"Puedo hacerlo, pero no haría ninguna diferencia. Estas ciega, amor.
Es solo temporal hasta que el cambio esté completo."
"Cambio?" susurré incrédula.
Llevé mi mano a mi cuello, buscando con mis dedos, por mi delgada piel, el lugar donde sus dientes penetraron.
No encontré nada, no había piel rota, cicatriz, dolor... nada.
Ninguna evidencia de que alguien me hubiera siquiera tocado.
"Entiendo que tienes miedo," Me dijo.
"¡Tengo miedo de ti, y de lo que me haz hecho!" contesté.
"¿Qué crees que te hice?"
"No lo sé, pero lo que sí sé, es que no soy la misma, algo cambió. Tu mismo lo dijiste." Exhaló fuertemente y contestó.
"Tal vez ésta no era la mejor manera de hacer esto, pero tienes que creerme cuando te digo que no fue idea mía."
"¿A qué te refieres con eso?"
"No importa ahora ". Estás asustada y como tu esposo tengo que-"
"Por favor, no" lo interrumpí,
"No sé quién eres, o por qué pensaste que accedería a que me mordieras, por que esa parte la recuerdo muy bien, pero te voy a aclarar algo; ésta noche NO nos casamos. Esta boda fue una farza. No tuvimos ni un certificado comprobado por algún juez, y más importante, Jamás pediste mi consentimiento para ser tu esposa." dije furiosa.
"Te paraste bajo el árbol." dijo con demasiada calma.
"¡Fui forzada a estar ahí gracias a la Idiota y superficial de Laura Taylor! Aparte, ¿En qué planeta pararse bajo un árbol significa que acepto casarme con alguien?"
"En la Corte Vampírica lo es, según el oráculo."
"¡No existe ninguna Corte Vampírica!"
"Lo siento, querida, pero si la hay. Soy un Vampiro y ahora tú también."
Negué mi cabeza con incredulidad- los vampiros no existen.
'Claro se que existen' su voz sonó en mi mente.
"Por favor, no me digas que entraste en mi cabeza." incrédula dije.
'Si, la telepatía es uno de los dones que tengo.'
De pronto me volví precavida, consiente de que mis pensamientos ahora son propiedad pública. Abrumada por su falta de respeto a mi privacidad le grité.
"¡Sal de mi cabeza!"
"Lo siento" de disculpó
"Estaba intentando encontrar la manera del calmarte." Casi me pongo a reír.
"¿Calmarme? Me mordiste como si a un conejo, luego me secuestras.
¡Estoy ciega y no tengo ni idea de en donde demonios estoy! A menos que tengas fuertes sedantes dudo mucho que alguna palabra que digas me calme."
"Mira, sé que te mordí y enserio lo siento, pero tenía que hacerlo por que eras mortal, hubieras muerto-" dijo.
"¿Por que me mordiste?" lo interrumpí.
'Ah, al diablo con esto' dijo en mi mente de nuevo.