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Chapter 3 - CAPITULO 3: LA FALLIDA REBELIÓN Y EL NACIMIENTO DE LA ESPERANZA

Ripter había fallado en su intento de levantamiento. Una criatura de un enorme aspecto parecido a un Dragón de Cómodo huía por el bosque. No muy lejos de allí había logrado dejar un pequeño huevo de color blanco. El hijo del llamado rebelde Ripter.

La madre de este huevo no tenía un nombre como tal; pero todos le apodaban Ripta.

Todo había comenzado unas semanas atrás cuando el reinado de los diez años del cruel Maggalor el Rey Cuervo celebraba su propio aniversario. A pesar de que dichas aves, según se rumoraba en algunos sectores del bosque, solían ser carroñeras o mejor dicho comedoras de sobras. Uno de los consejeros y al parecer profeta de los Cuervos pudo hacer que ellos aprendieran a cazar usando sus propias habilidades. Algunos mencionaban que el consejero de Maggalor fue el que en un principio le sugirió al capitán Torinas que se preocupase por la profecía de Sade.

El nombre de ese malvado Cuervo era Ren pero otros decían que su nombre real era Warlord.

Durante los festejos se sirvieron como sacrificio a varios Conejos para apaciguar al Dios de los Cuervos y señor del Zuruthan. El temible Mirder.

Aquella noche era tenebrosa. Los Conejos se encontraban asustados; mientras se encontraban atrapados en el interior de un árbol que fue tallado por los mismos Cuervos. Era como la casa de una ardilla; pero dentro de ella había varios Conejos apretados al punto de no moverse a no ser que quisieran dañarse y dañar a otros en el camino, entre esos Conejos se encontraba una pequeña cría llamado Jon.

En las afueras del tronco del árbol sobre una rama se encontraba un Cuervo haciendo guardia.

- ¡Hermano!- gemía el pequeño Jon- ¡¿Dónde te encuentras?!

- Estoy por aquí hermanito- le respondió su hermano cuyo nombre era Titus.

- Tengo miedo hermano- susurró; mientras unas lagrimas caían sobre sus mejillas.

- Yo también hermanito; pero se valiente, saldremos de un modo u otro- intentó animarlo a pesar de estar algo preocupado Titus.

Fuera de esa horrible prisión pasaba una criatura enorme y de un aspecto similar a una iguana. Aquel ser se encontraba algo extrañado por las nubes negras de tormenta que había visto durante todo este tiempo desde que cruzo el rio que marcaba los límites de aquel espeso bosque. En su caminar durante largas y extensas tierras muy lejanas, el cielo apenas si se encontraba nublado; pero al ingresar a este frondoso territorio las nubes le tomaron por sorpresa; sin embargo más extrañeza le daba el ver que a pesar de estar terriblemente nublado, no hacia frio ni calor. El viento era tranquilo y las lluvias escaseaban, al parecer ningún tornado golpearía ese bosque ni una nevada lo cubriría; pero lo más tenebroso para aquel enorme reptil fue que no había cantos de pájaros de ninguna especie. Solo el graznido de los Cuervos.

Cuando paso cerca de ese terrible calabozo el guardia emplumado le vio y le grito.

- ¡Oye tu forastero!

- ¿Quien yo?- preguntó extrañado aquel enorme lagarto.

- Si, tú- le confirmó el guardia para después preguntarle- ¿quién eres y cómo te llamas?

- Como bien lo has dicho soy un simple forastero que vaga por el mundo- le contestó aquel enorme lagarto- respecto a mi nombre, puedes llamarme Ripter.

- No eres de estas tierras entonces- comentó el guardia con una maléfica sonrisa- perfecto, quizás no lo sepas; pero los forasteros no son bien vistos en estas tierras.

- ¿Las tierras de quien?- preguntó Ripter.

- De nuestro rey Maggalor, el cual se dará un festín esta noche con estos sucios Conejos; para poder festejar su aniversario de diez años de reinado.

- Pensé que ustedes eran carroñeros- comentó sonriendo Ripter.

- Eso cambio y en cuanto a ti, mejor que te largues antes de que te mate.

- Claro que me iré- afirmó Ripter; para después añadir con una pequeña sonrisa- pero lo hare con esos Conejos.

- ¡Maldito idiota!, ¡¿te atreves a desafiarme?!- gritó furiosamente el guardia.

- Si, ¿algún problema escoria voladora?

Sin decir más palabras aquel Cuervo se lanzo en picada; pero el enorme Ripter, a pesar de ser grande y pesado, tenia consigo una fuerza demasiado grande. Golpeo en el cuello con su cola al guardia el cual no esperaba resistencia alguna, el impacto fue tan grande que aquella ave termino rompiéndose el cuello. Estaba muerto cuando aterrizo en el verde pasto.

Con el mismo peso de su cuerpo golpeo el árbol donde se encontraban apresados los Conejos y estos comenzaron a escapar al caer este al suelo; sin embargo dos de ellos se les acercaron.

Uno era de pelaje marrón claro con un poco de blanco en el medio con una expresión valerosa en su mirada, el otro era de un pelaje gris con una línea blanca en el medio, en su mirada solo había dulzura y quizás algo de miedo en ese momento. Aquel Conejo de pelaje marrón claro le saludo con un tono de voz fuerte al igual que seguro

- Muchas gracias por ayudarnos noble criatura- le agradeció aquel conejo- mi nombre es Titus y este pequeño que se encuentra al lado mío, es mi hermano menor Jon, salúdalo pequeñito Jon.

- Hola- le saludo aquel conejito con una voz muy baja y con un tono demasiado tierno; mientras ocultaba su cabeza por un momento – gracias por salvarnos.

- No tienen que dármelas muchachos- dijo con mucha confianza Ripter- pero me gustaría que me contaran todo lo que saben sobre este asunto.

- No hay problema- le contestó emocionado Titus, con una sonrisa que se dibujaba en sus labios.

Y así fue como Titus le conto todo a Ripter, la llegada del Rey Maggalor, la profecía del rey salvador; inclusive le narró como aquellos monstruosos Cuervos habían asesinado a sus padres unas semanas atrás.

- Entonces un Castor provoco una noche eterna en su valle para evitar que el Rey Cuervo pudiese gobernarles tranquilamente, ya veo- comprendió preocupado por lo que oía aquel enorme lagarto llamado Ripter- todo me parece creíble excepto el rey de la profecía, se necesita más que una sola criatura; para poder enfrentarles a todo ese ejército.

- No lo creo Ripter- afirmó Titus sonriente- algo me dice que tu eres ese rey de la profecía.

- Noble Titus- dijo riendo Ripter- no podría yo solo vencer a todos esos Cuervos, según lo que me cuentas son más de diez.

- Son treinta en realidad y si cuentas al que asesinaste, entonces ahora son veintinueve- le respondió orgullosamente Titus.

Jon estaba muy asustado. El no quería un baño de sangre, todo aquello lo aterraba; pero estaba de acuerdo con su hermano mayor, aquellos monstruos debían pagar por sus actos. Solo que deseaba que no fuese de esa manera.

No paso mucho tiempo antes de que los Cuervos descubriesen que sus sacrificios habían escapado, cuando encontraron el cuerpo muerto del guardia, Maggalor entro en una gran furia.

- ¡Quiero la cabeza del responsable de esto!- le gritaba a su valiente capitán Torinas- ¡aprenderán a respetar a nuestra raza!

- Si señor- afirmó Torinas para luego retirarse.

Maggalor quedo solo respirando por su pico cuando una voz misteriosa le hablo a sus espaldas.

- Quizás debas dejarlo estar, mi buen rey.

Maggalor se dio vuelta para ver quien le había hablado, era su consejero y sacerdote; también era un profeta que siempre le dictaba el resultado de las batallas que iban a librar.

Se trataba de un Cuervo mayor. No podía saberse con exactitud su edad pero siempre aconsejo a todos los antecesores del rey y ahora se encontraba bajo su servicio. En un principio se dijo que su nombre era Warlord; pero el mismo negó ese nombre argumentando que el verdadero era Ren.

Muchos decían que ese Cuervo nunca era lo que aparentaba. Decían que en realidad era una manifestación del mismísimo dios Mirder quien ponía a prueba a su rey en todo momento. Solo que esta vez Maggalor no deseaba que lo molestasen.

- ¡¿Cómo puedes decir que deje pasar esta afrenta Ren?!- preguntó furioso Maggalor- ¡asesinaron a uno de los nuestros y eso no puede quedar así!

- Ignóralo Maggalor- repitió Ren con la misma confianza en su voz- el responsable de esto no es aquel rey al que temes; pero si es el que le precede, si vas tras él, entonces aquel temido rey aparecerá y tu reinado caerá.

- Me has molestado con esa profecía del maldito Castor loco desde que mi reinado en estas tierras comenzó, diez años Ren, ¡diez putos años gobernando con completa calma! Tenemos a todos vigilados día y noche, no pueden levantarse en mi contra, ¿Por qué debería temer a esa profecía ahora gran profeta?

- Sade era más listo de lo que imaginas Rey mío, sabía que tu reinado tendría un final antes de que este comenzase, si realmente crees tener el control ¿Cómo explicas lo de esta noche? Déjalo ir o afronta tu destino.

- Si lo dejo ir entonces todos me verán como un rey débil- masculló Maggalor para luego responderle- solo será cuestión de tiempo para que todos se alcen en mi contra, algo me dice que estas asustado Ren, mejor lárgate que no estoy de humor para tus tonterías esta noche.

- Como órdenes mi señor- dijo con una sonrisa Ren para después irse.

Y así fue como comenzó la rebelión de Ripter. Al principio no estaba interesado en convertirse en su posible rey de la profecía; pero cuando vio como un grupo de cuervos molestaba a una hembra de su especie fue que decidió ir en su ayuda. Después de matar a esos Cuervos Riptor le salvo la vida a aquella hembra de nombre desconocido.

- Gracias- le susurró la hembra- ellos creían que yo le había hecho daño a alguno de los suyos.

- Fue mi culpa- le respondió Ripter sonrojado- he sido yo quien mato a uno de estos molestos Cuervos y posiblemente te hayan confundido conmigo, lo siento.

- No hay necesidad de disculparse- le dijo riendo la hembra- si ese es su actuar entonces es muy claro que ellos son unos completos cretinos, quizás algo peligrosos.

- Usted no sabe cuánto- le respondió Titus quien se presentaba a ella con una sonrisa- mi nombre es Titus y este conejo tímido a mi lado es Jon, mi pequeño hermanito.

- Mi nombre es Ripter- se presentó el valiente héroe - ¿Cuál es su nombre señorita?

- Ripta- le dijo con una sonrisa cariñosa- es un gusto conocerles.

- El gusto es mío- le saludó algo sonrojado Ripter.

Entonces todo comenzó. Ripter pudo con su voz hablarle a las demás especies; sin embargo estas aun no deseaban trabajar juntas. Solo el valor de Ripter al enfrentar a los malvados Cuervos fue más que suficiente para que el resto de las especies encontrara inspiración en él y luego de una batalla terrible en la que los rebeldes de Ripter lograron la victoria fue que todos tenían la esperanza de que el malvado Rey Cuervo Maggalor dejaría de gobernarles.

Ripter y Ripta no tardaron en agradarse mutuamente y declarar su amor cerca de una misteriosa pradera que vieron de casualidad.

Aquella pradera tenía el pasto tan alto que su verde hacía pensar en un mini bosque, lo único visible era una roca de color gris que resaltaba en ese bosque en miniatura.

- ¡Es hermoso Ripter!- exclamó Ripta con una mirada demasiada iluminada.

- No tanto como tú- le contestó Ripter sonrojado, que ella lo vio con gran sorpresa.

- ¿Qué dijiste?- preguntó sorprendida.

- Lo siento no debí decirlo- se lamentó Ripter.

- Está bien Ripter- le pidió ella con voz suave- puedes decirlo, quiero oírlo.

- Que tú eres igual de hermosa que esta pradera e igual de peleadora que yo aunque seas más sensible que ese Conejo Jon, tú me inspiras a seguir adelante en esta batalla sin fin, lo que intento decirte es que… te amo- se declaró Ripter.

- Yo también te amo- le respondió Ripta mientras le abrazaba.

Aquella pradera fue testigo de un actor de amor apasionado y necesario para el futuro de aquel bosque.

Todo aquello ocurrió tanto tiempo atrás, que Ripta lo lamentó mucho en su corazón el haber perdido a Ripter. Ella aun recordaba la esperanza que traía consigo y el terrible final que tuvo.

La batalla donde los Cuervos lo mataron sin piedad alguna.

No quiso pensar más en ello. Había puesto el único recuerdo que podría poseer de su amado en el mismo lugar donde fue concebido, aquella hermosa pradera, ahora estaba lo bastante lejos de ella para poder dar cara a su destino.

La estaban esperando en las copas de los arboles. Todos los cuervos pensaban darse un festín con ella.

Ren se encontraba allí observando con una expresión seria pero divertida a la vez. Maggalor le dijo con mucha confianza.

- Al final tenía razón Ren, no deje pasar la afrenta y ahora todos me temen como antes, tú te equivocaste.

- ¿Lo hice?- preguntó Ren de forma tranquila.

- Si lo hiciste- murmuró enojado Maggalor.

Entonces se lanzo en picada a donde estaba Ripta y le dijo con un tono de voz real.

- Todo termino Ripta, mi pueblo ha triunfado y la profecía de Sade solo fueron palabras sin sentido; sin embargo soy un rey justo, júrame lealtad y te dejare vivir, solo tienes que decir salve rey Maggalor.

Ripta estaba triste al oír aquello. Trago saliva y gritó con dolor.

- ¡Salve!

- Si- murmuró Maggalor.

- ¡Rey!

- Continua- le alentó Maggalor.

- ¡SALVE REY RIPTER!- gritó con todo sus últimos esfuerzos.

En ese momento todos los cuervos se abalanzaron sobre ella y la mataron.

Ren observaba todo con una sonrisa divertida y le decía a su rey.

- Supongo que tus temores acabaron Maggalor.

- Eso parece- murmuró enojado el rey.

- Entonces mis servicios han terminado por hoy, nos vemos luego- se despidió Ren mientras se retiraba.

- Nos vemos luego- dijo extrañado Maggalor.

El cuervo se retiro pero no se vieron luego. Ren desapareció al día siguiente y no volvió a ser visto nunca más. Acabando su participación en esta historia.

La pradera continuaba siendo silenciosa y misteriosa; pero cerca de allí, el huevo que había sido puesto comenzó a abrirse, saliendo de él una figura nunca antes vista. Bípeda al parecer de un color verde y con un tamaño pequeño se encontraba un ser que no poseía nombre pero de tenerlo pues estaría relacionado con lo que era.

La esperanza.