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Chapter 17 - CAPITULO 16: BATALLA CAMPAL EN HOPE TOWN

Los soldados no habían vuelto y la Gatlin tardaría una semana en llegar; pero todo habría acabado para ellos para cuando esa semana terminase. Sintiéndose nerviosos por la tardanza de sus hombres, los Granaderos restantes comenzaron a prepararse para el inminente combate, la gran mayoría se encontraba en el cuartel esperando las ordenes para atacar, la otra mitad que quedaba de dichas tropas se encontraban deambulando por el pueblo sintiendo la incertidumbre correr por sus venas. Las mujeres se encontraban escondidas en sus casas sosteniendo con fuerza a sus bebés quienes continuaban llorando por el miedo que se proyectaba en todo aquel ambiente, un miedo que aquellas mujeres también tenían junto a los soldados y el mismísimo Gobernador quien seguía esperando a sus tropas manteniéndose en un estado de negación al pensar que una sola mujer junto a un anciano y un maldito crio podrían haber sido un desafío para sus tropas entrenadas.

El sol de la mañana apenas si estaba iluminando el horizonte cuando ella llegó a donde estaba el pueblo, vio el cuartel a la distancia y supo nuevamente en donde tenían la pólvora escondida, aquella habilidad de percibir las cosas se estaba volviendo un poco más útil que molesta; pero eso no significaba que le gustase tenerla, tenía pocas balas de cañón, solo tres; pero sabía que uso darles. Moviéndose con sigilo, apuntó el cañón a una pared sin ventanas que se encontraba a la distancia y sacando una caja que poseía tres cerillas, encendió la primera después de cargar la pólvora en el cañón. Con una sonrisa maliciosa exclamó:

- ¡Buenos días, cabrones!- acto seguido encendió la mecha y disparó el cañón a donde estaba esa pared que fue destruida por aquella enorme bala

El proyectil no se detuvo en la pared sino que golpeó uno de los barriles que se encontraba almacenado en su interior haciéndolo estallar. La explosión fue tan potente que los mismos soldados quedaron aturdidos durante gran parte de la confrontación contra su enemiga. Los gritos de agonía y horror de aquellos hombres dentro del destruido cuartel fueron suficientes para quebrarlos psicológicamente debido a que no estaban acostumbrados a ese tipo de ataques. Su estilo era más el combate tradicional del campo de batalla o las mismas escaramuzas; pero nunca un ataque tan despiadado hacia el cuartel. Aprovechando la confusión, Colt, cargó su segunda bala de cañón y disparó a donde estaba la mansión del gobernador, la cual recibió un fuerte impacto que obligó a su residente a huir por el miedo. El tercer disparo fue contra los hombres que estaban atontados en el pueblo, los restos de tres o cuatro soldados que no alcanzaron a moverse fue más que suficiente para despertar a las adormiladas tropas cuando vieron a sus compañeros gritando en el suelo tras haber perdido su brazo y pierna o su misma cabeza.

Lista para combatir, Colt, bajó por la ladera a donde estaba el pueblo sosteniendo su fusil, apuntó al que tenía más cerca y disparó reventándole el pecho. Sin posibilidades de tener refuerzos siquiera, mucho menos munición extra, los Granaderos procedieron a tomar sus fusiles pero era tarde, Colt ya tenía los dos rifles en sus manos y procedió a disparar sin siquiera tener un mínimo de piedad o misericordia con ellos. Uno de los soldados recibió un disparo en el ojo derecho que penetró en su cerebro acabando con él, otro recibió el tiro en su garganta acabándolo, los demás trataron de apuntarle; pero era como tratar de dispararle a una mosca en pleno movimiento.

Desesperados, trataron de herirla con lo que tuviesen a mano. Cuatro soldados más ya habían caído y ella se movía muy rápido, el Gobernador se encontraba escondido portando una pistola. Tras ver que nadie podía dispararle a la jinete, trató con algo distinto y le apuntó al caballo. Esta vez Colt no sintió el peligro acercarse; pero lo consideró como algo bueno debido a que esto probaba su valía como pistolera en lugar de solo tener "buena suerte". El Gobernador le disparó a su caballo volándole los sesos, el equino cayó al suelo y la pierna de la pistolera quedó atrapada con el cuerpo de aquel animal. Uno de los granaderos, sin siquiera pensárselo dos veces, aprovechó aquella situación para ensartarle en su costado su bayoneta, Colt rugió de dolor al sentir el filo atravesar su piel; pero le dio un rápido disparo en los testículos al soldado obligándolo a caer al suelo.

Aquel hombre gritaba de dolor mientras Colt, con una sola mano, lo colocaba alrededor suyo usándolo como escudo humano, las demás bayonetas se incrustaron en la espalda de aquel soldado debido a que sus compañeros no fueron tan rápidos para reaccionar como lo fue ella. Desenfundando su revólver del lado derecho, Colt, mató a tres soldados con la velocidad digna de una autentica pistolera, el cuarto le ensartó su bayoneta en el brazo; pero su rostro se desfiguró tras recibir el disparo del rifle de Colt que ya no tenía balas en su interior. Con rapidez y mucho esfuerzo pudo sacarse al corcel de encima mientras los hombres del gobernador trataban todavía de apuñalarla; pero ella no se moría, en cambio ellos recibían disparos en sus cuellos, mandíbulas y genitales. Para cuando pudo salir del caballo e incorporarse, los Granaderos ya no estaban seguros siquiera de que sus armas fuesen efectivas contra ella.

La imagen fue dantesca: cubierta de sangre, con sus cabellos rojos resplandeciendo bajo el sol de la mañana, su atuendo negro desprendiendo un brillo escarlata y su cuerpo agachado al principio hasta que se incorporó mientras sus ojos retomaron aquel rojo que espantó a los hombres. Aquella cosa no era una mujer, mucho menos un ser humano, era algo con forma femenina que portaba una pistola de la marca Colt en su mano derecha y, con una velocidad inimaginable, cargó su revólver que sostenía en la izquierda.

Aquella horrible marca con forma de D brilló nuevamente dándole un toque final a su infernal figura. Colt solo se dedicó a rematarlos sin ningún tipo de piedad, los hombres caían al suelo recibiendo disparos a su cerebro, rostro y cuello, no había tiempo para disparos placenteros a sus estómagos, piernas o testículos. Colt fue rápida, silenciosa y letal.

El gobernador le apuntó a la espalda y disparó, ella recibió el tiro; pero se dio vuelta y le dio un disparo en el hombro obligándolo a soltar su arma.

- Espera tu turno- siseó esbozando una tétrica sonrisa que lo hizo mearse en sus pantalones

Dándole la espalda continuó rematando a los soldados quienes ya no estaban intentando defenderse siquiera, estaban huyendo por sus vidas; pero ella no dejaría ni a uno solo con vida. Uno de los hombres intentó huir en su caballo; pero recibió un disparo en la columna vertebral que lo dejo invalido, cayendo al suelo vio como Colt se le acercaba y alzando sus manos gritó

- ¡No espera, por favor no, NOOOOOOOOO!- pero ella lo remató de seis tiros en el rostro

Todo había terminado.

Acercándose al gobernador quien se sobaba su hombro herido, la vio aterrorizado por unos minutos antes de recibir cinco disparos en su cuerpo, tres en el pecho y dos en el estomago.

- Esto es por Jimmy- le contestó dándole el disparo final en el cráneo volándole los sesos. La expresión del gobernador fue la de un hombre que intentaba dar un grito inarticulado, sus ojos se fueron hacia atrás y su cuerpo cayó al suelo golpeándose la cara con la dura arena del desierto.

Con un doloroso esfuerzo, Colt retornó a la casa de Jimmy, debía ser rápida porque el medio día seria en cualquier momento.

Hope Town había sido liberada.