Me quedé pensando que si moriría me haría cargo de hacer una lucha. No había manera de que me diera por vencida y resignarme a la muerte. Pelearé contra este cadáver y su 'Señor' hasta mi último aliento.
Me seguía retorciendo al agarre del sacerdote, pero éste zombie me alzó sobre el altar poniéndome en posición.
Susurros de desaprobación llenaban las sillas a los costados de la alfombra. "No me voy a casar." le grité al zombie y a la multitud. El cadáver apretó mis muñecas y dijo, "Deja de quejarte niña. Tu futuro esposo estará aquí en cualquier momento y no querrá ver a su novia sobreactuando."
Miré al final de la alfombra, parada bajo el arco de rosas, pero no vi nada. Me preguntaba, ¿qué criatura rancia sería?¿Qué pasaría si el Príncipe de la Oscuridad era un cadáver? Las náuseas subieron y empezaron a golpear mi estómago.
Mi cabeza se encendió en llamas millones de veces peor que un verdadero incendio y me hacía sentir peor.
El sacerdote le gritó a una desconocida entidad, "¡Digale a su alteza que se apresure antes de que su futura esposa padesca!" Mis piernas temblaban y me derrumbé, el sacerdote rudamente me levantó y dijo enojado, "¡Por el amor de Diós, ten coraje niña!" "No puedo casarme. Por favor déjeme ir." le rogué.
Me miró con lástima y susurró, "Sé valiente, niña" El temor paralizó mi cuerpo, congelando mis músculos y mi situación era más desesperante.
El sacerdote zombie continuó sosteniéndome del brazo. Impacientemente volvió a gritar, "Alguien dígale a su majestad que se apresure y reclame a su esposa antes de que se desmaye!" Un pequeño niño pálido corrió al final del pasillo, dentro de la niebla.
El sacerdote demandó silencio firmemente a la multitud. Después le dio a mi hombro un generoso apretón. Oh Diós, ¿estaba tratando de ofrecerme algún tipo de apoyo moral? Mi cabeza ahora daba vueltas.
El niño regresó corriendo anunciando que ya venía. ¡Diós, ayudame! Cerré los ojos de nuevo y los abrí tratando de despertar de esta pesadilla.
Alguien venía y la multitud se volteó al final de la alfombra. Quedé rígida, tenía mucho miedo. De pronto una entidad invisible comenzó a tocar una marcha nupcial en un órgano.
Los rostros de la multitud se convertían en sonrisas. La melodía no parecía una marcha nupcial tradicional, era bastante fúnebre. El pánico me golpeaba muy fuerte y mi cuerpo tenía una enorme ola de adrenalina.
Como último intento desesperado, traté de liberarme del agarre del cadáver violentamente. El me trataba de controlar. Por un segundo pensé que podría escapar pero de la cornilla de mi ojo vi algo que me hizo parar.
Levantando mi cabeza, vi cómo la leyenda caminaba por la alfombra hacia mí. Todos los invitados se pusieron de pie y lo siguieron con la mirada mientras pasaba. El Príncipe de la Oscuridad.