque?" Susurró tratando de no llorar.

"Realmente no lo sé." Sonrió Esteban. "Mi cuerpo simplemente se movió por si solo. No había ningún pensamiento racional en mi en ese momento. Talvez fue el destino, una fuerza superior o lo que las personas llaman Dios actuando para que nuestro encuentro se dé. Solo sé que estando allí frente a ti, jamás te permitiría morir cuando puedo salvarte, no quiero eso en mi conciencia."

Después de esas palabras ambos se quedaron en total silencio, caminando uno al lado del otro. Puede parecer extraño pero Esteban no se sintió para nada incómodo con el silencio, solo en paz.

"Soy Esteban Macht."

"Jeison."

"Un gusto en conocerte Jeison." Esteban se tocó la barbilla. "Ahora ¿dónde está tu casa?"

"Tres cuadras a la derecha." Jeison respondió secamente. Esteban simplemente asintió y cominó con el.

Las calles de Delka city eran muy parecidas a las estado unidences de su vida anterior. Organizadas, limpias y grandes. Casas grandes con un gran jardín.

Pero la calmada tarde fue interrumpida por unos repentinos gritos.

"¡¡Ayuda!! ¡¡Ahhhhh ayúdeme!!"

Esteban se estremeció por un momento. Miró a su alrededor y logro ver cómo una mujer en sus 30 años gritaba a todo pulmón desde la ventana de su casa en la segunda planta.

Dudó por un segundo.

¿Que debería de hacer? ¿Tratar de ayudar a la mujer? ¿llamar a la policía o simplemente no hacer nada?

Pero solo fue un breve segundo. Después de eso no lo dudo más.

Se prometió así mismo seguir todos sus deseos por muy estúpidos que sean.

Y no hay nada que desee más que ayudar a esa mujer en estos momentos desesperados.

Otra cosa que no dijo es que se identificó con la mujer al recordar que el también había gritado por ayuda y nadie respondió.

Sabía de primera mano la clase de desesperación que trae esa situación.

Corrió como un loco y llegó frente a la casa de la señora.

"¡¡Ya estoy en camino!!" Gritó para hacerle saber a la señora que la ayuda estaba en camino.

La mujer lo miro con lágrimas de felicidad en sus ojos. Abrió la ventana y le lanzó las llaves de la casa.

Esteban reaccionó rápidamente y las agarró en el aire, probó rápidamente las llaves y abrió la puerta. Sin perder un segundo, subió al segundo piso.

Miró a su alrededor tratando de dar con la habitación dónde estaba la mujer.

"¡¡BAMM!! Un gran sonido de golpe lo guío a una puerta en el centro. Agarró con fuerza e intento abrirla, pero estaba con seguro. Probó con las llaves en su mano pero ninguna funcionó.

"¡¡Maldición!!"

Esteban se apartó de la puerta y comenzó a patear la con la intención de derribarla.

Pero la puerta no cedía.

"¡¡¡¡Ayuda!!!!! Ahhhhh"

Esteban apretó los dientes con frustración y rabia, tomo un gran impulsó y corrió como un loco hacia la puerta.

¡¡Crackkk!!

La puerta crujió, lo que hizo que Esteban se animará y repitiera su acción. En la quinta vez consecutiva la puerta se abrió de par en par.

"¡¿Que demonios?!" Esteban se quedó paralizado sin saber cómo reaccionar. Ni en sus sueños más locos había imaginado ver lo que había dentro de esa habitación.

La mujer que gritaba por ayuda estaba en una esquina de la habitación protegiendo a una chica a sus espaldas.

Y los atacantes... Pues los atacantes eran tres insectos gigantes.

Dos hormiga y una cucaracha del tamaño de un humano. De hecho eran más grandes que Esteban.

La mujer miró con suplica a Esteban. "Por favor ayúdanos."

Esteban tomó un gran perchero al lado de la puerta, corrió con fuerza agregando impulsó. "¡¡Arrggg!!" Y golpeó a la cucaracha.

Pero la cucaracha ni siquiera se movió y el perchero en su mano se rompió en dos. Por otra parte ambas manos de Esteban temblaban y sangraban un poco.

"Tienes que estar bromeando. ¿Que también tú, tienes superpoderes?"