Sentí mi estómago retorcerse y sentí su mano dándome un apretón gentil. 'Prometo hacerte feliz' él respondió.
Diablos!... estaba atrapada. Esperanzadamente atrapada.
El sacerdote se acercó, tosiendo para llamar atención. El Príncipe y su mirada de oro se apartaron de mí. "¿Tomas a esta mujer como esposa?" preguntó el cadáver.
Él volteó de nuevo a verme y me miró diciendo, "Acepto." "Ahora eres mía y yo soy tuyo." dijo suavemente en mi oído. De pronto hablé, feliz de haber encontrado mi voz, "¡De ninguna manera voy a casarme, soy muy joven aún y no te conozco!"
Las esquinas de mis labios se apretaron y podía sentir su emoción, como si su mente estuviera conectada con la mía.
Molesta grité en mi mente, "¡Sal de mi cabeza!" 'Cariño no actúes así, tu misma te engañas.' dijo con sarcasmo, mentalmente.
El sacerdote cerró de golpe lo que parecía ser su biblia, "Ya puede besar a la novia." La multitud se acercó rompiendo en aplausos, me voltee hacia mi 'esposo' distraída y perdida en su rosto en donde ahora habitaba el temor.
Nunca estarás sola, estaré a tu lado para siempre." Sus palabras resonaron en mi mente mientras me jalaba hacia sus brazos, aplastándome contra su figura. Quería gritar que se apartara pero mi cuerpo parecía reaccionar a favor de su toque, queriéndolo, conectándolo, no podía entenderlo.
Mis manos no podían evitar sentir la calidez y fuerza de sus músculos bajo su ropa y un tipo de electricidad que me recorría por completo. Gentilmente levantó mi barbilla con su dedo y capturó mi cara. Rosó sus labios con los míos susurrando, "Perdóname."
Su cabeza bajó a mis hombros parando en mi cuello. Sentí su agarre atado a mi cintura como boa, sabía que algo no estaba bien. Presionando un beso en mi cuello susurró de nuevo, "Lo siento."
Abrí mi boca para preguntár por qué quería perdón pero de pronto un dolor explotó en mi cuello mientras sentía al Príncipe de la Oscuridad clavar sus dientes en mi piel y empezar a beber mi vida.